'Gurumbé', el color del olvido

El jerezano Miguel Ángel Rosales presenta en el 'Panorama andaluz' del SEFF un documental sobre la esclavitud y la impronta africana en Andalucía.

El guionista y director jerezano Miguel Ángel Rosales.
El guionista y director jerezano Miguel Ángel Rosales.
Arantxa Cala / Jerez

01 de noviembre 2016 - 05:00

Filmar lo que ya no está, contar lo que tanto se ha ignorado, sacar luz desde la penumbra. Esa son las bases del documental Gurumbé, canciones de tu memoria negra, con guión y dirección del jerezano Miguel Ángel Rosales. Gurumbé, esa primera pieza musical del siglo XVI que hace referencia a los negros, es la que da nombre a esta profunda investigación de casi cuatro años de trabajo en la que se trenzan los hilos de la historia de la esclavitud en España -con todas las consecuencias que tuvo, incluso económicas- y la búsqueda de los rastros culturales y la presencia que las poblaciones africanas dejaron en Andalucía la Baja. Aunque el documental también viaja a México, Portugal, Senegal, Cuba... Un recorrido "serio", donde las entrevistas con investigadores tienen un peso importante.

"No hubo una iluminación, un descubrimiento, sino una inquietud, una llamada a ir más allá tras una charla con los amigos etnomusicólogos José Miguel Hernández y Lénica Reyes sobre la impronta africana en el flamenco", cuenta Rosales. "Algo que se intuye cuando se viaja a África, en sus bailes, una expresividad gitana, más cerca del baile flamenco de lo que hasta ahora la flamencología clásica había contado". Y hablando y hablando, investigando e investigando, el estudioso se mete de lleno en la esclavitud, llega hasta esas poblaciones tan grandes negroafricanas que habitaron Cádiz y Sevilla desde 1440 hasta mitad del siglo XIX, y que llegaron a representar hasta el 15% de los ciudadanos. Una presencia muy potente con un mestizaje enorme de la que ya hablan las crónicas de entonces. "En las músicas populares que se dan en el Mediterráneo hay muchas cosas en común por esas herencias del Medio Oriente y Árabe, entre otras, como los merismas, las modulaciones de la voz y cierto sentimiento trágico, nostálgico, algo que es comparable en el flamenco con cantes que se dan en Sicilia, Chipre o Irán". "Pero hay -añade- algo que diferencia al flamenco de las otras músicas europeas, la polirritmia. Y ahí creo que está la impronta africana, y en las maneras de bailar y de hacer la fiesta. Bailes en los que la figura y la individualidad son muy importantes, algo que no ocurre en la mayoría de la música folklórica europea, pero sí los hay en muchos de los bailes de la cultura africana". En el documental se plasma ese paralelismo entre los bailes serer y el baile de una fiesta flamenca, concretamente, en la jerezana peña Tío José de Paula. "Si el flamenco tiene una impronta africana es sin duda en su parte rítmica, del baile. Porque el flamenco es, al final, un crisol donde confluye toda una herencia enorme de folklore y música que tiene una parte judía, árabe y africana. Esta última ha sido la más silenciada".

Sí, la musical ocupa una parte relevante del documental, pero la esclavitud le sugirió al director otro millón de cosas, "porque hay una parte de la historia de España que ha sido ocultada". Y entre esos dos hilos que se trenzan aparece la crueldad con los esclavos, el papel de la mujer dentro de las propias familias como concubinas, "a la vez que se intenta romper el mito de que la esclavitud en nuestro país tenía tintes paternalistas, doméstica, de ostentación, cuando la investigación, sobre todo, a raíz de la labor de nuevos estudiosos como Aurelio Martín Casares, José Antonio Piqueras y Arturo Morgado, entre otros, habla de una esclavitud cruel, de trabajos forzados, algo que no quita que hubiera otros esclavos mejor tratados. Y está por estudiar aún la esclavitud en las labores agrícolas y en la minería". Un esclavo que no estaba representado socialmente, tan sólo de manera negativa, como en el teatro del Siglo de Oro, en papeles bufos, o en las pinturas. Aunque sí hubo algunos esclavos que fueron destacados, como el pintor Juan de Pareja, esclavo de Velázquez, o el poeta Juan Latino.

Hasta el siglo XVII, cuando Sevilla era la gran capital del mercado esclavista junto a Lisboa, sobresale el hecho del esclavo como inversión de valor, como un gran negocio, y había mucha gente que se dedicaba a ir a los puertos esclavistas y a distribuir luego esos esclavos con una gran ganancia. A mediados del siglo XV había esclavos en Sevilla, y antes de esa fecha ya había plantaciones en Sicilia y Chipre, aunque no mayoritariamente negros. "Porque el giro hacia la esclavitud casi al 100% africana lo provocan la conquista de América y la costa de África. Eran traídos de manera inhumana en la bodega de los barcos a ciudades como Sevilla, donde se subastaban en las escaleras de la Catedral o se voceaban por la calle".

"Gurumbé se implica, no ve la esclavitud como algo anecdótico, sino que quiere hacer ver al público las consecuencias reales que tuvo y tiene hasta hoy. Muchos de los prejuicios que conformaron el racismo del siglo XIX, y que todavía arrastramos, tienen una herencia en los imaginarios que se crearon para deshumanizar al africano y poder justificar su esclavitud. Además, el esclavismo dejó las puertas abiertas al proceso colonial, que dejó a África esquilmada de recursos, que llevó luego a la ruina de la mayoría de los países que intentaron su independencia en los años 60, así como la posterior crisis migratoria. Los tiempos son otros, pero las imágenes que vemos en la actualidad nos recuerda a las que nos ha dejado el cine a lo largo de la historia". "Fue tan fuerte la huella africana que dio origen a poblaciones afroandaluzas, tras varias generaciones. Se sentían andaluces. Hay una genética perdida que está aquí, presente", destaca.

Gurumbé, canciones de tu memoria negra, de Intermedia Producciones, ha tenido un gran arranque. En España se ha estrenado en la Seminci y este domingo se proyectará en la sección Panorama Andaluz del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF). Posteriormente viajará al Festival Iberoamericano de Huelva, a Bruselas, Londres, Nueva York... "También me encantaría proyectarla en Jerez, para que se viera sobre todo el aspecto flamenco, que puede sorprender bastante", confiesa Rosales de su obra, que ha exhibido además en Colombia y el Festival de Cine de Sao Paulo.

"Que la historia se haya olvidado de ellos me parecía una gran injusticia. Este documental pretende, humildemente, aportar algo a la historia de este país". Antropólogo, autodidacta en el cine, con una ya larga trayectoria detrás, a Rosales siempre le ha inquietado buscar los rastros, llegar hasta el origen. Hace hablar al silencio.

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