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tributo en su tierra El Palacio de los Deportes congregó a más de tres mil personas durante las siete horas que duró la fiesta
Allí estaba. Desde el fondo del escenario divisaba cuanto pasaba. Imponente, como si nada hubiera pasado, con la cejilla al dos y entonando ese La Mayor con el que tantas y tantas veces hilvanó el soniquete de la bulería. Desde allí presidió una noche mágica en la que Jerez le convirtió en inmortal, aquella en la que amigos y seguidores quisieron elevarlo a la altura de mito, aquella que pasará a la historia y que, de una manera u otra, formará parte del corazón de los que nunca le olvidarán.
El festival flamenco para homenajear al guitarrista jerezano Manuel Moreno Moraíto Chico, dirigido artísticamente por su hijo Diego del Morao y Diego Carrasco, reunió en la velada del pasado viernes en el Palacio Municipal de Deportes de Chapín a más de 3.000 personas durante las más de siete horas en las que se prolongó este macrofestival que fue presentado por el popular presentador y aficionado jondo Jesús Quintero y que abrió, como no podía ser de otro modo, Diego a la guitarra con piezas compuestas por su padre.
La cita, en la que han colaborado "con entusiasmo" todos los artistas y que ha dado como resultado un tributo "muy emotivo", en palabras de la organización, congregó a figuras como José Mercé -del que Morao fue su fiel escudero en las últimas décadas-, Miguel Poveda, Diego El Cigala, Farruquito, Antonio El Pipa, Niña Pastori, así como grandes nombres del flamenco intemporal como Miguel Flores Capullo de Jerez, Juan Moneo El Torta, Juana la del Pipa, Paco Cepero, Juan Peña El Lebrijano, La Macanita, Fernando de la Morena, Enrique Soto o Luis El Zambo, por citar sólo algunos de los nombres de los flamencos que participaron en este multitudinario tributo. Sobre el escenario con su arte y con palabras llenas de cariño, todos ellos quisieron contribuir en el homenaje con más arte en recuerdo del carismático guitarrista fallecido el pasado agosto.
De hecho, este festival desbordó todas las previsiones y obligó al Ayuntamiento jerezano a cambiar la ubicación inicial, por falta de aforo, del Teatro Villamarta al Palacio de los Deportes. Dada la complejidad del evento, cabe destacar el excelente nivel de organización a cargo de Rafael Agarrado.
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