Jimena Blázquez: "Quiero que el CAAC y el C3A hablen del tiempo en que vivimos"
Arte
La nueva responsable plantea en su proyecto museos "vivos, en diálogo con otras disciplinas" y apuesta por la internacionalización y los artistas emergentes
Bernal defiende que el CAAC necesita "un nuevo impulso"
Crisis en el CAAC
El anuncio, el pasado martes, de la destitución de Juan Antonio Álvarez Reyes como director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y el Centro de Creación Contemporánea De Andalucía (C3A), y el nombramiento en sustitución de Jimena Blázquez sin que se abriera un concurso público para ambos puestos ha provocado en estos días un enorme revuelo. Las asociaciones del sector mostraron al consejero de Turismo, Cultura y Deporte Arturo Bernal su "profundo rechazo" por un procedimiento que, como resaltaban en la carta remitida a la Junta de Andalucía, "a todas luces contraviene el Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte". La dimisión en bloque, un día después de esa misiva, de la Comisión Técnica que asesoraba el CAAC agudizó la crisis.
Blázquez (Cádiz, 1974), conocida en la escena artística por la gestión de la Fundación Montenmedio Contemporánea, miembro del Patronato de la Fundación ARCO y Premio al Coleccionismo Nacional, explica en esta entrevista las claves del proyecto que ha perfilado, en el que defiende que el museo del siglo XXI debe ser "sostenible", preocupado por la memoria y la naturaleza, un espacio "vivo" donde el diálogo con otras disciplinas estimule a los artistas y convierta también la visita de los ciudadanos en una "experiencia". La apuesta por creadores emergentes, la digitalización de los fondos y la búsqueda de la internacionalización son otras líneas en las que la comisaria y coleccionista gaditana quiere ahondar en esta nueva etapa.
-¿Cómo ha vivido la polémica que ha rodeado su nombramiento?
-Para mí, que soy muy sensible a las circunstancias del arte, que trabajo en este sector desde hace muchos años buscando la excelencia, la polémica me entristece mucho. La Junta de Andalucía decidió abrir un nuevo capítulo en el CAAC y en el C3A y en la Consejería me pidieron un proyecto, y entiendo que se lo solicitaron igualmente a otros candidatos. Al cabo de los meses me llamaron para decirme que me elegían a mí, por mis capacidades y por la propuesta que había presentado. Un proyecto que buscaba la integración del CAAC y del C3A en lo local, en las ciudades en las que están, pero también la internacionalización de los artistas con la participación en ferias y otras iniciativas, en el que proponía entre otras cosas recuperar las publicaciones o digitalizar la biblioteca. Así es como me eligieron, y sobre esa decisión no puedo decir mucho. Fue la Junta quien organizó el proceso de selección.
-Usted, que ha gestionado la Fundación Montenmedio en una dehesa y que publicó el libro La naturaleza como atelier, ¿qué tiene pensado para un espacio tan emblemático como el Monasterio de la Cartuja?
-El CAAC es un museo que he seguido de cerca desde su inauguración, y a él le dediqué uno de los capítulos centrales de mi tesis doctoral, que estaba basada en la recuperación y rehabilitación de espacios históricos, de memoria, para el arte contemporáneo. Uno de los objetivos que nos hemos puesto consiste en reactivar todos esos rincones que están en desuso en el CAAC y que no son zonas museísticas per se, pero son espacios de la memoria. Patios, jardines, capillas... Queremos integrarlos en la museografía del CAAC. Y que sean los propios artistas los que intervengan estos lugares y hablen con sus obras de temas fundamentales: la memoria, la diáspora, la sostenibilidad, cuestiones que son los grandes dilemas del siglo XXI.
-Hablando de sostenibilidad, usted colaboró con el danés Olafur Eliasson, un artista con unas marcadas inquietudes ecologistas. ¿Concibe el arte como un modo de pensar en la comunidad, de repensar el mundo en que vivimos?
-Me parece algo crucial. Para mí el arte es un lenguaje universal que nos puede ayudar a despertar conciencias, a sacarnos del adormecimiento generalizado en el que estamos. El arte puede ser un espacio de encuentro, contribuye a la integración de las minorías, a hacernos preguntas cuyas respuestas no encontramos en el día a día. Uno de los temas en los que quiero trabajar, hablando de Olafur Eliasson, es la cuestión de la sostenibilidad. Cómo hacer que ambos museos sean sostenibles a la hora de producir in situ obras, involucrando a la industria local, a los artesanos y a la ciudadanía del entorno, reciclando materiales de una exposición a otra... Lo que diríamos que es el museo del siglo XXI.
-Entre los reclamos del C3A está su colaboración con la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21).
-El acuerdo de colaboración con el TBA21 se prolonga hasta marzo de 2025, y nuestra idea es ponernos a trabajar para buscar una continuidad en esta filiación. Con el C3A y el CAAC buscamos que sea un museo vivo, donde quien venga tenga una experiencia. Eso se consigue a través del arte, pero también de propuestas educativas, de actividades culturales... creando un centro multidisciplinar donde puedas ver danza, performances, fotografía, lecturas de poesía o encuentros con escritores. Que la gente tenga la sensación de que si no va se perderá algo importante. Es un reto, lo sé [ríe].
-En la Fundación Montenmedio han creado sus obras los MP & MP Rosado, Pilar Albarracín, Cristina Lucas, Jacobo Castellano... ¿Cómo va a cuidar el CAAC y el C3A a los autores andaluces?
-Es importante dar voz a esos artistas maravillosos que tenemos en nuestra tierra, ayudarles en su promoción internacional, a través de exposiciones individuales, publicaciones, invitándoles a mesas redondas con figuras internacionales... Esa es una labor a la que me voy a dedicar en cuerpo y alma. En la periferia, más allá de los centros neurálgicos como Madrid o París, hay una creatividad extraordinaria que no responde tanto a las presiones del mercado. Quiero que el CAAC o el C3A sean como una megafonía para ese talento.
–Tendrá que pelear con el tema de las publicaciones, un apartado que sufre especialmente cuando no hay mucho presupuesto.
–Ha sido una pena porque en los últimos años ha habido pocas publicaciones, y ese es uno de los asuntos que quiero fomentar, sobre todo para artistas emergentes. Me parece más necesario en esos casos que cuando hay un creador ya asentado o se celebra una exposición colectiva. Es muy útil que los jóvenes artistas tengan como carta de presentación un catálogo serio y bien documentado, que les ayude a conseguir más difusión.
-En la Fundación Montenmedio reclutó a artistas del renombre de Marina Abramovic o Maurizio Cattelan. ¿Piensa atraerlos también al CAAC?
-Pero cuando yo los invité no eran tan conocidos, que conste, que la gente se olvida de que los artistas van evolucionando y cambiando su estatus. Cuando vino Marina Abramovic muy pocos museos la llamaban, porque se había separado de Ulay y estaba en un momento de transición. Invitar a esos artistas entonces ayudó a dinamizar sus trayectorias, que es lo que pretendo hacer en el CAAC y en el C3A, apoyar en especial a los emergentes. Me interesa mucho llegar en ese momento de la trayectoria de alguien en el que una exposición le suponga un salto en su carrera. Otra misión en el CAAC y en el C3A será la de dar voz a muchos artistas internacionales que hasta ahora no han expuesto en España, cederles un espacio para que el público andaluz y español pueda ver su trabajo.
–La mirada de Juan Antonio Álvarez Reyes estaba interesada en la geopolítica, en la creación de las mujeres artistas, a las que reivindicó en numerosas exposiciones. ¿Qué perspectiva aportará Jimena Blázquez?
–Yo quiero hablar del tiempo en el que estamos viviendo, estableciendo diálogos de participación. Y crear un museo polifónico, de muchas voces, multidisciplinar, donde los artistas también exploren trabajando en disciplinas paralelas, experimentando.
–¿Seguirán las residencias artísticas en el C3A?
–Sí, son un patrimonio único dentro de los museos españoles. Lo que hemos pensado es potenciarlas. Una residencia tiene que venir acompañada no sólo de un espacio de trabajo y de una ayuda económica, también de una estimulación intelectual. Creo que debemos invitar a pensadores, críticos, a que dialoguen con esos creadores en residencia. Y debemos promover también una integración en la industria local: que los artistas sepan quiénes son los artesanos de la zona, para que se generen colaboraciones. El trabajo en solitario en un taller es muy duro. Esos estímulos son decisivos para que los seleccionados salgan más fuertes de la residencia.
–Mencionó antes la digitalización de los fondos como una de las asignaturas pendientes.
–Me he encontrado con una biblioteca que tiene una digitalización un poco antigua, la verdad. Vamos a actualizar eso y a propiciar que sea una herramienta de trabajo tanto para investigadores como para artistas. Queremos que la biblioteca esté abierta al público, que anime a los interesados a investigar durante días y días.
-Es la primera mujer que dirige el CAAC. ¿Qué reflexión le suscita eso?
–Sorprende que no hubiese habido antes una. La política de Juan Antonio [Álvarez Reyes] en términos de género ha sido increíble y es muy interesante cómo ha reivindicado a voces femeninas, algunas de ellas un poco olvidadas. Mi idea es seguir en esa línea, porque admiro mucho lo que ha hecho en este aspecto.
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