'Je suis narcissiste': la vanidad en los tiempos del 'selfie'

Ópera

La ópera cómica de Raquel García-Tomás, Premio Nacional de Música, llega al Lope de Vega este fin de semana.

Debido a la huelga de la Sinfónica la obra se hará con acompañamiento de piano.

Una escena de 'Je suis narcissiste'. / Guillermo Mendo

Clotilde, la protagonista de Je suis narcissiste, la ópera que se representa este fin de semana en el Lope de Vega (el sábado, a las 20:00, y el domingo a las 19:00), acude al psiquiatra para tratar un problema: está cansada de que todas las personas con las que se topa estén poseídas por una vanidad que les lleva a hablar mucho y a no escuchar nada. La mujer, no obstante, comprobará con desconcierto que el doctor Giovanni, el especialista en el que ha volcado sus esperanzas, tampoco conoce algo parecido a la humildad. La compositora Raquel García-Tomás, la dramaturga Helena Tornero y la directora de escena Marta Pazos radiografían, en una sátira inspirada en las comedias de la Edad de Oro de Hollywood, la lucha de egos y el fatuo exhibicionismo del presente en este montaje para el que el Lope de Vega se ha aliado con el Teatro Maestranza.

García-Tomás y Tornero decidieron "allá por el año 2015", en un café de Viena y tras una conversación en la que abordaron algunas frustraciones, que se tomarían con humor su próximo proyecto. Nada de gravedad, ese tono solemne con el que tantas veces se describe la condición humana. "Yo tenía algunas obras instrumentales que despertaban la sonrisa, pero nunca había hecho una ópera abiertamente cómica. Me decía: Ostras, ¿seré capaz de hacerlo?", recuerda García-Tomás sobre una propuesta que le planteaba numerosos retos. "Helena ha escrito un libreto muy divertido, con bromas muy inteligentes, pero también detalles que no eran fáciles de trasladar a música. El Doctor Giovanni, por ejemplo, termina las frases añadiendo sinónimos, tres o cuatro sinónimos de la última palabra que ha dicho. ¿Qué debía hacer con eso?", señala la compositora, reconocida con el Premio Nacional de Música y el Premio Ojo Crítico.

Raquel García-Tomás (Barcelona, 1984). / Guillermo Mendo

La autora admite que fue "fundamental" la entrada en el proyecto de Marta Pazos, una de las directoras de escena más solicitadas de la actualidad. "Como Marta no lee partituras, yo cantaba y tocaba fragmentos y se los enviaba... Fuimos construyendo los personajes a la vez y trabajando para que todo fuera gracioso y funcionara", dice García-Tomás sobre una obra concebida como un collage donde resuenan ecos del teatro musical de los años 40 y 60, el ragtime o la ópera del Romanticismo. "Hasta en el movimiento de los cantantes, que no paran quietos, hay referencias. Hay quien pillará esas alusiones y quien no, como cuando ves una serie y se te escapa que un plano esconde un homenaje a una película, pero no importa, hay una trama que avanza y que atrapa a los espectadores de todos modos".

Je suis narcissiste, que tuvo que cancelar en 2020 las representaciones programadas en Sevilla -entonces en el Maestranza- por la pandemia, habla de una época en la que nadie se libra de formar parte de la feria de las vanidades en que se ha convertido internet. "Hay gente que no querría aparentar nada en redes", reflexiona García-Tomás, "pero si eres músico o te dedicas al arte ves que todo el mundo promociona su trabajo, que todo el mundo se saca fotos... y te sientes obligado. No todos somos narcisistas, pero el entorno hace que manejemos unos códigos donde pesa mucho el ego", observa la barcelonesa.

"No todos somos narcisistas, pero el contexto y las redes sociales te sirven unos códigos donde pesa mucho el ego", dice García-Tomás

El humor de esta ópera bufa, aclara García-Tomás, no busca ser hiriente. "La gente se identifica, pero no se siente atacada. Ayer [por el jueves], en el ensayo general, el púbico se reía mucho", apunta la compositora, que destaca en este sentido "un hallazgo de la puesta de escena de Marta: que cada personaje es un color, como si fueran figuras irreales. Tú no ves a una mujer o a un hombre de carne y hueso, tú los ves como dibujos animados; en la música también hay muchos efectos de Tom y Jerry... Todo eso hace que no se vea Je suis narcissiste como un ataque frontal".

Otro momento de 'Je suis narcissiste'. / Guillermo Mendo

La propuesta "está despertando curiosidad fuera de España", cuenta García-Tomás, "porque es compacta, dura 70 minutos, es una producción fácilmente movible, y tiene la particularidad de ser una ópera cómica, fresca... En eso estamos, viendo cómo se adapta. Tengo mucha curiosidad, porque el sentido del humor es singular en cada país. Me intriga cómo la recibirán en otros sitios y, también, cómo se recibirá dentro de 20 años. Nunca sabes cómo va a envejecer cualquier película, libro, obra musical, hacia dónde va a ir la sociedad y el sentido del humor de esa sociedad", expone esta doctora por el Royal College of Music de Londres. "Sólo hay que pensar en cómo ha cambiado el mundo desde que empezamos a trabajar Helena y yo en este proyecto. La pandemia, los movimientos feministas, las reivindicaciones sociales... El panorama es distinto y nosotras mismas nos hemos preguntado si había algo que no debíamos decir en esta ópera, pero creemos que por el momento aguanta".

Je suis narcissiste se interpretará con acompañamiento de piano, comunicaron desde el Teatro Maestranza, debido a que la ROSS anunció este viernes que mantendría los paros este fin de semana.

García-Tomás viene de triunfar con Alexina B., un proyecto que gestó gracias a una beca Leonardo, en el que se embarcó de nuevo con Marta Pazos y contó con el libreto de Irène Gayraud y que la ha convertido en la segunda compositora que estrena una ópera en la historia del Liceu. "Lo bonito", evoca orgullosa, "es que si en Je suis narcissiste la gente se reía, aquí se emocionaba y lloraba. A veces hay prejuicios con la ópera contemporánea, pero esto demuestra que la creación actual puede conectar con la sensibilidad de su tiempo".

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