El libro como complemento

María Pagés | Crítica

Un pasaje de la obra presentada ayer en el Teatro de la Maestranza.
Un pasaje de la obra presentada ayer en el Teatro de la Maestranza. / Juan Carlos Vázquez

La ficha

*** 'De Scheherezade'. Compañía María Pagés. Baile: María Pagés, Júlia Gimeno, Almudena Roca, Ariana López, Meritxell Rodríguez, Sofía Suárez, Alicia De Castro, Raquel Guillén, Marina González Madiedo. Cante: Ana Ramón Muñoz, Cristina Pedrosa. Guitarra: Rubén Levaniegos, Isaac Muñoz. Violín: David Moñiz. Chelo: Sergio Menem. Percusión: Txema Uriarte. Dramaturgia, textos y letras: El Arbi El Harti. Composición musical: Rubén Levaniegos, María Pagés, Sergio Menem y David Moñiz. Escenografía: María Pagés y El Arbi El Harti. Iluminación: Olga García. Coreografía, diseño de vestuario y dirección musical: María Pagés. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado, 7 de octubre. Aforo: Lleno.

Uno de los momentos de más emoción de la noche se produjo cuando se asimiló la jota de las alegrías a la mosca, el estilo tradicional de la zambra de Granada. No es frecuente escuchar y ver este baile fuera de las cuevas del Sacromonte. Es un estilo que cantan y bailan las mujeres de Granada para celebrar la boda, incluyendo en la letra referencias sexuales: "la picarilla de la mosca, que dónde me vino a picar, debajo del delantal". De esta boda parece excluida toda masculinidad. La bondadosa, amable, generosa, y la otra. Dice un filósofo que en nuestro tiempo el hombre está de retirada. En este sentido, esta es una obra de nuestro tiempo. Una obra que se centra en lo femenino, concebido, si atendemos al programa de mano, por hombres como Eurípides, Mérimée, Federico García Lorca o El Arbi El Harti. Mujeres de ficción como Medea, Carmen o Yerma, o la propia Sherezade que titula la obra, que protagonizan doce coreografías marcadamente colectivas, aunque hay un paso a dos delicioso y algún solo, como el taranto que llevó a cabo la titular de la compañía. María Pagés se conoce a la perfección como intérprete y coreógrafa y sabe sacar a escena lo mejor de sí misma: esos brazos interminables, elegantes, sugerentes; esas imágenes plenas de plasticidad. Muchas de las cosas que vemos en escena nos remiten a otros espectáculos de Pagés pero creo que nunca había visto el libro como complemento del baile flamenco. Un hallazgo, en una intérprete que siempre recurre al ingenio para sus trabajos.

El espectáculo presenta la eficacia coreográfica de su creadora y también el acabado característico de esta compañía en lo que se refiere a transiciones y luces. El vestuario es a la vez informal y atemporal ya que la obra trata de entroncar con los cultos lunares de la antigüedad. La diosa blanca. El espectáculo trascurre en una sola noche y en un mes.

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