Henry Moore conoce Sevilla

La Plaza del Triunfo acoge hasta abril siete bronces del maestro inglés en los que se perciben las constantes de su trayectoria

Henry Moore conoce Sevilla
Henry Moore conoce Sevilla
Braulio Ortiz Sevilla

07 de febrero 2014 - 05:00

La impactante elegancia de los bronces monumentales de Henry Moore (1898-1986) adorna espacios emblemáticos como la Cámara de los Lores, en Londres, el Ayuntamiento de Toronto, en Canadá, o la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, pero desde ayer las piezas del británico dialogan también con la catedral y el Alcázar de Sevilla. La iniciativa Arte en la calle, promovida por la Obra Social La Caixa y la Fundación Cajasol, expone hasta el 12 de abril en la Plaza del Triunfo siete creaciones que el autor realizó en las últimas décadas de su vida -entre 1960 y 1982- y en las que se perciben algunas de las constantes de la producción de este maestro: la inspiración que hallaba en la naturaleza, su interés por las figuras reclinadas o la representación del binomio madre-hijo.

La muestra, que ya se ha visto en Santa Cruz de Tenerife y en Las Palmas de Gran Canaria y que está organizada junto a la fundación que custodia el legado del artista, supone el regreso simbólico de Moore a España, país que conoció en el verano de 1934, cuando viajó por algunas ciudades en motocicleta. "Pero entonces no bajó más allá de Toledo", afirma Pilar Lacasta, directora de acción cultural y comunicación de la Fundación Cajasol, orgullosa de que con esta exposición de los trabajos de Moore el autor pueda conocer al fin un destino que se le resistió.

El director de la Henry Moore Foundation, Richard Calvocoressi, se muestra entusiasmado con la ubicación de los bronces. "Las esculturas de Moore se basan en la figura humana, pero tampoco podemos olvidar la presencia que hay de formas naturales, cómo se inspiraba en formaciones rocosas, montañas o acantilados", comenta, "y en este emplazamiento las obras parecen estar en un diálogo continuo con la catedral, que es como una montaña de piedra, y con la pared exterior del Alcázar, que es una especie de acantilado". Calvocoressi quiso restar importancia a la lluvia que incomodaba ayer a los asistentes a la inauguración. "No se preocupen que el bronce tiene mejor pinta mojado. Diría que la luz que tienen esta semana es la más próxima a la que pueden encontrar un día raro de verano en Inglaterra. Son las condiciones idóneas para apreciar un trabajo de esta magnitud", observó.

La selección refleja la curiosidad de un hombre que, a pesar de los grandes volúmenes que manejaba, conseguía avivar su imaginación con los objetos más modestos, como ocurre con Pieza de bloqueo, que concibió Moore al analizar dos piedrecillas que no lograba separar, o en Gran figura de pie: filo de cuchillo, singular revisión de la Victoria alada de Samotracia que ideó a partir de un hueso de pájaro. Otra de las piezas destacables del conjunto, y en la que se percibe el asombroso estudio de las formas que llevaba a cabo Moore antes de realizar sus creaciones, es Figura reclinada en dos piezas, núm. 2, perfilada tras descubrir las posibilidades de que la obra interactuara mejor con el entorno a través de una composición en dos piezas. También llamativa de la trayectoria del autor es Madre e hijo reclinados, en la que conviven una mujer de relieves marcados y un niño que Moore perfila en unos escuetos trazos abstractos. La postura en que se encuentran ambos es inusual: sólo existen tres bronces a gran escala en los que la mujer está reclinada y no sentada.

En la Plaza del Triunfo se pueden ver otras figuras reclinadas: Formas conectadas reclinadas jugaría como una madre y un hijo reinventados, de forma más abstracta, con las ideas de protección y vulnerabilidad, mientras que la Figura reclinada que hizo con 84 años es más estilizada y sinuosa que otras creaciones suyas. Moore explicaría en alguna ocasión el porqué de esa fijación por las mismas formas. "La figura reclinada ofrece la máxima libertad de composición y de espacio. La figura sentada tiene que tener algo donde sentarse. No puedes moverla de su pedestal. Una figura reclinada puede reclinarse sobre cualquier superficie. Es libre y estable al mismo tiempo (...) además, está en reposo, se adapta a mí".

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