El canto más sutil

PAULA RAMÍREZ | CRÍTICA

Paula Ramírez, Carlos Aragón y el bel canto.
Paula Ramírez, Carlos Aragón y el bel canto. / Federico Mantecón
Andrés Moreno Mengíbar

06 de junio 2024 - 23:59

La ficha

****Programa: Obras de M. Ravel, L. Delibes, F. Obradors, W. A. Mozart, V. Bellini, A. Vives y Giménez/Nieto. Soprano: Paula Ramírez. Piano: Carlos Aragón. Lugar: Real Círculo de Labradores. Fecha: Jueves, 6 de junio. Aforo: Casi lleno.

En contra de las reticencias de algunos miembros del jurado, Paula Ramírez se alzó con el Premio del Público del último Certamen de Nuevas Voces convocado por la Asociación Sevillana de Amigos de la Ópera. Y se mostró una acertada elección, porque la cantante sevillana se ha manifestado una notable elección en estos cinco meses que la convierten en una artista a tener en cuenta a nivel nacional.

Sorprende en ella la naturalidad de su canto. Tratándose de una soprano ligera de coloratura, en la que la técnica juega un papel fundamental a la hora de abordar las estratosféricas regiones del Mi, Fa y Sol sobragudos, Paula Ramírez consigue que todo eso quede camuflado por la forma tan natural de emitir, liberada y a gola aperta. El sonido sale con brillo desde el primer ataque, incluso en las dinámicas más bajas, proyectado perfectamente, sin toques de gola ni de nariz, con un timbre rutilante, diamantino, como un cascabel de plata capaz de llenar el espacio. Y, además, con un fraseo elegante, nada forzado, que le hace abordar el repertorio belcantista con maestría en el canto sul fiato, con una línea perfectamente ligada y festoneada de reguladores y acentos con una eficacia expresiva inmediata, como se manifestó en la escena de I Capuleti e i Montecchi. En las piezas más pirotécnicas apabulló su control de los picados, los trinos, las escalas descendentes, siempre conectado todo ello con la línea melódica de manera orgánica. Sólo en el pasaje más virtuosístico de O zittre nicht se pudo apreciar cierta rigidez en el movinmiento de la voz. Pero también supo seducir con su fraseo lánguido, mórbido, con medias voces nítidas como las que le permitieron firmar unas sensibles canciones de Fernando Obradors. Finalmente, su desparpajo en las piezas de zarzuela (quien la siga en sus intervenciones en las temporadas de la Compañia Sevillana de Zarzuela lo sabe) le hizo coronar su recital con el entusiasmo del público.

Claro que tuvo a su lado a un maestro como Carlos Aragón, que sabe acompañar a los cantantes como pocos, respirando con ellos y adaptándose a sus necesidades. Mostró un claro dominio del color como elemento expresivo en las canciones populares griegas de Ravel y en las canciones españolas de Obradors.

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