OCIO
Cinco planes que no te puedes perder este fin de semana en Sevilla

"La clave ahora es ser muy flexible"

Javier Perianes | Pianista

La viola alemana Tabea Zimmermann y el pianista onubense Javier Perianes presentan en Harmonia Mundi ‘Cantilena’, un álbum que se acerca al mundo de la canción de raíz española

Tabea Zimmermann y Javier Perianes presentan en HM su primer álbum como dúo. / Léa Crespi

La ficha

CANTILENA

Astor Piazzolla (1921-1992): Le Grand Tango

Xavier Montsalvatge (1912-2002): Cinco canciones negras [Transcripción de Kim Kashkashian y Robert Levin, salvo el 'Canto negro', de Tabea Zimmermann]

Manuel de Falla (1876-1946): Siete canciones populares españolas [Transcripción de Emilio Mateu y Miguel Zanetti]

Heitor Villa-Lobos (1887-1959): Aria (Cantilena) de las Bachianas brasileiras nº5 [Arreglo de William Primrose]

Pablo Casals (1876-1973): En sourdine / En el mirall canviant de la mar blava / El ángel travieso / Tres estrofas de amor [Transcripción de Tabea Zimmermann]

Enrique Granados (1867-1016): Tonadillas en estilo antiguo (El mirar de la maja / El majo olvidado / La maja dolorosa / El majo discreto) [Transcripción de Kim Kashkashian y Robert Levin]

Isaac Albéniz (1860-1909): Tango de España Op.165 [Transcripción de Henri Classens]

Tabea Zimmermann, viola

Javier Perianes, piano

Harmonia Mundi

Javier Perianes ha pasado el obligado encierro de la pandemia en su casa de Sevilla: "Me pilló en Sevilla por un día. Me marchaba para hacer con Tabea una gira de tres semanas por Estados Unidos y Canadá. El día 13 por la tarde, algunos promotores americanos nos advirtieron de que si viajábamos existía una probabilidad muy alta de que los conciertos se cancelaran. Yo acababa de llegar de Barcelona. Tabea estaba en Londres. Pospusimos el viaje para la semana siguiente y dos días después tuvimos que cancelarlo todo, porque España se cerró y se prohibieron los viajes con Norteamérica".

–¿Y en qué ha empleado todo este tiempo?

–Ha sido tiempo para estar tranquilo tocando repertorio nuevo y profundizando en el antiguo. He estado preparando conciertos de Mozart, alguno nuevo, y mirando programas del año próximo para profundizar en ellos. Tengo un programa muy bonito en torno al amor y la muerte que incluirá la Sonata nº2 de Chopin y la Op.26 de Beethoven, ambas con sus marchas fúnebres, y luego en la segunda parte, una selección de Goyescas y los Funerailles de Liszt y la muerte de Isolda en el arreglo también de Liszt. Será una gira larga que pasará por Estados Unidos y Montréal, el Wigmore Hall de Londres, el ciclo de Scherzo en Madrid, el Palau de Barcelona, Abu Dhabi, Alemania, Italia (Milán, Florencia)... Y estas semanas me han dado una oportunidad estupenda para profundizar en obras que ya estaba trabajando. Y hacerlo con mucha tranquilidad y mimo y a la vez ampliar el repertorio de conciertos con orquesta.

–En la situación presente, Mozart se ha convertido en recurso inevitable, ¿no?

–Mucho Mozart, y Beethoven también, porque se puede hacer con plantilla pequeña. Algunos conciertos los haré desde el piano, sin director, lo que venía haciendo en los últimos años con determinadas orquestas. Afortunadamente, yo he tenido un vínculo constante con Mozart: los conciertos número 21, 20, 23, 27, 24, 9, 12 los he tocado mucho. Así que cuando algunas orquestas han pedido cambiar los repertorios, no me ha cogido de sorpresa. El repertorio estaba ahí. He aprovechado estos días para recuperarlo, trabajarlo y profundizar en él. Y luego ampliarlo con algún concierto más, como el 17, que tenía muchas ganas de hacerlo. La situación actual nos obliga a reconfigurarlo todo. Un porcentaje elevadísimo de las cosas que se han cancelado han sido para trasladarlas a una temporada futura. Lo que hay que hacer ahora es comprimirlas un poco más. Y ahí el compromiso ha sido doble: del promotor a la hora de respetar y recolocar lo ya programado y mío, intentando encontrar un hueco donde no lo había para poder sacar esos conciertos. Por ejemplo, hace unos días tendría que haber hecho mi debut en la Boulez Saal de Berlín, y he recibido una carta preciosa en la que se me asegura que el concierto será reprogramado en la temporada 21-22, porque lógicamente la 20-21 ya está cerrada. En general todo el mundo está poniendo lo mejor de su parte para reconducir las cosas.

Cantilena - Zimmermann & Perianes

–¿Cómo empezó su colaboración con Tabea Zimmermann?

–Estaba grabando en Berlín el disco que dediqué a Chopin y Debussy [...les sons et les parfums], hará cuatro o cinco años [en realidad hace siete, fue en 2013], cuando un amigo común, Luis Gago, me dijo que le había dicho a Tabea que yo estaba en Berlín. Ella colaboraba también con Harmonia Mundi, grababa con el Cuarteto Arcanto, cuando ese grupo todavía existía. Y al parecer tenía mucho interés en conocerme. Cuando terminé la grabación me acerqué a su casa, allí con sus hijos. Y estuvimos leyendo música, como en una especie de soirée vienesa: Schubert, Brahms, Schumann. Lo pasamos bien haciendo música. Ella es una leyenda, una de las grandes de su instrumento. Al poco tiempo, con cierta sorpresa, y alegría también, me escribió para decirme que le gustaría que hiciéramos algunos conciertos juntos. Yo, encantado. Y desde entonces hemos hecho conciertos con regularidad. Y la relación ha ido evolucionando. Entonces yo le propuse hacer un disco para Harmonia Mundi. Ella tiene otro sello discográfico, pero me dijo que estaba absolutamente encantada de hacer esta colaboración especial. Y en el sello, encantados también. Había que buscar el programa. Ella había hecho hacía poco para su sello Brahms, Schumann, Schubert, y no lo iba a grabar otra vez. Dándole vueltas, llegamos a un proyecto en el que aunábamos dos ambientes tan cercanos musicalmente como los de la música latinoamericana y española, que se configura como un camino de ida y vuelta. Pensamos que articular un programa en torno a ese repertorio sería original, poco trillado. El único inconveniente era que la música no era para viola, había que hacer arreglos. Para las canciones que no estaban arregladas ya, como las de Casals, la propia Tabea hizo la adaptación.

–En realidad es un disco de canciones.

–Totalmente. Quitando los dos tangos (Piazzolla y Albéniz), el resto son canciones: Montsalvatge, Falla, Granados, Casals, Villa-Lobos. Hace unos días me preguntaba alguien si podía la viola asemejarse a la voz humana y cantar. Pues si hay un disco en el que se reivindica la viola como un instrumento cercano a la voz es este.

"¿Que si en mis planes de futuro entra la colaboración con un cantante para hacer Schumann, Liszt, Schubert...? Absolutísimamente"

–No suele trabajar con cantantes. ¿Le interesa el lied?

–Muchísimo. Lo que no quiero es hacer cosas por hacer. Este proyecto con Tabea es el resultado de cinco o seis años de relación musical, de experimentar repertorios, ideas... Y esto es como una primera culminación, porque tenemos proyectos para 2022 y 2023. A mí me gusta encontrar el compañero adecuado. Y en ese sentido pues espero algún día hallar la voz que me guste y poder trabajar con ese cantante. Cuando encuentras a la persona adecuada, trabajas con ella y desarrollas una relación es cuando puedo plantearme una gira de conciertos, una grabación. Y en el caso de los cantantes no es sólo que no lo haya encontrado, es que el calendario de los últimos años tampoco me ha dado respiro. No me gustaría que me dedicaran el refrán de que quien mucho abarca poco aprieta. Hago todo con el máximo cuidado, preparándolo al detalle. ¿Que si en mis planes de futuro entra la colaboración con un cantante para hacer Schumann, Liszt, Schubert...? Absolutísimamente. Pero tengo que encontrar a la persona, el espacio y el tiempo adecuados para desarrollar un proyecto que sea interesante. También me llegan propuestas de cuartetos alemanes, americanos para hacer giras, pero es que las semanas son las que son, y no me gusta tener un calendario sobrecargado, porque quiero que todo esté preparado con el máximo mimo, para que lo que reciba el público y lo que disfrutemos en el escenario sea resultado de un trabajo bien hecho, y no de un bolo de trabajar dos horas por la mañana y hacer un concierto por la noche. Eso a mí no me ha gustado nunca, y ahora menos.

Tabea Zimmermann y Javier Perianes en concierto. / Julien Hanck

–¿Y cómo se plantea un gran solista como usted su papel como acompañante?

–Con la misma naturalidad que me planteo tocar el de Brahms. La música para mí tiene el mismo valor. Cuando uno está acompañando a una melodía principal lo que hay que poner en valor es la escucha. Yo he hecho tanta música de cámara, cuartetos, tríos e incluso dúos, que para mí es un placer cuando escucho la melodía a otro. Y me centro en disfrutar de esa riqueza del acompañamiento, el bajo, los armónicos y prestar esa alfombra de terciopelo para que el cantante o el instrumentista tenga toda la flexibilidad necesaria para expresarse; se trata de ser más flexible con el tempo, escuchar cómo respira el compañero, dónde va a caer, adivinarlo por cómo va dibujando la música... Para mí ha sido un proyecto fascinante. Lo hemos disfrutado como si fuéramos principiantes, porque estábamos descubriendo un montón de colores en una música tan maravillosa. La única obra en la que había un diálogo más de tú a tú y muchas más aristas era en El gran tango de Piazzolla, ahí había más intercambio. Y el resto para mí ha sido un verdadero regalo. Pero tampoco ha sido una novedad. Por ejemplo cuando tocas el Quinteto de Schumann, pues hay momentos en lo que a lo mejor el primer violín lleva la voz cantante y tú estás acompañando con acordes o con un arabesco en arpegios del piano. Para mí es un placer. También en algunos conciertos de Beethoven. Recuerdo ahora el final del segundo movimiento del Emperador, en el que piano está acompañando a los vientos. En esos momentos la sensación camerística, pese a tocar con una orquesta grande y aunque el sonido que tengas que sacar sea por ello más grande, es la misma. Lo vivo de una forma natural. Acompañar es maravilloso.

–Y también se pueden aportar muchas cosas nuevas desde el acompañamiento.

–Por supuesto. Tenemos todos esos pianistas legendarios que destacaron por ser solamente acompañantes. Y yo digo, cómo que solamente: son artistas de primerísimo nivel, que han puesto su arte al servicio de acompañar a cantantes o a otros instrumentistas. Vengo de grabar muchos conciertos: en los últimos años he grabado el de Grieg, el de Ravel… Este disco ha sido para mí refrescante, estimulante y emocionante al 100%.

–Va a tocar en Granada sin público. ¿Ha hecho algo así antes?

–Es la primera vez. Tenía otros planes en Granada para el futuro, aunque sobre eso, como diría Mayra Gómez Kemp en el 1, 2, 3, hasta aquí puedo leer. Pero Antonio Moral me llamó para plantearme algo totalmente distinto: una serie de conciertos en lugares emblemáticos, sin público, que serían retransmitidos en streaming. Creo que es un momento histórico, en un año tan especial como este. Y compartir proyecto con gente como Cañizares, Fabio Biondi, Savall, Pepe Romero o Rocío Márquez, me pareció muy original e interesante. Antonio me pidió un programa acorde con el sitio. Y por eso lo diseñé en torno a la ciudad, con Falla, Debussy y Albéniz. Tocar El Albaicín en el Palacio del Partal teniendo el Albaicín en la otra acera de enfrente del Darro me parecía muy especial y desde el punto de vista visual muy potente. O la referencia de Debussy a Falla y que Falla le devuelve en su Homenaje con esa pequeña llamada a la Soirée dans Grenade del propio Debussy. Montar un programa con todos estas relaciones de unos 45-50 minutos me parece apasionante. Espero poder disfrutarlos y aunque la situación sin público será extraña, consideraré que habrá gente al otro lado de la cámara que lo vivirá con la misma intensidad.

–Una producción así, con ese entorno y esa música, tiene un enorme potencial audiovisual.

–Claro. Y de hecho, todos los conciertos de la serie los va filmar una productora que trabaja con el canal Mezzo. Nada más conocerlos, Mezzo lo pidió inmediatamente. Quieren hacer un pack especial y editarlo. Antonio me lo decía así: en cuanto lo planteé, me lo quitaron de las manos. Pero, bueno, por lo que a mí respecta, eso vendrá después. Primero hay que tocar.

"Las plantillas van a ser más reducidas. Así que vamos a tener listo el mayor número de posibilidades abiertas en Beethoven y Mozart para que las orquestas lo tengan fácil"

–¿Cómo se presenta el verano?

–Todo se circunscribe a España, básicamente por el problema de fronteras. Y es curioso, porque este verano no tenía un solo concierto en España, iba a ser todo fuera. Iba a Los Ángeles, al Hollywood Bowl, hacía conciertos en Italia y Francia. Pero al final, creo que además de en Granada tocaré en algunos otros festivales españoles y alguna cosa más: el próximo día 9 haré Mozart con la ROSS en el Maestranza en un concierto benéfico. Parece que ya en septiembre los festivales de Italia y Suiza se mantienen, pero a ver si en lugar de hacer Grieg o el de Brahms, como estaba previsto, hacemos Mozart o Beethoven. No sé. El ritmo es diferente según los continentes. Hay orquestas que han echado el cierre hasta enero, otras que están arrancando ya. Es algo absolutamente insólito. Y la clave ahora es ser muy flexible. Cosas que no estaban previstas van a suceder y al revés: habrá cosas que no se puedan hacer por cuestiones operativas. Hay que mirar con optimismo y esperanza. Y no tomarse nada a la tremenda. Tenía previsto hacer con la Tonhalle de Zúrich el Concierto de Grieg durante su temporada, en octubre y noviembre. Probablemente me pidan cambiarlo, porque Grieg lleva trombones y mucho viento atrás. Uno tiene que tener reflejos, flexibilidad y preparación. Yo lo tuve claro. Las plantillas van a ser más reducidas. Así que vamos a tener listo el mayor número de posibilidades abiertas en Beethoven y Mozart para que las orquestas lo tengan fácil. No les hagamos la vida difícil.

–Habla de Mozart como si fuera fácil.

–Figúrese. Cuando te pones a tocar un concierto de Mozart, estás absolutamente expuesto, es la pura transparencia y la desnudez absoluta. Ahí está todo. Recuerdo que un gran maestro me dijo una vez: "Aquí, en Mozart, no te puedes esconder". Y yo estoy encantado con los Mozart que estoy trabajando, algunos los he tocado más, otros hacía tiempo que no los tocaba y me han planteado desafíos extraordinarios. La semana que viene, el día 20, por el Día Europeo de la Música, hago un Mozart en streaming con la ONE en el Auditorio Nacional, sin público: hacemos el 12 de Mozart sólo con catorce cuerdas. Es la versión que tiene Mozart con cuarteto, que la han ampliado para que intervengan más músicos, pero sin meter vientos. Toco sin director.

Javier Perianes (Nerva, 1978) / Daniel García Bruno

–¿Qué puede contarme de sus proyectos más inmediatos?

–Pues estoy muy ilusionado con un par de encargos de conciertos para piano. Son de esas cosas que uno siente en un momento concreto, y las hace cuando conoce a compositores que le llaman la atención y tiene relación personal con esos compositores. Hablas, te escuchan, ven cómo haces música y quieren escribir para ti. Y uno de ellos fue el peruano Jimmy López, un compositor del que la ONE ha hecho mucha música. Esa-Pekka Salonen acaba de estrenar una cantata suya. Goza de enorme predicamento y prestigio. Nos conocimos en mis habituales visitas a San Francisco; nos hemos encontrado allí con regularidad. Y un día le planteé que si le apetecía escribir un concierto. Se mostró encantado, y me dijo que lo había estado ya pensando, por mi forma de tocar, los colores, la parte virtuosa... Es un encargo muy bonito, porque se han comprometido orquestas muy importantes: la London Philharmonic, Filadelfia, Sao Paulo, Oslo y alguna otra. Será un encargo conjunto de todas ellas, y lo van a programar. Y algo después, para la temporada 23-24 hay otro proyecto con un compositor español que me parece fascinante, que hace una música fresca, nueva, diferente, que es Francisco Coll, un músico que está teniendo igualmente mucho predicamento en todo el mundo, y estamos trabajando en un proyecto también con la Filarmónica de Londres y, en este caso, además con la Orquesta de Toronto, proyecto que liderará desde el podio un director que está muy cercano a él y con el que tengo también una gran relación personal, Gustavo Gimeno. Uno evoluciona como artista en diferentes perfiles y esto me hace ahora mucha ilusión. ¿Y por qué no lo he hecho antes? Pues porque antes no había sentido esa pulsión de estrenar un concierto. Pero he conocido compositores cuya música me dice cosas, me transmite. Y estoy muy contento por desarrollar proyectos así con el respaldo de orquestas de ese nivel.

–¿Y en cuestión de discos? ¿Hay algo ya grabado?

–No está terminado, pero su salida coincidirá con la gira de marzo-abril en torno al amor y la muerte. Incluye las Sonatas 2 y 3 de Chopin. La no la he grabado. Me parece un Chopin aún experimentando con la forma. y son obras que compone además en su retiro de Nohant, donde iba en verano. Y por eso les añado un grupo de mazurcas que compone también allí. Eso saldrá en torno a marzo. Este es el proyecto más inmediato. Es una vuelta a Chopin, aunque nunca me he alejado del todo de él, pero quería hacer un disco con su acercamiento a la gran forma. A Chopin se lo vincula mucho más con piezas breves, preludios, nocturnos, mazurcas, valses o, si queremos algo de mayor formato, baladas, impromptus, scherzos, polonesas, pero las obras de gran enjundia y gran formato son sus sonatas. Me apetecía mucho grabarlas.

EL CD EN SPOTIFY

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Alhambra Monkey Week

Hasta donde la música nos lleve

Lo último