Isbilya abre el curso con un catálogo de obras maestras
Arte
Piezas de La Roldana, Murillo, Zurbarán y Luca Giordano sobresalen en la subasta de otoño de la firma que dirige José Muñoz, que potencia su sección de arte contemporáneo
El mercado secundario del arte en Sevilla se ha dimensionado y la casa de subastas Isbilya es, en gran medida, la responsable de este fenómeno, especialmente en los terrenos de la pintura antigua, decimonónica y las artes decorativas, donde la firma de José Muñoz ha encontrado su fuerte. Este otoño, sin embargo, sus apuestas se han disparado en otros campos, como el arte de posguerra y contemporáneo, y su catálogo ofrece enormes sorpresas en línea con las grandes tendencias del mercado.
Entre los tesoros que aguardan el mazo de subasta destacan un lienzo enorme perteneciente a la etapa parisina de Luis Feito desde 26.000 euros y un cuadro del aragonés Dino Valls (Zaragoza, 1959), un pintor autodidacta que ha conquistado el mercado internacional en los últimos años. "El óleo de Dino Valls, Sin embargo fue silencio, tiene un precio de salida muy asequible (6.000 euros) comparado con su cotización y posicionamiento internacionales, hablamos de un artista que se mueve en la primera división de las grandes ferias. Valls se centra en lo humano con un gran interés por el inconsciente y la psique y en su técnica recrea los procedimientos de los maestros italianos y flamencos de los siglos XV al XVII, que combina con estilos y técnicas como el hiperrealismo y el simbolismo". Así detalla Patricia Acal, experta en arte contemporáneo de Isbilya, estos dos lotes destacados de la subasta de arte actual, que incluye trabajos de grandes maestros sevillanos en activo como Manuel Salinas o Ignacio Tovar. "Tener un original de un miembro fundador del grupo El Paso, ya sea Feito, Saura, Millares o Canogar, engrandece cualquier colección de arte contemporáneo. Hay mucha obra gráfica en subastas de estos artistas pero no es frecuente encontrar en el mercado piezas de tanta calidad como este óleo sobre lienzo de Feito, datado en 1973", continúa.
Isbilya celebrará la primera subasta del curso a finales de este mes, entre los días 24 y 25, en su sala del número 5 de la calle Virgen de la Antigua. Allí se celebró anoche una velada inaugural con la que se dio la bienvenida a la nueva temporada y en la que se presentaron los valiosos lotes que han convertido la sala de Los Remedios en un auténtico museo. Hasta que se celebre la licitación, el público podrá disfrutar con la calidad, audacia o rareza de los casi 1.300 lotes que salen a puja, como un pequeño aguafuerte de Degas que se rematará a partir de 2.400 euros. Entre las piezas abruman los grandes nombres de la pintura y la imaginería barrocas. Algunas de esas piezas, por decisión de la dirección, saldrán a venta directa y no a subasta (los precios se consultarán en sala). Son trabajos de gran formato, de características especiales, más dirigidas a museos e instituciones -cabe recordar que el Prado adquirió a Isbilya este año una Virgen con San Antonio del siglo XVII ejerciendo el derecho de tanteo y retracto-. Entre esas obras se cuentan las pinturas Santa Rosa de Lima de Valdés Leal y Santa Catalina de Pacheco, ambas certificadas por el catedrático Enrique Valdivieso; una espectacular Inmaculada de Juan de Mesa "que recuerda poderosamente a la que conserva el Museo de Bellas Artes de Sevilla", indica la experta en pintura antigua y del siglo XIX Carmen Íñiguez, un Niño Jesús y la Educación de la Virgen de La Roldana y La adoración de los pastores de Ribera, un lienzo que perteneció a Pedro Giménez de Haro. De esta misma colección procede una de las obras más ambiciosas del conjunto expuesto: la Expulsión de los mercaderes del templo, obra del Guercino pintada hacia 1634 y que figuraba en el inventario de la Casa Barbieri.
En la subasta propiamente dicha hay reclamos también del máximo interés, comenzando por La paciencia del santo Job, una obra de Bartolomé Esteban Murillo que ya recogió Diego Angulo en su catálogo razonado y que, según recuerda Enrique Valdivieso, se encontraba en la Colección del Marqués de Salamanca en 1875. Sale a puja por 300.000 euros. La obra forma parte de una serie de seis escenas del Antiguo Testamento que Murillo pintó entre 1655 y 1660.
Muy curiosa es también la presencia entre estos fondos de San Carlos Borromeo, una pintura firmada por Zurbarán que, confirman desde Isbilya, será incluida por Odile Delenda en el suplemento del catálogo razonado de obras del genial pintor extemeño que conquistó la fama en Sevilla. Su precio de salida está en 190.000 euros.
La oferta es a todos luces abrumadora: saldrán también a subasta un lienzo de Luca Giordano, San Agustín y el milagro de la concha (desde 26.000 euros), una Inmaculada de excelente factura del pintor sevillano del XVII Francisco Varela, y una Adoración de los magos de Girolamo Lucenti da Corregio. Según publicó Valdivieso este año en un artículo para la prestigiosa revista Ars Magazine, este pintor y escultor lombardo afincado en Sevilla a partir de 1603 sería el autor de las pinturas que decoran el salón principal del Palacio Arzobispal de Sevilla, además de las de la iglesia de la Anunciación de la capital andaluza.
Siendo importantes todos estos lotes también está despertando una gran curiosidad la venta del mobiliario original del último edificio barroco de Barcelona: el Palacio Moxó. Este inmueble del Barrio Gótico, habitado por la familia que lo construyó en el siglo XVIII, cambió recientemente de manos. Hoy acoge un edificio de apartamentos de lujo, un signo de estos tiempos. El anterior propietario se trajo todos los muebles que decoraban los salones nobles a un almacén de Sevilla y salen ahora a puja en Isbilya. Se ofrece además una selección de alfombras, lámparas y cuadros que exornaron el palacio.
Para los bolsillos más comedidos, la sección de artes decorativas y joyas sigue siendo una de las secciones predilectas. El coleccionismo hallará aquí piezas de precios muy diversos, desde los 90 euros a partir de los cuales sale un colgante victoriano de rosa en marfil de finales del XIX a los 12.000 que se piden por el broche francés de oro amarillo, de época napoleónica, del que la sala destaca su excelente manufactura.
Isbilya se convierte así, hasta finales de mes, en un verdadero museo de dos plantas en el corazón de Los Remedios. La planta baja luce diáfana, las obras tienen espacio para respirar, y la iluminación subraya la valía de estas piezas únicas. En la sala superior, más abigarrada, se puede disfrutar curioseando entre los objetos dispares expuestos a la caza de verdaderos tesoros de diversos períodos. Atención en todo caso a la pintura academicista, romántica y costumbrista del XIX porque entre los lienzos de Maella, García Ramos o las escenas orientalistas de Hispaleto hay calidad suficiente como para que se disparen las pujas.
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