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La nueva rotonda de Nervión no convence

Jerez enloquece con José Tomás

El maestro de Galapagar escribe una página imborrable en la historia del centenario coso junto con el toro 'Acusado' · El Cid le acompaña en la salida a hombros y Juan José Padilla corta una oreja

Francisco Orgambides

17 de mayo 2009 - 05:00

José Tomás deja en Jerez una actuación en la cumbre, con dos faenas de muchísimo peso antes dos toros de muy diferente condición; El Cid también triunfa y le acompaña por la puerta grande tras malograr una primera actuación con la espada y Padilla, con el lote más flojo y desrazado, corta un trofeo y suma al balance no pocos puntos positivos.

Lo de José Tomás da para un libro. Enloqueció Jerez con su faena a Acusado, número 169, de Núñez del Cuvillo: No se puede estar mejor ni más completo, con la excepción del borrón de la espada. Una obra maestra de cabo a rabo con un toro de vacas. Porque si es otra plaza y otro torero, piden el indulto. Pero los aficionados querían ver a José Tomás redondear tanta belleza volcándose en el morrillo.

Lo dicho, arte y sobresalto de principio a fin en una faena completa de la mejor tauromaquia: los templados y eficaces lances de recibo rodilla en tierra, del tirón y con decisión, sin verlas venir; el ceñido galleo al caballo; el luminoso quite por delantales; los pases con la derecha, los remates y una sinfonía al natural plena de colorido y belleza. José Tomás embriagó y extasió al público a base de naturales largos, sedosos. lentísimos y por la barriga, toreando hasta con el envés de la muleta. El toro embistiendo con alegría y con largo recorrido. Un sueño para el aficionado.

Pero todavía hubo más con el quinto, un manso sin fijeza al que José Tomás embarcó y metió en la canasta con temple, muy cerca y muy bien colocado. Soberbio, sumando arte y belleza, con capacidad lidiadora y sobresalto: se lo volvió a pasar muy cerca y por la faja. De escalofrío. Indescriptible, había que estar allí y verlo. Toreo de muchos quilates.

El Cid, muy templado y soberbio con el capote con su inválido primero, falló a espadas, pero dio un recital de virtuosismo torero. Ante su segundo, por los dos pitones, faena de calidades. Un punto de inflexión para un principio de temporada en que ha sido muy cuestionado, y un torerazo que ayer no se quiso quedar atrás .

Padilla no tuvo enemigos pero dejó dos grandes tercios de banderillas -su par al violín en su primero fue impresionante- y la mejor estocada de la tarde, cortando la oreja al cuarto, sumando valor a una tarde inolvidable.

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