Memoria de Manuel Castillo

Ignacio Torner | Crítica

Ignacio Torner en el Espacio Turina
Ignacio Torner en el Espacio Turina / P.J.V.

La ficha

Ignacio Torner

**** Piano en Turina. Ignacio Torner, piano.

Programa:

Manuel Castillo (1930-2005): Tocata (1952) / Nocturno en Sanlúcar (1985) / Tempus (1982) / Para Arthur (1987) / Preludio, diferencias y tocata (1959) / Intimus (1986) / Sonata (1972)

Lugar: Espacio Turina. Fecha: Miércoles, 16 de febrero. Aforo: Un cuarto de entrada.

Murió hace poco más de quince años, el Conservatorio Superior de la ciudad lleva su nombre y sus alumnos de composición no lo olvidan, pero la obra de Manuel Castillo (1930-2005) tiene escasa presencia en Sevilla. Por eso este concierto resultó tan importante: en el propio piano personal del compositor, que custodia el ICAS en el Espacio Turina, después de una conveniente puesta a punto, y por Ignacio Torner, conocido intérprete vinculado a la música de vanguardia como miembro fundador del conjunto Taller Sonoro y alumno en su día de Don Manuel, un recorrido por siete variadas piezas pianísticas.

Con una seguridad técnica extraordinaria y una aguda penetración expresiva en la matización de cada sección, tras lo que se adivina un estudio muy detallado de esta música, en absoluto fácil, Torner tocó algunas de las más importantes partituras del músico para el piano, el que fue su instrumento, lo que se adivina por el virtuosismo que requieren todas ellas, sin excepción, desde la Tocata de 1952, en la que el exaltado tono percutivo desvela una influencia indisimulable de Bartók hasta el Para Arthur de 1987, una cromática miniatura dedicada a Rubinstein.

Entre medias, dos de las piezas mayores del compositor, esa auténtica deconstrucción de El Puerto de Albéniz que es el Preludio, diferencias y tocata de 1959, que desvela por otro lado la importancia de las formas clásicas en la obra del músico, en este caso, no sólo por el principio de la variación, sino también por el intenso trabajo contrapuntístico de la tocata final; y la Sonata de 1972, que se reafirma en sus fundamentos formales: como en las obras de los 50 ya comentadas, domina aquí la estructura tripartita; en este caso con un estático movimiento lento central que contrasta con el dinamismo de las partes extremas, articuladas según los principios de la forma sonata.

Y finalmente, tres obras breves de los años 80, muy diferentes entre sí, pues lo que hay en Nocturno en Sanlúcar de pieza de carácter evocativo (aunque en ningún caso descriptivo) en Tempus se hace puro expresionismo, con el aprovechamiento contrastado de todos los registros del instrumento y una cierta sensación a pieza improvisada, y en Intimus vira hacia el lirismo, con un peso muy específico de las resonancias de los armónicos y los silencios. Ya se ha dicho que a todo puso su maestría, su asiento y su pausa Ignacio Torner, que acabó el emotivo recital con un original In memoriam escrito en 2010 por otro alumno de Castillo, Vicente Blanes.

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