Miguel del Arco presenta este fin de semana su 'Hamlet' en el Central
Israel Elejalde asume el "abrumador y endemoniado" papel protagonista de la inmortal tragedia
"Un poema ilimitado habitado por un personaje ilimitado sobre un escenario que es puro espacio mental". Hamlet, el texto, para el dramaturgo Miguel del Arco. "Inabarcable. Endemoniado. Por momentos, abrumador". Hamlet, el personaje, para el actor Israel Elejalde. Los dos son los principales responsables de la versión de la inmortal obra de Shakespeare que llega esta fin de semana al Teatro Central, tras su estreno en Madrid, en uno de los montajes más esperados del año. A Sevilla, de hecho, llega con las dos funciones -hoy y mañana- completas.
Uno de los grandes nombres del teatro reciente español, bien conocido por los asiduos del Central (donde al comienzo de esta temporada presentó su Antígona), Del Arco recibió la propuesta de montar Hamlet de Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que coproduce la obra. La primera reacción fue cierto temblor de piernas. "Es difícil hacer una obra así: todo el mundo la conoce, todo el mundo sabe cómo hay que montarla. ¿Cómo sorprendes? Pero la cuestión es que no creo que sorprender deba ser la premisa de la que se parta. La obra es muy complicada, muy larga [unas tres horas en esta versión], y tiene tal densidad filosófica que en última instancia uno tiene que elegir y no caer en la tentación de abarcarlo todo y caer preso de la ansiedad", explica el autor de esta versión.
"Shakespeare parece inalcanzable. Está allí arriba, tan alto... Asumí que la única manera de hacerlo era bajarlo y mirarlo frente a frente. Después de todo él siempre habló de la condición humana, y eso ya no es tan lejano", explicaba ayer en el Central el dramaturgo junto al protagonista de la función, Elejalde, y la actriz Ana Wagener, que asume el papel de Gertrudis, reina y madre de Hamlet.
"Cuando uno se mete en serio en esto hay personajes que siempre están revoloteando, de esos que si los haces te puedes decir que has llegado a algún sitio en la profesión. Porque no es fácil hacer este personaje, pero tampoco es fácil que te llamen para hacerlo", confesó Elejalde sobre el celebérrimo príncipe danés, que él define como un personaje "brutalmente divertido de hacer", puesto que "se mueve a toda velocidad del humor a la tragedia más absoluta".
"Es cierto", tercia Del Arco: "La obra, sobre todo, es trepidante. La acción no para, va al ritmo del pensamiento de Hamlet, que es altísimo. Hay pasajes terroríficos, pero en un segundo se dan momentos de pura sitcom. Esa mezcla de géneros es puro Shakespeare. Hamlet: un grandísimo clown, desde el momento en el que aparece en su habitación y elige fingirse loco, hasta que llega un punto en que no se sabe si lo está de verdad o sigue fingiendo", añade.
En esta versión, esa atmósfera de irrealidad del comienzo de la obra en la habitación del príncipe, propiciada por "el dolor, el cansancio y la sensación de terrible orfandad" de Hamlet tras la muerte de su padre -más tarde sabrá que asesinado por su hermano...-, se contagia a toda la obra. "Para mí era muy importante ese espacio mental", dice Del Arco sobre esta obra en torno a la locura, el duelo, la ira, la venganza y el velo de podredumbre moral que el poder impone sobre todas las cosas.
Junto a Wagener y Elejalde (que como Del Arco repite este año en el teatro de la Cartuja: el pasado mes de noviembre protagonizó junto a Bárbara Lennie la sonada La clausura del amor), Ángela Cremonte, Cristóbal Suárez, José Luis Martínez, Daniel Freire y Jorge Kent, todos ellos desdoblados en varios papeles, completan el elenco de intérpretes.
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