'Kooza': un feliz regreso a los orígenes

Circo del Sol

El Circo del Sol estrena este jueves en Sevilla una obra que se centra en los payasos y las acrobacias

Un acróbata se prepara para las funciones de 'Kooza' en Sevilla. / José Ángel García

El clownMiguel Berlanga pasó el casting para trabajar en el Circo del Sol, y, sin saber aún qué espectáculo le esperaba, asistió a una función de KoozaKooza. "Me quedé fascinado", recuerda. "El show tiene la virtud de hacerte olvidar tus problemas: las hipotecas, los desamores, todo lo malo pasa entonces a un segundo plano. Mientras lo veía, pensé: yo quiero estar aquí. Y, ya ves, los sueños se cumplen", dice el intérprete, que ahora, "va a hacer ya cuatro años", forma parte de una obra que desde este jueves y hasta el 8 de marzo se puede ver en la carpa que Cirque du Soleil ha instalado en el Charco de la Pava.

Kooza es el homenaje con el que la compañía de origen canadiense y alcance mundial regresa a sus raíces. Su director, David Shiner,David Shiner, descartó la complejidad tecnólogica y la aparatosa ambición de otras propuestas para centrarse en "la esencia del circo, los artistas": el montaje apostaría, principalmente, por los payasos y las acrobacias. "Kooza fue la respuesta a producciones más modernas, más difíciles de montar y más pesadas de tamaño que hicimos en el Circo del Sol", sostiene el director de la gira, el español Yago Pita. "Queríamos volver a lo conciso, a lo sencillo, pero con un mensaje potente que despertara muchas emociones", añade.

Una trabajadora da los últimos retoques al vestuario. / José Ángel García

El fantasioso viaje que Inocente, el protagonista, emprende gracias a una caja de sorpresas [el título significa caja en sánscrito] reivindica con humor "la comedia de la simplicidad, de la vida, el poder reírse de esas cosas mundanas que nos preocupan", revela Pita. "Al mismo tiempo que el personaje vive muchas aventuras, el público se reconoce en lo que siente", explica el director de la gira, que señala que conceptos como la amistad, la risa, la pena o la inquietud se ilustran con acrobacias como el manejo de aros, el contorsionismo, el equilibrio sobre sillas, el alambre alto o la rueda de la muerte, números que los intérpretes del Circo del Sol abordan con su habitual virtuosismo.

Yago Pita. / José Ángel García

Berlanga encarna a "uno de los dos bufones del rey" con los que se topará Inocente. "Actuamos con el personaje principal, entre nosotros e interactuamos también con el público. Que se prepare la gente de Sevilla, que hay quien pisará el escenario un ratito. Pero que no se asusten que los trataremos con respeto. El público siempre se va contento", advierte este profesional que estudió en la Escuela de Arte Dramático de Valladolid "para ser un actor normal. Estudié Literatura, Historia del Teatro, Verso, Voz, Cuerpo, Pantomima... pero ya en el primer curso dimos la comedia del arte y me enamoré. Cuando descubrí el código gestual, las máscaras, supe que no había vuelta atrás", relata Berlanga, visto en proyectos como la serie El secreto de Puente Viejo o la película Agnosia, que formó una compañía, Telón de Azúcar, "que aún sigue en activo".

"Si eres clown", prosigue el actor, "el Circo del Sol es el mejor sitio donde puedes estar, y más si se trata de un espectáculo como Kooza. Te arropan la mejor técnica y el mejor equipo: la finalidad de la compañía es que el público se vaya con una sonrisa, y para conseguir eso cuidan a los artistas", celebra Berlanga, que se enfrenta cada noche, pese a que "el montaje está muy rodado", a la posibilidad de improvisar gracias al contacto con el público al que saca a escena. "No sabes lo que va a pasar, y eso mantiene vivo el espectáculo", comenta.

El equipo del Circo del Sol ultima ya en la carpa azul y amarilla que ha instalado en el Charco de la Pava la producción que presentará en Sevilla durante casi dos meses. "Hemos estado en Valencia, Gijón, Málaga y Madrid, pero recalar en Sevilla siempre es especial", apunta Pita. "Aquí el público es muy cálido, muy generoso", opina el responsable de coordinar a los acróbatas, músicos, cantantes y actores, también a la gran familia que se extiende a "personal técnico, de oficinas, entrenadores... En total son 122 empleados, y a todos les afecta lo que ocurre en el escenario".

Miguel Berlanga. / José Ángel García

Y lo que ocurre, adelanta Pita, como suele suceder con Cirque du Soleil, es magia. "Y en Kooza especialmente. Algunos espectáculos, pienso en Alegría, Quidam o Saltimbanco, llevaban a revivir esa ilusión y esa inocencia de cuando eras niño e ibas con tus padres al circo. Esta obra retoma ese espíritu. Cada vez que entro en la carpa, que oigo la música y veo este show regreso a mi niñez. Lo bueno es que Kooza remueve ese sentimiento en los adultos, pero también funciona muy bien en el público infantil. Tiene muchas lecturas".

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