Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
artes escénicas
Sevilla/El director Juan Dolores Caballero, El Chino, que ya había reinterpretado el legado de Aristófanes en montajes como Las ranas o Los caballeros, vuelve al autor griego en La fiesta de las mujeres, una versión de Las Tesmoforias que se representa desde hoy hasta el sábado en el Teatro Romano de Itálica, dentro del programa Teatros Romanos de Andalucía.
Para Caballero, se trata de la obra "más blanca, menos política" de Aristófanes, en la que "se adentra más en las relaciones personales, menos en las relaciones de poder como en otros textos", argumenta el director. La comedia cuenta cómo durante las Tesmoforias, una fiesta en honor a las diosas Deméter y su hija Perséfone, las mujeres se rebelan contra el retrato que hace de ellas Eurípides, cuyos personajes femeninos abrazan la locura, pecan de cierta ninfomanía o cometen algún asesinato. Más allá de la crítica al autor de Medea, Las Troyanas o Hécuba, Aristófanes "habla aquí -prosigue Caballero- más de la mujer en la casa, en la calle. Las protagonistas se defienden de lo que se dice de ellas, se quejan de que por culpa del hijo de la verdulera [como se describe a Eurípides, aunque hay versiones que creen que el autor procedía en realidad de una familia acomodada] sus maridos van buscando por las habitaciones a un amante como si fueran unas putas...", comenta el director.
La adaptación de Teatro del Velador busca "que el espectador entienda la historia y se divierta. Hemos ido podando todas las ramas que eran muy del momento histórico y que podían aburrir al espectador de hoy, que no tiene por qué conocer los nombres que se citaban en el original", explica Caballero, que además de dirigir se ha encargado de escribir esta versión.
A quienes se resisten a acudir a un clásico, el creador granadino les promete que "se van a reír más que nunca. Tienen que entender que esa comedia romántica norteamericana que ellos ven habitualmente bebe de aquí", apunta El Chino,que ha elegido desarrollar "la acción en la orchestra para estar más cerca del público y que el humor se sienta más, que no haya ese espacio que separa a la gente del escenario".
En su reescritura, en la que no ha "forzado los paralelismos con el presente", ha dado a los personajes un habla más contemporánea y ha suprimido gran parte de los coros que componían la pieza de Aristófanes. "En Las Tesmoforias las alabanzas y los agradecimientos a los dioses eran excesivos. Eso ha ido fuera, menos un coro que estaba situado en el intermedio, y que he pasado al final como una reflexión a la que lleva la obra, un fragmento donde las mujeres dicen quienes son".
Caballero, que este año fue candidato al Max por el vestuario de Catedral, el espectáculo que presentó en la última Bienal de Flamenco, vuelve aquí a encargarse de vestir a sus actores, esta vez un elenco "muy joven". Intérpretes "con mucha energía, con mucho amor, la mayoría de ellos recién salidos de la Escuela de Arte Dramático. Y me han sorprendido. Desprenden mucha verdad".
Anabel Batlles, una de las elegidas de un casting al que se presentaron unos 60 candidatos, muestra su entusiasmo ante la oportunidad de La fiesta de las mujeres."Esto es un regalo no sólo para un actor que acaba de salir de la escuela, para cualquiera. El Chino no te ve sólo como un intérprete, sino como persona y de ahí saca lo que puedes dar". Similar convicción exhibe María Marín, otra de las actrices. "Trabajando pude darme cuentade que en realidad no sabes nada, que actuar es algo distinto a lo que tienes en los apuntes".
La fiesta de las mujerestambién cuenta con actores con una larga experiencia, como Belén Lario, que en esta comedia "llena de travestismos" encarna al suegro de Eurípides. A Lario le seduce de esta comedia "que no entra en lecciones morales. Aquí las mujeres no son santas, también se saltan las reglas, transgreden", opina la actriz, antes de advertir: "Quien venga con el filtro de lo políticamente correcto, no se va a reír tanto".
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