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Postales desde la brisa

Requena & Martínez | Crítica

Isabel Martínez y Marta Requena durante su actuación / Actidea

La ficha

Requena & Martínez

*** XX Noches en los Jardines del Real Alcázar. Marta Requena, violonchelo; Isabel Martínez, guitarra.

PROGRAMA: El alma que allí canta es el alma de su Andalucía / Alma de madera

Paola Requena (1982) y Marta Requena (1985): Danza de la flor del almendro

Manuel de Falla (1876-1946): Siete canciones populares españolas

El paño moruno

Nana

Canción

Polo

Paola Requena y Marta Requena: María

Enrique Granados (1867-1916) Danza española nº5 Andaluza

Federico García Lorca (1898-1936): Canciones españolas antiguas

El café de chinitas

Las tres hojas

Las morillas de Jaén

Anda Jaleo

Nana de Sevilla

Zorongo

Paola Requena y Marta Requena: Al-Hamrá

Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves 25 de julio. Aforo: Lleno.

Después de varios días seguidos de rigores estivales, agradecieron los habituales al ciclo del Alcázar la bajada de temperaturas y la brisa fresca que envolvió el concierto ofrecido por la violonchelista Marta Requena y la guitarrista Isabel Martínez, cartageneras ambas, aunque Requena es hoy profesora en el Superior de Sevilla.

Ambas intérpretes mostraron buenas maneras en un recital de música ligera, básicamente melódica, que parecía pensado como una especie de brisa fresca y relajante para el público (se les adelantó la noche). Además de transcripciones de cuatro de las Siete canciones populares de Falla, seis de las Canciones antiguas armonizadas por García Lorca y la Andaluza de Granados, tocaron tres piezas que llevaban la firma de la propia Marta Requena y su hermana Paola (guitarrista), especies de postales musicales, pretendidamente evocativas que se nos dijo estaban inspiradas en los almendros en flor de la Axarquía almeriense, la luna y la Alhambra. Podrían haberlo estado en cualquier otra cosa, pues objetivamente no hubo en la música ni elementos descriptivos ni vinculados a tradición musical alguna que fueran mínimamente identificables. Música ligera, por supuesto tonal, sin conflictos.

Requena y Martínez interpretaron su programa con buena coordinación general, administración moderada de matices, con algunos efectos tímbricos llamativos y notable corrección técnica, más allá de algún problema puntual con la afinación de la violonchelista (sobre todo en Canción de Falla), mezclando bien la general suavidad de Requena con un punto de incisividad de Martínez. Todo resultó fresco y fluido, como la brisa.

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