Glenn Close: ¿a la séptima va la vencida?

Premios Oscar

La veterana merece el Oscar desde hace mucho. Hace 30 años debería haberlo ganado por su prodigioso papel en 'Las amistades peligrosas'

Glenn Close, en 'La buena esposa'.
Glenn Close, en 'La buena esposa'.

29 de abril de 1989. Shrine Auditorium de Los Ángeles. Tom Cruise y Dustin Hoffman, que ese año triunfan con Rain Man, entregan el Oscar a la mejor actriz protagonista. La Academia se decanta por Jodie Foster y le concede la primera estatuilla de su carrera por Acusados. Es un año de grandes papeles, entre ellos los de Sigourney Weaver en Gorilas en la niebla o Melanie Griffith en Armas de mujer, pero resulta imperdonable que los votantes no hayan caído rendidos a una de las interpretaciones más poderosas de la década de los 80, la de Glenn Close en Las amistades peligrosas, de Stephen Frears.

Close imprime a su marquesa de Merteuil una irresistible combinación de maldad, sofisticación e inteligencia, pero quizás es un trabajo un tanto desafiante para todos los gustos. La actriz (Greenwich, Connecticut, 1947) suma ya en 1989 cinco nominaciones al Oscar (las anteriores fueron por El mundo según Garp, Reencuentro, El mejor y Atracción fatal) y la suerte no ha estado de su parte en ninguna de las ocasiones.

En 'Las amistades peligrosas'.
En 'Las amistades peligrosas'.

Nadie duda de su talento, pero su interés en encarnar a personajes difíciles no le granjea demasiadas simpatías: cuando se estrenó Atracción fatal, un año antes, la portada de una revista la definió como "la mujer más odiada de América". Quizás Close, en su valentía, se ha inspirado en Bette Davis: "Ella no intentó agradar a la gente. No dijo: Queredme. Tuvo el coraje de hacer personajes poco atractivos con la esperanza de que el público los entendiera al final".

Todo apunta a que 30 años después de aquella noche, si las quinielas no fallan, Glenn Close recogerá al fin su merecido Oscar. La buena esposa, la séptima nominación de su carrera (en 2012 volvió a ser candidata por Albert Nobbs, y volvió a irse con las manos vacías), es la oportunidad para que los académicos se rediman y reconozcan al fin a esta intérprete privilegiada, que ha compaginado su carrera en el cine con una aplaudida trayectoria teatral (tiene tres premios Tony) e incursiones televisivas en las que también se ha atrevido con personajes ambiguos y fascinantes (Daños y perjuicios). Una trayectoria en la que ha buscado refugio en el cine independiente (ha trabajado con Rodrigo García en tres ocasiones) sin despreciar el cine más comercial (101 dálmatas y su secuela, Guardianes de la galaxia) y sin perseguir la celebridad, en su opinión "lo peor que le puede ocurrir a un actor".

Glenn Close, en la pasada edición de los Globos de Oro.
Glenn Close, en la pasada edición de los Globos de Oro. / Efe / HFPO

Close, que interpreta en La buena esposa a la mujer de un Premio Nobel que se cansa de estar a la sombra del marido, reforzó su prestigio con el brillante discurso que se marcó en los Globos de Oro, cuando contó que su madre le había confesado en la vejez que no había hecho nada interesante con su vida, volcada hasta entonces en atender a su esposo. En su intervención, Close animó a las mujeres, educadas para ser "cuidadoras", a que trabajaran por "sus sueños. Mujeres, tenemos que decirlo: puedo hacerlo", concluyó emocionada.

Galardonada ya con el Globo de Oro y el premio del Sindicato de Actores, Close es la mejor posicionada en la carrera por el Oscar. Las posibilidades de que proclamen a Lady Gaga la mejor actriz por Ha nacido una estrella parecen haberse apagado (le espera la estatuilla a la mejor canción), aunque no hay que olvidar que Olivia Colman, espléndida en La favorita y merecedora del Bafta y de la Copa Volpi en Venecia, es una rival muy fuerte. ¿Y si los académicos cautivados con Roma deciden premiar a Yalitza Aparicio, el alma de la película? El domingo debería ser la noche de Glenn Close. Lleva mucho tiempo esperándolo. "Me suelen confundir con Meryl Streep, pero nunca en la entrega de los Oscar", bromeó ella. Su triunfo sería la guinda del pastel a una carrera que ella sigue celebrando. "Después de 45 años de profesión", dijo en los Globos de Oro, "no puedo imaginar una vida más maravillosa".

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