Aprender y crecer con el Barroco

JOVEN ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA | CRÍTICA

La Joven Orquesta Barroca de Sevilla y José M. Navarro.
La Joven Orquesta Barroca de Sevilla y José M. Navarro. / Luis Ollero
Andrés Moreno Mengíbar

13 de febrero 2022 - 18:55

La ficha

***Programa: ‘Les Caractères de la Danse’, de J. F. Rebel; ‘Concerto Polonois’ en Sol mayor, TWV 43:G7, de G. Ph. Telemann, Suite de ‘Les Indes Galantes’ y ‘Les Boréades’, de J. Ph. Rameau. Violín y director: José Manuel Navarro. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Domingo, 13 de febrero. Aforo: Tres cuartos.

La dimensión pedagógica desarrollada por la Orquesta Barroca de Sevilla en los últimos años va dando unos felices frutos, cada vez más ilusionantes a la vista de los resultados musicales de conciertos como el de este domingo. El coordinador de la OBS, Ventura Rico, que también formó parte de este concierto, manifestaba a la salida su alegría y su emoción, a la vez que lamentaba que la insuficiencia de recursos impida ahondar en esta dimensión formadora que tan buenos frutos viene ofreciendo. Porque hay que reconocer que resulta muy emocionante ver que chicos y chicas adolescentes son capaces de alcanzar un nivel tan alto de prestaciones musicales llevados de la mano de solistas de la OBS como el propio Ventura Rico, José Manuel Navarro, Aldo Mata, María de Gracia Ramírez, Alejandro Casal o Valentín Sánchez. Dos generaciones ensambladas con el objetivo de disfrutar y hacer disfrutar con la música barroca. Ahí es nada.

Con una composición muy numerosa se podía temer a priori que iba a resultar complicado establecer un sonido homogéneo y una aceptable precisión y conjunción en ataques y en fraseo. Pero todo ello se desvaneció a los pocos minutos de la suite de Rebel, en la que se puso de manifiesto una sobresaliente igualdad en materia de articulación y de producción de sonido, que se apreciaba compacto y ágil. Y eso que Navarro no puso las cosas fáciles al establecer un fraseo incisivo, atento a los cambiantes acentos y a los ritmos punteados de los aires de danza francesa, con momentos de verdadero virtuosismo orquestal como la Musette o, sobre todo, la agilidad y energía de la Sonata final. Y aún más vendría después, con la selección de obras de Rameau, de las que señalaríamos la vibrante Danse du grand calumet de Paix, la delicadeza de sonido de la Entrée de Polymnie o la precisión de los trinos finales de frase de la Musette en rondeau. ¡Bravo!

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