Combate entre la incuria y la excelencia
La Fonte Musica | Crítica
La Ficha
LA FONTE MUSICA
**** 41 edición del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS). Programa inaugural. La Fonte Musica: Mauro Borgioni, barítono (Testo); Alena Dantcheva, soprano (Clorinda); Massimo Altieri, tenor (Tancredi) [Solistas en el Combattimento]. Alena Dantcheva y Anna Piroli, sopranos; Marine Fribourg, alto; Massimo Altieri y Gianluca Ferrarini, tenores; Guglielmo Buonsanti, bajo; Stefano Rossi y Gabriele Pro, violines; Gianni De Rosa, viola; Mauro Colantonio, viola da gamba y lirone; Vanni Moretto, violone; Federica Bianchi, clave; Michele Pasotti, tiorba y dirección.
Programa: La sera del Combattimento
Salomone Rossi (c.1570-1630): Sinfonia grave à 5 [Sinfonie et Gagliarde, Libro I, 1607]
Claudio Monteverdi (1567-1643): Sfogava con le stelle [Madrigali a 5, Libro IV, 1603] / Cruda Amarilli [Madrigali a 5, Libro V, 1605]
Dario Castello (c.1590-c.1630): Sonata XV [Sonate concertate in stil moderno, Libro II, 1629]
Claudio Monteverdi: Anima mia perdona – Che se tu se’il cor mio [Madrigali a 5, Libro IV, 1603] / Sinfonia [Orfeo, favola in música, 1607] / Ohimè il bel viso [Madrigali a 5, Libro VI, 1614] / Sinfonia [Madrigali guerrieri et amorosi, Libro VIII, 1638] / Zefiro torna e ’l bel tempo rimena [Madrigali a 5, Libro VI, 1614]
Salomone Rossi: Sonata prima detta la moderna [Il terzo libro de varie sonate, sinfonie, etc., Op.12, 1613]
Claudio Monteverdi: Hor che’l ciel e la terra [Madrigali guerrieri et amorosi, Libro VIII, 1638] / Combattimento di Tancredi e Clorinda [1624 / Madrigali guerrieri et amorosi, Libro VIII, 1638]
Lugar: Espacio Turina. Fecha: Viernes, 1 de marzo. Aforo: Tres cuartos de entrada.
Sin apenas comunicación, sin redes sociales, sin fotógrafo oficial, sin una sola banderola indicativa del evento, sin programa de mano, con todas las butacas del protocolo institucional vacías (¡vergüenza!). Así se inauguró la 41 edición del Festival de Música Antigua de Sevilla, que parecía imposible tanta desidia, tanto abandono, tanta incuria.
Por suerte, la parte artística resultó excelente. Monteverdi es apostar siempre a ganador, y esta conmemoración del cuarto centenario del estreno en Venecia del Combattimento de Tancredi e Clorinda –auténtica ópera en miniatura– estaba fundada en buenos mimbres, un conjunto italiano que ofreció una selección de madrigales de los libros IV a VIII con esas virtudes que se atribuyen a los grupos del país: calidez, claridad, perfecta dicción, buen equilibrio entre el necesario empaste de las voces y su distinción, perfilado bien marcado por los extremos del registro, buena administración de los matices retóricos...
Acaso el arranque con “Sfogava con le stelle” quedó algo frío y en algún momento de los madrigales más desnudos (“Anima mia perdona”, también del libro IV) algunas voces parecieron empequeñecidas, pero “Cruda Amarilli” fue ya soberbio en sus énfasis bien marcados sobre esas disonancias que en su tiempo tanto condenó Artusi. La parte dedicada a los sonetos de Petrarca resultó de extraordinaria variedad y hondura, con dos madrigales del Libro VI, en los que la independencia de las voces fue imponiéndose a su igualdad hasta desatarse toda su abigarrada diversidad en un magnífico “Hor che’l ciel e la terra” del Libro VIII, con unas progresiones de admirable flexibilidad.
El conjunto instrumental, con Stefano Rossi, que estuvo hace sólo unos días con la OBS, como primer violín y un sensacional Michele Pasotti dirigiendo con una tiorba que fue todo expresión, resultó impecable, lo mismo en los interludios (espléndido sobre todo Castello) que en los acompañamientos, con un bajo sólido de tímbrica versátil. Todo lució especialmente en un Combattimento conmovedor, que contó con dos espléndidos solistas en los papeles de Tancredi y Clorinda, pero que estuvo marcado sobre todo por el Testo de Mauro Borgioni, voz poderosa, penetrante, de proyección impecable, rotunda en los graves, tersa en los agudos, de un fraseo de exquisita plasticidad y fiato interminable, entendiendo a la perfección la combinación de estilos de Monteverdi (la articulación de los pasajes en concitato resultó tan natural que pareció hasta fácil) y dejando unas ornamentaciones en la estrofa de “Notte” (la única en la que Monteverdi dio libertad al solista) plenas de imaginación y virtuosismo.
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