La magna
'Letras en Sevilla' saca a los Álvarez Quintero "del baúl de lo apolillado"
Una propuesta de Pérez-Reverte
Cajasol dedica el día 13 una jornada a los autores con un coloquio y la representación de las obras 'Sangre gorda' y 'Ganas de reñir'
En la memoria colectiva, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero han arraigado como culpables de los estereotipos que aún arrastra Andalucía, como sinónimos del conservadurismo más rancio. Cansado de comprobar cómo sus figuras eran "denostadas, situadas en el baúl de lo apolillado", el escritor Arturo Pérez-Reverte decidió "rescatar con todos los honores" a los creadores utreranos y dedicarles atención dentro del ciclo Letras en Sevilla Letras en Sevilla, que el novelista organiza con el periodista Jesús Vigorra. Orgullo y prejuicio: Los Quintero y Andalucía restituirá así el crédito arrebatado a estos dos autores, el próximo día 13 en la Fundación Cajasol, con una representación de dos de sus piezas más celebradas, Sangre gorda y Ganas de reñir, llevadas a escena por los compadres Alberto López y Alfonso Sánchez, y un coloquio al que han sido invitados los veteranos Gemma Cuervo y Emilio Gutiérrez Caba.
Pérez-Reverte, que cerró este año con Sabotaje su trilogía sobre el espía Lorenzo Falcó, lamenta la miopía con la que se juzgó a los dramaturgos. "Se les reprochó que la Andalucía que retrataban en los sainetes no era la real: era una Andalucía bienhumorada, urbana, amable, y no la de la gente que pasaba hambre en el campo", señala el narrador, para quien los hermanos no hacían sino "dar simpatía y felicidad" a los espectadores.
Otras acusaciones infundadas que acabaron empañando el recuerdo de los Álvarez Quintero fueron el hecho de que el franquismo "se apoderó de su obra y su universo" y que la juventud califique su legado "como caspa, cuando en realidad resultan de una gran modernidad". Ejemplo de esa audacia serían, prosigue Pérez-Reverte, "los dos textos que se van a representar, que son absolutamente feministas".
A pesar de que la propuesta de los Álvarez Quintero cautivó a un poeta en las antípodas como Luis Cernuda -que cuando murió dejó en la máquina de escribir unas notas incompletas sobre ellos-, ese recelo con el que hoy se contempla la obra de los hermanos estaba muy extendido. "Yo tenía mis reparos ante ellos", admite Vigorra, que encontró estimulante esa actitud "tan revertiana" de "provocar a rancios y a progres" con la elección. Alfonso Sánchez confiesa igualmente que, cuando montaba Patente de corso, un espectáculo basado en artículos de Pérez-Reverte, encajaba con incomodidad que el escritor le sugiriera a los autores de Malvaloca o Las de Caín. "Yo me decía: Me cago en la leche, con lo que yo respeto a Arturo...", bromea el director y protagonista de El mundo es nuestro y su segunda entrega, El mundo es suyo, que, cuando al fin leyó esos textos que había evitado, halló "una carpintería teatral al nivel de Shakespeare o Lope".
Lo cierto, asegura Alberto López, es que con los Álvarez Quintero se puede aplicar una máxima "que defendió Scorsese cuando recibió el Princesa de Asturias de las Artes, que no había películas viejas, sino películas que no habías visto. Estas obras definen a los personajes de una manera maravillosa, y en ellas se ve que los autores amaban el teatro, a los actores, a los escenógrafos, a los sastres".
Carmen Canivell y Eva Marciel, las actrices que interpretan respectivamente Sangre gorda y Ganas de reñir, ahondan en esa fuerza con la que los Álvarez Quintero perfilaban a los personajes femeninos. "Estas mujeres son astutas, listísimas, saben guiar al hombre", dice Canivell. "No son sumisas y toman las riendas de su vida. No están a la sombra", añade Marciel. Para redescubrir a los Álvarez Quintero en esta función "única y exclusiva", los interesados pueden lograr una invitación llamando a los teléfonos 954508200 o 954508213.
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