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Huir para encontrar el desamparo

El documental 'Contramarea', en el que se denuncia la situación de los refugiados en la isla de Lesbos, se estrena hoy en el cine Cervantes

En su primera noche, el equipo de 'Contramarea' asistió a la llegada de una balsa de refugiados.
Mercedes Mendoza Sevilla

20 de junio 2016 - 05:00

Urgencia. Eso fue lo que sintieron Carlos Escaño, María Iglesias y Jaime Rodríguez cuando llegaron el pasado marzo a la isla de Lesbos. Apenas habían pasado unas horas desde que bajaron del avión, cuando recibieron el aviso de que una balsa cargada de refugiados se aproximaba al puerto heleno. "Chocamos directamente con una realidad muy traumática. Fue paradójico llegar a la playa con la libreta y el boli y darme cuenta de que ése no era el momento de hacer preguntas, sino de ayudar a todas esas personas que salían de las barcas", explica Iglesias, la periodista que junto con Escaño -el director- y Rodríguez -el operador- firma Contramarea, un documental en el que recogen los testimonios y experiencias de los refugiados con los que compartieron diez días en el campamento de Mitilene.

Todo empezó cuando Escaño conoció a Manuel Blanco, integrante de la asociación Proem-Aid y uno de los tres bomberos sevillanos que fue detenido por las autoridades griegas el pasado invierno cuando socorría a los refugiados que se acercaban a tierra. Una conversación con él fue suficiente para decidir "liarse una manta a la cabeza" y plantarse en la isla junto con su equipo para "mostrar lo que allí ocurre, cómo los voluntarios y organizaciones se encargan de lo que la Europa institucional no hace", que no es otra cosa que "intentar paliar y solucionar esta situación tan tremenda".

En el documental, que se estrena hoy a las 21:30 en el cine Cervantes en un pase al que precederá una manifestación por el Día Internacional del Refugiado, varios testigos cuentan en primera persona cómo la trágica destrucción de sus países y de sus modos de vida no les dejaron otra opción que echarse al mar y embarcarse en una peligrosa travesía que no ofrecía ninguna garantía, pero que era la única alternativa ante la barbarie del terrorismo. "No quieren dinero, no quieren más estudios. Sólo piden establecerse en un lugar pacífico en el que salvar sus vidas", apunta Iglesias sobre uno de los testimonios que les dejó Salim, procedente de Iraq, que quiere romper con la falacia de que lo que atrae a los refugiados es la prosperidad económica del viejo continente. "El ferry hasta Lesbos sólo cuesta 10 euros. En cambio ellos pagan unos 1.500 para subirse en esas barcazas en las que se juegan la vida. No es una cuestión de dinero, sino de que legalmente la Unión Europea no les permite el paso y por eso acaban recurriendo a los traficantes de personas", sentencia la periodista, a la vez que recuerda cómo la precaria situación económica de Grecia dificulta aún más la situación de los refugiados. "La emergencia ya no está en la travesía, sino en los campamentos casi improvisados que se han ido formando y a los que Grecia puede ofrecer unas infraestructuras muy limitadas", señala Escaño, quien culpa a Europa tanto de no prestar la ayuda suficiente al país heleno para gestionar esta crisis como de no reubicar a las 160.000 personas a las que se había comprometido a prestar asilo, de las cuales 16.000 le corresponderían a España aunque a día de hoy el número de los que ya han llegado a nuestro país apenas roza las dos veintenas. A esta denuncia, Iglesias añade que se trata de un "tema básico de legalidad internacional. Hay que proteger los derechos de asilo y refugio, pues si no lo hacemos se convertirán en papel mojado. O decimos claramente que las personas perseguidas por motivos políticos, religiosos o étnicos no tienen ningún amparo internacional y así nos quitamos definitivamente la careta, o si éstos son derechos en los que creemos nos comprometemos a cumplirlos".

Aunque el documental, que cuenta con la locución de Antonio Dechent, muestra lo dolorosa que es la situación en la que se encuentran atrapadas estas miles de personas y expresa con indignación la inacción de las instituciones que deberían responsabilizarse de esta crisis, con Contramarea los autores han querido destacar también el compromiso de "todos los voluntarios internacionales que nos han enseñado que se pueden hacer muchas cosas y que cada uno en su ámbito tiene algo que aportar". En este sentido, Escaño habla del efecto Lesbos, "una sinergia positiva que se crea entre las personas que quieren ayudar y que al hablar de este tema toman conciencia de cuál puede ser su lugar en este problema. Pretendemos así sensibilizar sobre la situación y que la ciudadanía nade junta a contracorriente y presione a los gobernantes". En este sentido, el equipo de este documental ha impulsado junto a la Asociación de la Prensa de Sevilla la campaña para sensibilizar a la población #AcojamosALosRefugiadosYa, en la que han contado con el apoyo de personalidades públicas como Ana Pastor o Dani Mateo, y que les ha valido un premio de la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado.

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