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Juan Marsé reconoce que le gusta ser un "escritor anómalo" por vivir en Cataluña y escribir en castellano. De hecho el Premio Cervantes 2009 sostiene que esta "especie de marginación" es buena para el creador. Marsé, que el jueves recibirá el Premio Cervantes de manos del Rey don Juan Carlos, compareció en la sede del Ministerio de Cultura junto a la nueva ministra, Ángeles González-Sinde. Ante ella mantuvo, aunque "con matices" su tesis de que el problema del cine español es la "falta de talentos" y confesó que le gusta ser una especie de escritor raro.
"Esa anomalía me gusta, esas situaciones fronterizas del escritor y esa especie de marginación, incluso social, es conveniente", reconoce Marsé que pone como ejemplo a otros escritores "anómalos" como Joseph Conrad, un escritor polaco que escribía en inglés, Nabokov o Kafka. No obstante, asegura que desde niño vive en una "dualidad lingüística" que considera "natural" pero que es una "situación anómala en la medida en que la lengua propia de Cataluña es el catalán, y en consecuencia el idioma materno, y por lo tanto es un poco anómalo".
En este sentido, Marsé no duda en afirmar que que el castellano "no está en peligro, de momento" y, de hecho, hablar de que hay lenguas "amenazadas" es, a su juicio, "un disparate". "Cuando la lengua se usa como una bandera empiezan los problemas, pero yo paso de todo eso", sentencia el escritor que, en todo caso, reconoce que "tal vez" se hayan cometido y se cometan "algunos errores y algunos excesos" en Cataluña por las "quejas" de algunos ciudadanos.
En este punto puso como ejemplo el estamento judicial o el de la Sanidad "por la exigencia del catalán, que es muy fuerte", aunque deja bien claro que Cataluña siempre será bilingüe, a no ser que "los nacionalistas pongan unos muros altísimos, que separen Cataluña y España y no pueda entrar nadie".
El autor reconoce que recibir el Cervantes, le hace mucha ilusión por ser el más importante de las Letras Españolas y confiesa que el galardón no entraba en sus "cálculos" porque no suele pensar en premios cuando escribe. Marsé recuerda que su relación con Cervantes se estableció cuando él tenía 16 años y consiguió, después de tres intentos fallidos, leerse el Quijote entero, sentado en el Parque Güell. Marsé también adelantó que su discurso al recibir el Cervantes versará sobre la memoria histórica y la memoria individual, pero también hablará de la imaginación y del cine, y de su "faena" o labor como escritor.
En este punto, preguntado por sus declaraciones sobre el cine español en las que afirmaba que nuestro cine necesitaba un "buen bisturí", Marsé apunta que la nueva ministra de Cultura "puede ser una cirujana idónea". "¿Por qué no? Conoce los problemas del sector y en consecuencia es una persona ideal para ese apartado", apunta el escrito que insiste en que entre los principales problemas del cine están la falta de "estímulo en la creación" y los escasos reconocimientos de los guionistas.
"Es el trabajo menos valorado y peor pagado", denuncia Marsé, que dice haber vivido en sus propias carnes varias "experiencias frustrantes" con sus novelas al ver cómo se daban por buenas cosas "que yo nunca hubiera dado por buenas".
Con la vista puesta en el futuro, el escritor ya está trabajando en su próxima novela, de la que adelanta será "compleja" y con dos partes: una centrada en la Barcelona del año 1948 y otra que versa sobre la Barcelona actual, en donde "hay mucho territorio que explorar". "Por lo menos he avanzado en algo y ahora trato de la Barcelona actual", ironiza. Aunque después de tanto tiempo escribiendo, Marsé siente que cada vez que termina un libro tiene la impresión de "empezar de cero". "Tengo la impresión de que estoy perdiendo neuronas a chorros. Cada vez soy más quisquilloso y más desconfiado".
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