"Nuestro acercamiento es muy flamenco, pero por la actitud"

Juan Sancho | Tenor

El tenor sevillano Juan Sancho presenta junto a Miguel Rincón un álbum dedicado a los tonos humanos de José Marín

Juan Sancho y Miguel Rincón en actitud flamenca.
Juan Sancho y Miguel Rincón en actitud flamenca. / Luis Ollero

La ficha

JOSÉ MARÍN: LOVE SONGS

José Marín (1618/19-1699): Qué bien canta un ruiseñor / Ojos pues me desdeñáis / Sepan todos que muero

Gaspar Sanz (1640-1710) / Miguel Rincón (1979): Jácaras

José Marín: Hizo paces con Anarda / Aquella sierra nevada / De amores y de ausencias

Gaspar Sanz: Marionas

José Marín: Montes del Tajo, escuchad / Canta, jilguerillo / Corazón que en prisión

Gaspar Sanz: Tarantella

José Marín: Qué dulcemente suena / Amante ausente y triste

Juan Sancho, tenor

Miguel Rincón, guitarra barroca

Gemelli Factory

Hablo con Juan Sancho (Sevilla, 1982) el miércoles 30 de noviembre por la mañana, cuando acaba de dejar a sus hijos en el colegio y está a punto de coger un avión para Basilea, donde cantará por primera vez la 9ª sinfonía de Beethoven. Eso será el viernes 2, un día antes de la presentación en el Espacio Turina de su último álbum, que, junto a la guitarra del también sevillano Miguel Rincón, ha dedicado al madrileño José Marín (c.1618-1699).

–¿Cuánto tiempo planeando este disco?

–Hicimos un programa muy parecido en el Turina en el Otoño Barroco de 2020. Y nos quedamos con tan buen sabor de boca y trabajamos tan a gusto juntos que pensamos que eso tenía que plasmarse discográficamente. Miguel y yo habíamos estudiado juntos y hemos trabajado muchas veces juntos, pero no habíamos trabajado nunca en un programa a dúo. Comprobamos que manejábamos un lenguaje parecido, un acercamiento parecido, que no es que sea absolutamente heterodoxo, pero sí se sale de la ortodoxia habitual. Yo intuía que iba a ir bien, y se confirmó. Planteamos pequeños cambios en el repertorio y nos decidimos a hacer la grabación

–¿Por qué ahora José Marín?

–Tengo ya un disco de Juan Hidalgo con los AlqhaiJuan HidalgoAlqhai y era el otro gran nombre de la canción del Barroco español, que me apetecía hacer. Soy un gran admirador del José Marín que grabó Montserrat Figueras. Me gusta muchísimo. Ella y Jordi Savall encontraron algo único. Tienen una heterodoxia que va en otro sentido, no en el nuestro, que es más folclorista, el suyo va más hacia las músicas del mundo. He escuchado mucho su disco.

–¿En qué sentido es ortodoxo su acercamiento?

–Por ejemplo, en el orgánico. No es frecuente hacer un disco tan a palo seco. Normalmente se acompaña con otros instrumentos, percusión sobre todo, que está muy bien. Pero no era nuestra apuesta. Queríamos hacer hincapié en esa imagen del José Marín que se acompañaba a sí mismo con la guitarra. En ese sentido, ortodoxia total. Ortodoxia también en que no hemos hecho todas las coplas de cada tono, pero en la mayor parte de los casos sí casi todas, que normalmente es algo que no se suele hacer. Queríamos desarrollar el lado poético, literario de los tonos, repetir los textos por amor a la poesía barroca española, al español en sí mismo, cada vez con una pequeña variación.

–Pero el disco empieza con una falseta flamenca…

–Sí, empezar con una seguiriya ha sido una licencia poética que nos hemos permitido, pero hay muchos tonos que tienen compases de doce tiempos, y si eres de Despeñaperros para abajo eso te evoca una familia del flamenco que es la familia de la bulería y de la soleá, eso es indiscutible. La escala frigia también aparece mucho, que es verdad que está también en los pasacalles italianos… Pero eso acompañado con la polirritmia barroca española, la hemiolia, y el hecho de que fuera un acompañamiento con una guitarra sola, con la posibilidad del rasgueado, nos llevaba muy fácilmente a hacer una pequeña exploración en el lado del flamenco, pero modesta y sin pretensiones.

–No tan modesta, en el final de Hice paces con Anarda se arranca por bulerías…

–Sí, bueno, esa ha sido la otra gran licencia, un tributo a Camarón, por el que tanto Miguel como yo tenemos una admiración desmesurada, como casi cualquier músico andaluz que conozca algo de flamenco. Podríamos haber hecho otro recurso, pero él metió una blue nota flamenca… y empezamos a trabajar por ahí… Y luego hay también otras cosas por su parte, algunos rasgueos abandolaos que no tienen que ver con la escritura original de Marín, que tiene el punteado y ya está.

– Y la pronunciación…

–Es verdad que a veces me dejo llevar por el acento sevillano. No estaba decidido a priori, fue saliendo así. Por ejemplo, en Corazón, que en prisión yo le propuse a Miguel hacerlo con un tempo lentísimo, que fuera más parecido a un bolero latinoamericano, y cuando Miguel me hizo aquella introducción tipo Los Panchos, a mí aquello me llevaba a un tipo de pronunciación concreta, me salía decir ‘corasón’ y no ‘corazón’. La propia introducción instrumental me colocaba en ese sitio. En la vida diaria me pasa. No tengo un acento cerradísimo sevillano ni tampoco neutro. Si estoy en Sevilla me sale el sevillano, y cuando me voy a Madrid o a otro sitio y escucho a todo el mundo diferenciando las eses de las cetas me mimetizo con eso. Y eso mismo me pasó con la música: en los aires muy folclóricos me salía la cosa andaluza, y cuando se habla de los montes del Tajo me salía una cosa más castellana. Puede que sea algo inconsistente, pero es pretendidamente inconsistente.

–No se ahorra algunos recursos cercanos al belcantismo, como en la cadencia final de Ojos pues me desdeñáis.

–Sí, pero bueno, eso a mí no me evoca algo belcantista. Lo hago con un falsete muy en piano, no es una salida lírica, operística de hacer una nota fuerte, muy tenida y tal. En realidad me evoca algo más pop que belcantista.

–Hay también algún recurso pop en la edición del CD, como el final atenuado de Canta, jilguerillo…

–Sí, terminamos con un fade out, pero eso es un recurso no sólo del pop. Lo hace Pluhar también con la música antigua.

–¿Y eso quién lo decidió?

La estructura y la edición del disco en general es mía. Yo quería por ejemplo que el disco empezara con una seguidilla, y se lo pedí así a Miguel. Quería que alguien pusiera el disco y estuviera descolocado desde el segundo dos. Pero luego, la ejecución, la fantasía y el arte son puramente de Miguel, yo ahí no entraba.

–¿Van a salir en concierto estas sorpresas flamencas del disco?

–La estructura y el orden de las piezas son los mismos… Lo otro ya veremos, según veamos en los ensayos y en la misma atmósfera del concierto, porque en el estudio uno se monta una película, pero en el directo hay una interacción con el público, ya veremos lo que el público nos sigue, y si entendemos que podemos dejarnos ir un poco más o menos. Eso lo dirá el directo.

–¿Hasta dónde llega entonces el componente de improvisación en este trabajo?

–Depende de cómo se mire.. Ese bucle final de Hice paces con Anarda puede desenvolverse en una bulería o no. Si vemos que no va en ese momento, eso se queda en un diminuendo final. Luego, todas las introducciones a guitarra solo de Miguel son improvisadas. En el disco estaba todo muy medido, porque algunas introducciones podían pasar de los dos minutos y eso podía desequilibrar mucho el CD, pero en el concierto será distinto. Nuestro acercamiento es muy flamenco, pero no tanto por los propios recursos armónicos, musicales, del flamenco, sino por la actitud, nos preocupaba mucho que hubiera una comunicación directa, real, profunda y eso a nuestro modo de ver conecta muy especialmente con el mundo del flamenco.

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