Salir al cine
Manhattan desde el Queensboro
Arquitectura
Hemos cerrado un ciclo. Aquellas técnicas que abrieron el mundo nuevo de la modernidad han cumplido su cometido, lo marca con su desarrollo histórico la propia arquitectura, comprometida por la experiencia anticipadora del arte de la segunda parte del siglo XX, al proponer un cambio profundo en su hacer. Modificación frente a transformación y predicción frente a previsión, serán los conceptos que guíen la atención detenida sobre aquel lugar sobre el que se interviene. Este cambio de actitud hacia lo existente, marca no sólo el papel social de la arquitectura sino que supone una profunda revisión de su propio estatuto. Lo propositivo se cargará de descripción imaginada de lo existente, de desvelamiento de unas posibilidades antes tapadas, de aperturas hacia una habitación más ajustada y confortable, en la que se validen los valores del entorno y la irrenunciable habitabilidad de lo moderno.
Hay en todo ese proceso un paralelismo cierto con las otras técnicas de lo visual, no sólo porque la arquitectura comparta con ellas el mandato de lo visible, como principal instrumento de su acción, sino por estar sometidas todas ellas a un proceso de transformación cultural que vaticina lo que será el nuevo estadio de una modernidad líquida. Sólo en ese nuevo estado de incertidumbre las técnicas de la visibilidad asumen finalmente el haber cumplido su cometido y reclaman para sí otros objetivos y otra funcionalidad. Si ahora todas ellas son ya, inevitablemente, técnicas de comunicación, insertadas en unos protocolos de comportamiento y acción predeterminados, la diversidad de sus invenciones y logros adquirirán una similitud en sus conclusiones y una complicidad en sus actitudes.
A partir de aquí, los pasajes de tránsito entre pintura, escultura, cine, ciencia, fotografía, publicidad o arquitectura han permitido hablar de un laboratorio de experimentación que se caracteriza por una estética calificada de virtual o efímera, en la que se trata de ajustar un muy distinto estatuto de la corporeidad a los múltiples estímulos excesivos del entorno del consumo.
Es dicha situación la que nos permite asumir como propia, una reflexión sobre la ciudad extensa y su territorio venida de la mano de la fotografía: el proyecto alcacogrhujamase -voz que recorre y reúne las distintas ciudades de nuestra comunidad-, que se presenta ahora en Sevilla por el arquitecto y fotógrafo Gabriel Campuzano de la mano de Cajasol. Una invitación a mirar nuestras ciudades de manera distinta, cada uno desde su técnica o actividad cotidiana, para imaginar, soñar, la Ciudad en la que deseamos sentir y vivir. O si se quiere, una toma de conciencia, que a todos nos incumbe en cuanto que ciudadanos partícipes de estas nuevas realidades urbanas, de cuanto nos rodea y en lo que nos reconocemos.
La muestra, que recoge como cierre del proyecto de investigación una serie de fotografías urbanas tratadas a partir de películas originales de Polaroid, es una parada más de una ya dilatada búsqueda en torno a la Ciudad y su representación; un episodio, el último hasta ahora, de un proceso que pretende desvelar las claves de lo urbano -o mejor, de la urbanidad- al tiempo que posibilitar con ello el que nos veamos reflejados en los múltiples paisajes y ciudades presentes en ella. Y es que hoy más que nunca, inmersos como estamos en el ritmo acelerado de las ciudades y sus continuados cambios, cuando como en tantas ocasiones los árboles no nos dejan ver el bosque, detenernos y tomar la suficiente distancia para quedarnos con lo que realmente nos importa de nuestros entornos es una tarea aconsejable, casi necesaria, para todos.
El que esta visión desde el arte se sustente, además, con su labor profesional como arquitecto y un importante bagaje cultural sobre nuestro territorio, hace de esta particular interpretación de la realidad que pasa por estaciones, fortalezas, catedrales, ayuntamientos, palacios, mercados, plazas o cementerios, un material valioso para posteriores investigaciones urbanas, entendiéndose como ensayos de mapeados o cartografías capaces de espacializar y temporalizar sitios, arquitecturas, flujos, comportamientos e identidades propias a nuestros tiempos y geografías.
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