Marco Socías | Crítica
Guitarra elegante y elocuente
Novedades discográficas | La Caramba
LA CARAMBA
José Castel (1737-1807): Sinfonía nº3: Allegro
Anónimo: La Caramba [1776]
Pablo Esteve (c.1730-1794): Los duendecillos [1782]
José de Nebra (1702-1768): Obertura de Iphigenia en Tracia
José Castel: El arrendador del sebo
Bernardo Álvarez Acero (1766-1821): Fandango
Pablo Esteve: Los mormuradores [1779]
María Hinojosa, soprano
Forma Antiqva: Jorge Jiménez (concertino), Roger Junyent, José Manuel Navarro, Daniel Pinteño, Pablo Prieto y Fumiko Morie, violines; Ruth Verona y Ester Domingo, violonchelos; Jorge Muñoz, contrabajo; Pedro Castro y Daniel Ramírez, oboes; Jairo Pablo Gimeno y Pepe Reche, trompas; Pablo Zapico, guitarra barroca; Daniel Zapico, tiorba; Daniel Oyarzabal, clave; Pere Olivé, percusión.
Director: Aarón Zapico
Winter & Winter
María Antonia Vallejo Fernández nació en Motril en 1751. A los 17 años se trasladó a Cádiz, donde encontró una efervescente vida teatral. Allí debió de conocer al empresario Manuel Martínez, quien impulsó su carrera de actriz-cantante y la presentó en Madrid en 1776. Su impacto en las escenas madrileñas fue extraordinario. Conocida como La Caramba los más reputados compositores del tiempo escribieron tonadillas para ella y se le rindieron aristócratas, profesionales y burgueses. En 1785, por sorpresa, arrepentida de su anterior vida dicen que por un sermón del reaccionario fraile Diego José de Cádiz, abandonó el teatro y se dedicó a la oración y la penitencia. No debió de sentarle muy bien el cambio pues falleció sólo dos años después.
La Caramba es la protagonista del último disco de Forma Antiqva, el formidable conjunto de los hermanos Zapico. Aarón Zapico cuenta que es el primer disco del grupo que no surge de un proyecto propio: "Nos lo encarga Juan Carlos Garvayo para el festival Música Sur en Motril en 2020, aunque nosotros le habíamos echado ya el ojo a toda esta pléyade de cómicas españolas de la época, La Caramba, La Tirana, La Pulpillo, La Lavenana, La Guzmana, La Granadina… Fue empezar a bucear en la figura de María Antonia Vallejo y quedar fascinados por su vida fulgurante y la influencia que ejerció no solo a nivel artístico, sino también empresarial: fue sindicalista, empresaria, bailarina, actriz, cantante, se decía que bastante virtuosa. Teníamos experiencia en el mundo de las tonadillas por un proyecto que hicimos para la Fundación March y el Teatro de la Zarzuela con Ruth Iniesta. Entonces ofrecimos cuatro tonadillas de Blas de Laserna, que tuve que elegir de unas 150 que se conservan. Para este trabajo les pedimos a los musicólogos de Ars Hispana que nos hicieran un cribado de tonadillas que se supiera fehacientemente que habían sido escritas para La Caramba o que fueron interpretadas por ella. Partiendo de esa selección escogí estas cuatro que me parecieron las más interesantes por diversas razones, musicales y teatrales. El mundo de las tonadillas es un océano que está sin navegar en España".
Con María Hinojosa, la soprano barcelonesa escogida para dar la imagen de la tonadillera motrileña, había contactos desde antiguo "esperando el proyecto en que mejor encajara. Ella es una solista de las que llena sola el escenario. Es absurdo contratarla para un segundo papel. Tenía que ser un proyecto muy definido. Pensamos en ella no sólo por sus actitudes canoras, sino por su presencia, su garbo, su dominio de la escena. Además tiene una tranquilidad vital asombrosa, va siempre a 60 pulsaciones por minuto y lo controla todo. Fue un lujo trabajar con ella". María Hinojosa confirma este extremo: "En 2017, Aarón me propuso participar en Los elementos de Literes, pero no pude por fechas, y desde entonces buscamos algo que me fuera bien. Y me propuso esta maravilla de proyecto, en el que puedo trabajar desde la parte actoral. Me dio completa libertad para afrontar esos textos y esas músicas". La soprano barcelonesa también había afrontado antes otro proyecto de tonadillas: "Fue casi paralelo a esta propuesta. Lo hice en el Teatro Clásico de Madrid con la dirección de Xavier Albertí y con Luis Homar".
Para la soprano, "el repertorio de la tonadilla es maravilloso. Me atrajo porque explica nuestra historia. Lo que se dice en esos textos tiene varias lecturas. La monarquía deja de ser cerrada, los reyes empiezan a salir a la calle, a mezclarse con el vulgo. Todos los estamentos están juntos. Sigue habiendo negros y blancos, pero van todos juntos a ver estas funciones. La corte va a presenciar estos espectáculos en teatros y corralas donde el público más llano tiene también acceso. Se mezclan con ellos y escuchan lo mismo, las críticas, que cada cual entiende a su manera. Cada estamento hace su propia lectura. Estas obras explican todo eso, todas las relaciones sociales del tiempo. No deja de ser una especie de comedia del arte en un estilo español, que parte de una gran mezcla cultural. Y está hablando de lo que ocurre en la calle, además con un componente feminista importante: nos cuesta imaginar lo que supone que en el siglo XVIII hubiera una mujer que escogiera la forma de vida de María Antonia, y que pudiera llevarla adelante con libertad. Pero eso es también parte de nuestra historia. Parece ciencia ficción, pero formaba parte de la vida cotidiana".
Para Aarón Zapico uno de los principales estímulos para afrontar este proyecto es que se trata de "una música abierta a la interpretación. Las partituras están prácticamente en blanco, no hay un solo detalle interpretativo que esté en la partitura. Había una serie de automatismos a la hora de escribir, porque se hacía con prisa, porque había que crear la tonadilla en un día, hacer las partes, ensayarla… y no se ponían a pensar si esto es fuerte o piano y si ahora quitamos los oboes para hacer la escena más íntima. Todas esas decisiones, y muchas más, forman parte del trabajo que hemos hecho para este proyecto. Hay que hacer un trabajo de imaginación, de colorear el continuo, he añadido percusión, en algunos momentos he quitado los oboes y las trompas, cosas que se hacían en la época, aunque no esté escrito. No había necesidad de que permaneciesen esas instrucciones. Y aun tienes que seguir escuchando de muchos que todo está en la partitura. Cuando llegas así a una orquesta sinfónica, los músicos se sorprenden del tipo de trabajo que hacemos".
Para María Hinojosa, "los españoles tenemos problemas para reconocer quiénes somos. No valoramos lo suficiente nuestro patrimonio. Por suerte, en los últimos años gente del teatro y algunos musicólogos locos han estudiado este mundo de la tonadilla que es un reflejo maravilloso de la cultura de la época". La cantante de Sabadell pretende ir más allá de lo literal con su interpretación: "Me resulta más interesante interpretar esta música desde la comprensión del contexto social, político y cultural al que yo pueda acceder. Ir un poco más allá para ir construyendo incluso la forma de decir, porque las tonadilleras de la época declamaban, y por eso la línea de canto es tan central, pocas veces sube como si estuviéramos cantando un aria de ópera. Tenemos que entender eso, qué castellano se hablaba, qué modismos se usaban, y una vez que sabemos leer eso, nos venimos al presente, con nuestras propias convenciones. Pero ya todo es distinto, todo cambia cuando las cosas se ven desde atrás. Tuve en cuenta el espacio en que se hacía, el número de personas para el que se hacía, los músicos que tocaban con ella, si la expresión de cada fragmento era más lírico o más dramático. Partiendo de todo eso, para la grabación tuve que exagerar determinados matices, algo que en directo no es tan necesario porque la escena te permite expresar eso de otra manera, con otra vía de comunicación, el gesto y la presencia. Se trata de transmitir todas esas particularidades que hay en el texto y en la música a partir de un buen entendimiento previo del contexto".
Forma Antiqva estrenó el espectáculo de La Caramba en El Escorial en julio de 2020 antes de presentarlo en el propio Motril. En el verano de 2021, siempre con María Hinojosa encarnando la figura de María Antonia Vallejo, lo ofrecieron en el Festival de Santander. No han vuelto a hacerlo. "No confío en que la salida del disco le dé una nueva oportunidad al espectáculo. No grabamos para que nos salgan conciertos. De esa utopía hemos aterrizado ya. La deficiencia de programación de música española es un poco inexplicable. A veces recuperas el patrimonio pero para poner una especie de pica y decir que ya se ha hecho, y luego se olvida. No está normalizado. ¿Para qué grabamos entonces? Yo grabo para dejar constancia de lo hecho. Los discos son una fotografía sonora de un pasado. En este disco es recordar Motril, recordar las conversaciones con Juan Carlos, la investigación que hicimos, es un cofre de pequeños recuerdos. A nivel empresarial es necesario seguir grabando, nos posiciona, nos pone en actualidad, quizás algún programador se interese por ello, pero entre los diez primeros puntos que nos llevan al estudio de grabación le aseguro que no está el conseguir conciertos".
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