Retrato de Isidro Muñoz

Revista Candil | Crítica

La revista de la Peña Flamenca de Jaén 'Candil' incluye en su último número un trabajo dedicado a la figura de Isidro Muñoz, guitarrista, letrista y productor discográfico

Isidro Muñoz, izquierda, con Moraíto, en Sánlucar de Barrameda, 2001.
Isidro Muñoz, izquierda, con Moraíto, en Sánlucar de Barrameda, 2001. / Andrea

La ficha

'Candil', nº 171. Dir.: Alfonso Ibáñez Sánchez. Peña Flamenca de Jaén/Diputación de Jáen, 60 pp.

El último número de la revista Candil que publica la peña flamenca de Jaén tiene sendos artículos dedicados a dos hermanos guitarristas y compositores. Uno de ellos es Manolo Sanlúcar (1943-2022), personaje bien conocido por todos los andaluces.

El otro es su hermano Isidro, conocido artísticamente por Isidro Muñoz (Sanlúcar de Barrameda, 1952). El autor del trabajo, Manuel Domínguez Macías, señala acertadamente que Muñoz es un completo desconocido a pesar de estar detrás de algunos de los grandes éxitos del flamenco de finales del siglo XX y principios del XXI. Sería muy de provecho para el mundo flamenco conocer todos los detalles de su trabajo. Sería muy de desear una discografía completa del personaje, tanto como guitarrista, como compositor, también letrista y finalmente productor. Como guitarrista aparece en los créditos de discos tan distintos como la Antología del fandango de Huelva de Los Rocieros, La fuente de lo jondo de El Pele u Omega de Enrique Morente. Como compositor firma temas tan conocidos como la seguiriya de la película Flamenco, aunque basada, como me dijo el propio Morente, en la que firmaba Morente en Se hace camino al andar o Adán, Vals en las ramas y Norma y paraíso de los negros, del propio Morente o las sevillanas que canta Camarón en Sevillanas de Carlos Saura. Pero también es autor y letrista de los discos que firmó como productor para Arcángel, José Mercé, La Macanita y un largo etcétera. Y aparece también, como no podía ser menos, en los discos de su hermano Manolo Sanlúcar, bien como segundo guitarrista o también como productor. Domínguez Macías inicia una biografía del tocaor que nos lleva de su padre Isidro Sanlúcar, discípulo de Javier Molina, al tablao Las Brujas de Madrid, siguiendo los pasos de su hermano Manolo.

Portada de la publicación.
Portada de la publicación.

También hay unas declaraciones del propio Isidro en el que habla de su relación con Juan Valderrama, con el que hizo dos giras. El recorrido biográfico se corta en este punto.

José Cenizo incluye en este número de Candil una semblanza de Miguel Vargas, el cantaor nacido en La Puebla de Cazalla en 1942 fallecido en 1997. Vargas fue un intérprete completo, puro corazón, austero, apolínea, en una época de barroquismo cantaor, que nos ha legado una discografía ejemplar, con las guitarras de Melchor de Marchena, Manolo Brenes, José Luis Postigo y Manolo Franco. Y con letras de Francisco Moreno Galván y José Luis Rodríguez Ojeda. Fueron cinco discos de estudio publicados entre 1971 y 1990 y un single de 1969.

En 1997 se publicó Miguel Vargas en el recuerdo 1997-2007, tres cedés con cantes en directo, inéditos, de los años 1977 a 1996, edición de Pasarela por encargo de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas. Todo ello lo glosa Cenizo en este trabajo. Incluye Cenizo una fotografía con su biografiado, como hace Enrique Montiel en el ensayo que lleva a cabo, también en este número de Candil, de Camarón.

José Carlos Ortega Castejón se fija en la figura del gran Canalejas de Puerto Real, centrándose en los cantes de levante que impresionó el cantaor asentado en Jaén desde la guerra civil española. Estos estilos fueron objeto de atención preferente de Canalejas de Puerto Real desde los años 40, en los que registra su primera taranta, con la guitarra del Niño Ricardo. Afición que le llevó a obtener diversos galardones en los concursos de los años 60 como la Lámpara Minera de la Unión que obtuvo en 1963.

Eugenio Cobo firma un artículo muy emotivo en torno a la figura de Blas Infante. Señala Cobo que en ocasiones se ha minusvalorado la contribución de Infante al ensayismo flamenco haciendo notar, para ello, que su libro Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo estaba sin concluir cuando fue asesinado en la Carretera de Carmona y que, por tanto, no puede considerarse como la última palabra del autor sobre el tema. Por desgracia, sí que lo es. Cobo reivindica a Blas Infante y desde luego, como teórico y práctico del andalucismo es una figura con la que todos los andaluces estamos en deuda, qué duda cabe. Pero el hecho de que Cobo lo reivindique en una revista sobre flamenco echando mano, más que de Orígenes, del Ideal andaluz, evidencia que el autor nacido en Casares era más un político que un flamencólogo. Por más que fuera un político fundamental, necesario.

El último trabajo que incluye el libro lo firma Jorge Fernández Bustos y tiene como protagonista del mismo al baile elegante y austero de Manolete, el gran bailaor granadino fallecido en septiembre de 2022. Manolete nació en Granada en 1945 en el seno de una familia flamenca que incluía a su hermano Marote. Como buena parte de los flamencos granadinos, se inicia en la zambra de las cuevas pasando luego al Madrid de los tablaos en donde se convierte en una primera figura. En los setenta militó en las compañías de Manuela Vargas y La Chunga, entre otras, y viajó por vez primera a Japón. En los ochenta trabajó para el Ballet Nacional y en espectáculos de tanto fuste como Macama jonda o Los Tarantos.

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