"La música de cámara se basa en la convivencia"
Joan Enric Lluna | Clarinetista
El clarinetista valenciano Joan Enric Lluna graba para Columna Música un disco en torno a la música para su instrumento de Benet Casablancas
La ficha
THE CLARINET MUSIC
Benet Casablancas (1956)
- Dove of Peace. Homage to Picasso [2009]
- Quadern de Haikus [2021]
- Romanza sin palabras (Homage to Granados) [2016]
- Epigramas Cervantinos, para piano solo [2011]
- Aforisme - In memoriam Gemma Romanyà, para piano solo [2018]
- Dues Peces per a clarinet y piano [1996 / 2000]
- Introducció, Cadenza i Ària [1993]
- Inflexió trièdrica i gratuita [1975]
Joan Enric Lluna, clarinete solista
Josep Colom, piano [en 4-6 y 8]
Juan Carlos Garvayo, piano [en 2 y 7]
Antonio Galera, piano [en 1 y 3]
Moonwinds. Directores: Pedro Alcalde [en 1] y Joan Enric Lluna [en 3]
Columna Música
El clarinetista Joan Enric Lluna es un músico polifacético: toca en la Orquesta del Palau Les Arts de Valencia (la de la ópera), trabaja como solista requerido por infinidad de conjuntos, fundó el suyo propio, Moonwinds, en 2006 en el formato del grupo de vientos y lleva años dedicado también a la direción de orquesta. Acaba de aparece en Columna Música su último álbum, que se acerca a la figura del compositor Benet Casablancas (Sabadell, 1956).
–¿Cómo surge la idea de este CD?
–De una amistad de muchos años con Benet. Cuando Joan Guinjoan me escribió su concierto, que estrené en 2004, lo conocí y ya empecé a tocar obras suyas. Lo conozco desde entonces. Estrené en España su Concierto para clarinete, Dove of Peace. Eso fue en 2012 en los ciclos del CNDM en Madrid. El concierto se había estrenado en Liverpool tres años antes con el solista de la Liverpool Philharmonic, y fue Benet quien me pidió estrenarlo en Madrid. Desde entonces surgió la idea de grabar un disco con su música para clarinete, una idea que sobre todo se afianza en los últimos cinco o seis años, que es cuando de verdad él decide llegado el momento. Y hasta que no encontramos la manera de hacerlo viable económicamente el proyecto estuvo ahí esperando. Él fue muy activo en la búsqueda de contactos para la financiación, para la discográfica, y al fin lo conseguimos. Y estoy muy contento. La dificultad técnica es entre alta y muy alta. Su música es muy interesante, pero muy compleja: hay mucho trabajo de preparación detrás, pero la compensación es por supuesto enorme. Espero que llegue a mucha gente, porque la contemporánea siempre retrae un poco, pero el público que se acerque a este disco se va a sentir muy atraído por la música.
–El Concierto lo toca con un Moonwinds ampliado…
–Hace como tres años que el grupo se expandió. Básicamente por una cuestión práctica, porque van saliendo oportunidades de hacer conciertos de cámara e incluso sinfónicos (que han salido) y he mantenido una marca, que es Moonwinds. Cuando hay un proyecto de este tipo, me parece más interesante y fiable contar con mi gente que buscar una orquesta. Musical y humanamente son afines y todo fluye de otra manera.
–El repertorio es muy variado, ¿quién lo escogió?
–El programa lo escogió Benet en su totalidad. El centro es el Concierto, que es la obra de más envergadura. Íbamos a grabar el Poema y el Momento musical, porque son obras para clarinete y piano, y luego las obras de cámara, los Haikus (que se graban por primera vez) y la Introducción, Cadencia y Aria los propuso él porque tenía ganas de que las grabáramos; las obras de piano también se las propuso él a Josep Colom, se conocen desde la juventud. La Romanza sin palabras también la propuso él, y me ha encantado, la dirigí, porque no se puede hacer sin director, me pareció una obra preciosa, de unas texturas… es posiblemente la obra que más me gusta del disco.
–La música de Casablancas es siempre de una gran riqueza textural. ¿Hay alguna textura predilecta para el clarinete, alguna en la que el instrumento brille especialmente?
–Por ejemplo, el Dove of Peace está muy bien escrito para el instrumento. Es difícil, muy complejo, pero está admirablemente escrito. Él sabe explotar muy bien la vertiente más lírica del instrumento, de forma que el intérprete se puede explayar con expresividad, y luego las partes virtuosas son difíciles, pero tocables. La música de cámara tiene una complejidad diferente, es más abstracta, más difícil de memorizar, tienes que estar siempre pendiente de la lectura, es muy contrapuntístico. Él sigue la Escuela de Viena y la lleva a un gran punto de complejidad, y siempre lo ha defendido así. La escritura para el instrumento a solo resulta especialmente brillante. De hecho Dove of Peace lo vamos a repetir, lo haremos en octubre en Barcelona y Sabadell. Es una obra que apetece volver a tocar.
–Introducción, Cadencia y Aria tiene la misma formación que el Cuarteto para el fin del tiempo de Messiaen, ¿se nota ahí esa otra influencia?
–Sin duda, sobre todo, el tercer movimiento, el Aria. Su idea era dejar la atmósfera precisa para que arrancase después la obra de Messiaen. Y es un momento precioso, porque va en diminuendo, la música llega a un punto muy sutil y etéreo, que da paso a Messiaen. En los otros dos movimientos no se nota tanto, pero en el final sí y es algo perfectamente calculado.
–¿Puede hablarme de sus compañeros en la grabación?
–Todos son muy cercanos, compañeros de muchos años. Con Josep Colom he tocado muchísimo desde hace mucho. Él se comprometió a hacer las piezas para piano solo y el Poema. Le pedí a Garvayo que hiciera las piezas de cámara. Es uno de mis pianistas de cabecera desde hace lo menos 20 años. Confío en él muchísimo, y para la contemporánea es un grandísimo maestro. Pero había algunas fechas que Juan Carlos no pudo y entonces se lo pedí a Antonio Galera, que es también un gran pianista, y vino también. Lo que es Moonwinds vientos, pues estuvo por ejemplo Juan Antonio Ferriol, que está en el grupo desde el principio, aunque también debutó con nosotros en disco la flautista, Qiao Zhang, que la conozco desde hace unos años porque tocó en la Orquesta de Cadaqués. De cuerdas la mayoría son compañeros de la Orquesta de Les Arts en Valencia. Trato de contar con gente de gran nivel musical pero con los que hay confianza. La música de cámara se basa en la convivencia, exige una relación musical y humana inseparable. Todo fluye así de otra manera.
–¿En qué proyecto de interés está ahora?
–La semana que viene empezamos ensayos de un proyecto en el que estoy absolutamente comprometido, que es la recuperación de dos ballets inéditos de Martín y Soler. Le pedí a Nieves Pascual ayuda para encontrar sus conciertos para clarinete, que están catalogados pero perdidos. Ella dio con alguna pista pero no los encontró, y sin embargo se topó en la Biblioteca del Conservatorio Nápoles con estos dos ballets en manuscrito inéditos. Me está fascinando el trabajo. Llevamos dos años. Hemos acabado las ediciones y la semana que viene empezamos ensayos, lo presentamos en Castellón y lo grabamos para Sony. En eso estoy metido al 100%. Además, hace mes y medio grabé las Sonatas de Brahms con Josu de Solaun, un pianista con el que apenas había tocado, pero salió la oportunidad y lo hicimos. Estamos esperando el resultado. Es una grabación que también publicará Sony.
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