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Crítica de Música
ORQ. SINFÓNICA DE SEVILLA
Homenaje a 'Carmen'. Solistas: Rinat Shaham (Carmen), Leonardo Capalbo (Don José), Berna Perles (Micaela) y Carlos Daza (Escamillo). Compañía flamenca 'Antonio Andrade'. Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza. Coordinación artística: Cristina Hoyos. Director: John Axelrod. Lugar: Reales Alcázares (Patio de la Montería). Fecha: Sábado, 17 de septiembre. Aforo: Lleno.
En este año se ha cumplido el vigésimoquinto aniversario de la craeación del Teatro de la Maestranza y de la Sinfónica. Pero en el próximo abril se cumplirán veinticinco años que no se representa Carmen en Sevilla. La ópera, quiero decir, porque de arreglos, suites y selecciones hemos tenido en la pasada temporada una buena ración. Ración que llega al límite de lo explicable con este híbrido, más pensado para turistas que para Sevilla, que anoche se presentó en los Alcázares. La ópera de Bizet es la más representada de todo el repertorio y cada día se lleva a escena en algún lugar del mundo. Menos en Sevilla, claro, que aquí somos así, que no sabemos aún cuándo subirá al escenario del Maestranza la ópera con la que más se identifica a Sevilla.
Ya empieza a cansar la vinculación de Carmen con el flamenco porque sí. Si es porque habla de una gitana, en Il trovatore hay muchos más gitanos y a nadie se le ocurre sacar un cuadro flamenco a cantar y bailar por bulerías antes de la ejecución de Manrico. Que es lo que se hizo anoche justo antes de la escena de la muerte de Carmen, sin sentido dramático ni estético, sólo para abundar en el tópico y en el kitsch justo donde menos se debería caer en estas cuestiones.
Ya que no tenemos la ópera, hay que conformarse con una selección, que en lo musical sí que funcionó a mejor nivel que en lo conceptual. Axelrod imprimió brío y quizá demasiado sonido en los momentos más populares, pero fue la suya una batuta siempre atenta a la acción dramática y a las entradas de los cantantes. La orquesta sonó con calidad, salvo algunos pasajes chillones en los violines primeros en el preludio del cuarto acto. Como estridentes sonaron las sopranos del coro en varias ocasiones.
Es la Carmen de Rinat Shaham un volcán de pasión y sensualidad, con una voz de denso y oscuro color, pero con brillo y buenos graves que le permitieron salir airosa de la escena de las cartas. Debería controlar la tendencia a exagerar el fraseo y alargar las frases desvirtuando la línea de la melodía. Pasional y de timbre corpóreo, Capalbo tuvo su mejor momento en la escena final, pero en los pasajes delicados le faltó regular y matizar. Daza es también una voz sobrada de potencia, de dinámicas fijas y algo corto de graves. Con todo, la mejor de la noche fue Berna Perles, una Micaela delicada, lírica y emotiva, de una línea de canto impoluta y gran sensibilidad expresiva.
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