'In Progress', un vivero para la creación flamenca

Flamenco

El Flamenco Festival y el Ayuntamiento de Torrox ofrecen desde 2022 un programa de residencias artísticas en el que se han fraguado algunos de los espectáculos que componen las carteleras nacionales e internacionales

Manuel Liñán, o el baile como enamoramiento

El bailaor granadino Manuel Liñán en uno de los ensayos de 'Muerta de amor'
El bailaor granadino Manuel Liñán en uno de los ensayos de 'Muerta de amor' / M.G.

El pasado domingo día 2 de junio, el teatro municipal Villa de Torrox acogió el último preestreno del ciclo In Progress de esta temporada. Se trata de Muerta de amor, de la compañía de Manuel Liñán, un impresionante trabajo, distinto a todos los anteriores, que fue premiado con una larguísima ovación y una cascada de felicitaciones y piropos en el enriquecedor coloquio con los aficionados locales que se celebró después de la función.

Un auténtico privilegio para el público del lugar ya que, estos últimos años, han podido ver trabajos de primerísimo nivel antes de que se estrenen en los grandes teatros y festivales internacionales, en el caso de Liñán, los madrileños teatros del Canal el próximo día 13 de junio.

Hasta ahora, la mayoría de los artistas flamencos, en general maravillosamente formados como intérpretes individuales, solían trabajar en locales alquilados o cedidos, con pocos ensayos -en los que siempre suele faltar alguien- y sobre lo que ya conocían, o sobre lo que les había proporcionado más éxito, como un baile concreto o un alarde técnico.

Pero eso, tan grato y tan emocionante por momentos, juega en contra de la creatividad global del espectáculo ya que la creación -y lo han dicho muchos, entre ellos el maestro del teatro Jerzy Grotowsky- “es descubrir lo que no se conoce” y para crear resulta esencial concederse el tiempo necesario para la búsqueda y un lugar donde todos puedan dialogar sin limitaciones.

Sin embargo, mientras algunos teatros europeos como el Teatro de la Ville o el Chaillot de París llevan años acompañando las producciones de nuestros flamencos, los grandes coliseos andaluces -salvo raras excepciones como la del Centro Cultural de la Villa de San José de la Rinconada- no tienen compañías residentes. De ahí que las iniciativas estén surgiendo de los propios artistas, como Rocío Molina, que también ofrece residencias en su finca La Aceitera, situada en el término municipal de Bollullos de la Mitación (Sevilla).

Residencias que se están convirtiendo en piezas clave a la hora construir espectáculos totales y corales, que es lo que muchos flamencos, aunque tarde respecto al teatro, están haciendo en la actualidad.

Es lo que ha hecho Manuel Liñán quien, además de contar con el Premio Nacional de Danza en su modalidad de Interpretación, está demostrando un talento poco común para coreografiar piezas de gran formato y, especialmente, para la dirección de escena, como ha demostrado ampliamente, en especial con su último y celebradísimo trabajo Viva.

Unos logros para los que se necesita tiempo y un espacio como el que le ha ofrecido Torrox, donde el granadino estuvo ya el año pasado con el compositor y guitarrista Francisco Vinuesa, sentando las bases musicales de su pieza y donde, tras otra residencia en el Teatro Sadler Wells de Londres, lo ha perfeccionado trabajando y conviviendo con el equipo elegido.

Junto a Liñán y Vinuesa, Muerta de amor ha congregado a seis magníficos bailarines, muy diferentes entre sí, (José Maldonado, en alternancia con Alberto Selles, Juan Tomás de la Molía, Miguel Heredia, José Ángel Capel, David Acero y Ángel Reyes), los cantaores jerezanos Juan de la María y Mara Rey (artista invitada del espectáculo), el violinista Víctor Guadiana y el percusionista Javier Teruel.

Fuera de escena, Gloria Montesinos ha diseñado la iluminación y el artista plástico Ernesto Artillo ha diseñado el vestuario y ha acompañado el proceso artístico.

In Progress, que así se llama este proyecto de residencias, fue una idea que un hombre inquieto como Miguel Marín, fundador del London y el New York Flamenco Festival, decidió poner en marcha hace un par de años.

En primer lugar, convenció al concejal de Fiestas y Tradiciones Populares de Torrox, Salvador Escudero, y más tarde, al propio alcalde, Óscar Medina, para que, en lugar de la gastronomía y el clima -Torrox ha sido reconocido como el municipio con mejor clima de Europa- defendieran las tres “Ces”: Clima, Creación y Cultura.

Del mismo modo, y a través de su fundación Concienciarte, Marín ha dado un paso más ofreciendo a los artistas que lo necesiten un orientador o couch para acompañarlos en sus diferentes caminos, tanto en el plano administrativo o burocrático como en el puramente artístico.

Así, de la unión entre los poderes públicos (también cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura y Deporte) y la iniciativa privada de un gestor cultural, se ha puesto en marcha un proyecto de residencias artísticas que Marín ha definido como “un proyecto glocal (local y global al mismo tiempo), un laboratorio creativo para el flamenco donde, desde la periferia y desde lo rural, se apuesta por los procesos de creación y por el diálogo entre el flamenco y otras disciplinas artísticas”.

In Progress ofrece la posibilidad de utilizar el escenario y toda la dotación técnica del teatro municipal Villa de Torrox y, por otra parte, una vivienda con capacidad para 15 personas y con dos magníficas salas de ensayo, situada en una colina cercana, que el gestor cultural ofrece a las compañías para que sus miembros puedan convivir y continuar sin presiones, incluso en lo cotidiano, sus procesos de creación.

Muy interesado en la experimentación, Marín, desde su Flamenco Festival, había desarrollado ya a lo largo de los años otros proyectos de residencias en colaboración con algunos centros de referencia mundial como el Sadlers Wells de Londres o el City Center de Nueva York, en los que se han desarrollado casi una veintena de proyectos con la participación de más de 80 artistas.

El proyecto fue presentado oficialmente en Torrox en febrero de 2022, y los primeros residentes fueron seleccionados por un grupo de expertos de entre medio centenar de solicitudes presentadas mediante una convocatoria pública.

Entre los numerosos artistas que han pasado por la villa se cuentan Rocío Márquez con el compositor de música electrónica Bronquio, María Terremoto con el saxofonista Tim Ries, Ana Morales, Sara Jiménez, Lucía la Piñona, Estévez y Paños, Olga Pericet o Macarena López, que perfeccionó allí la pieza que acaba de estrenar en Sevilla, dentro del ciclo Andalucía-flamenco, Una rosa azul y dos ojos rojos.

De este modo, In Progress se ha convertido en uno de los grandes viveros para festivales en los que abundan los estrenos, como el Flamenco Festival, la Bienal o el Festival de Jerez, donde se han podido ver muchos de los trabajos ultimados en este rincón malagueño.

De hecho, el último de sus huéspedes, Manuel Liñán, comienza una gira con Muerta de Amor que, tras Madrid, lo llevará, entre otros, al Festival francés de Mont de Marsan y a la Bienal de Flamenco de Sevilla, donde se presentará el día 15 de septiembre en el Teatro de la Maestranza. Una cita que los aficionados andaluces no se pueden perder.

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