Imanol Uribe recupera la posguerra civil

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La película 'Miel de naranjas', rodada en parte en El Puerto y Jerez, llega a las pantallas avalada por el premio a la mejor dirección logrado en el último Festival de Cine de Málaga.

Blanca Suárez, en una escena de la película.
Blanca Suárez, en una escena de la película.
Javier Miranda / Cádiz

01 de junio 2012 - 05:00

El cine español es bastante ingrato en general, pero con sus hijos lo es más. Todas las temporadas se ventean las gracias y favores de todos aquellos que debutan con sus óperas primas con más ilusión que perspectivas, pero poco se comenta de cómo estos principiantes se quedan únicamente con esa película en sus currículums, que hasta puede arrasar en festivales. El cementerio de directores que no pasaron de la primera fase es estremecedor. Por eso, es meritorio que cineastas como Imanol Uribe lleve más de 30 años en la brecha, mostrando esa rareza en nuestros pagos como es una carrera regular. Uribe empezó en la transición militando en el cine vasco, con títulos tan significados como La fuga de Segovia o El proceso de Burgos, obteniendo un gran éxito en 1983 con La muerte de Mikel. Luego hizo películas con sus luces -Días contados, El rey pasmado- y sus sombras -La carta esférica-, pero en cualquier caso es uno de los valores más sólidos de nuestro panorama cinematográfico, al que siempre hay que tener en cuenta.

Hoy estrena Miel de naranjas, que viene avalada por el premio a la mejor dirección obtenido en el último Festival de Málaga. Es un melodrama ambientado en la posguerra civil, que parece aprovechar el tirón sobre la época puesto de moda por series -la incombustible Amar en tiempos revueltos- y algunos filmes recientes -La voz dormida- . Es un film bastante vinculado a nuestra provincia gaditana, pues está ambientado en Andalucía y sus responsables filmaron el pasado septiembre gran parte de su metraje en Jerez. La experiencia fue tan gratificante que el mes pasado, tras su proyección en Málaga, el film se preestrenó en el Teatro Villamarta. Algunas tomas se hicieron en El Puerto de Santa María. La historia de cómo Uribe llegó a Miel de naranjas es curiosa: Hace tres años fue miembro del jurado del prestigioso premio de guión Julio Alejandro y se topó con este libreto, entre unos trescientos cincuenta. Se enamoró tanto de este trabajo de Remedios Crespo que además de conseguirle el premio acabó rodándolo. El reparto, como es habitual en el cine español reciente, mezcla caras jóvenes como las de Iban Gárate y la imparable Blanca Suárez con veteranos como Eduard Fernández o Karra Elejalde. Detrás de todos ellos, empero, se levanta la poderosa figura del productor Enrique González Macho, responsable último del proyecto.

Una cosa curiosa es que Uribe ha querido huir de la estética tenebrista que suele unirse a los filmes sobre la postguerra española, en esta historia que mezcla romance y compromiso político. Una pareja se conoce y se enamoran, aunque él está a punto de incorporarse al servicio militar. La chica consigue mediante los oficios de un tío suyo que su amado quede destinado en un juzgado de su ciudad. Pero a la larga esto puede ser un peligro para su relación, porque el soldado descubre en su puesto la injusticia que genera el régimen, y paulatinamente va a concienciarse políticamente y decidir que hay que pasar a la acción. Uno de los atractivos de este film es que recupera una historia real muy poco conocida, que gracias a Miel de naranjas se difundirá años después de ocurrida.

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