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La XIX edición de la Bienal de Sevilla ya tiene sus Giraldillos a los artistas y espectáculos más destacados. Así se anunció ayer tras la reunión mantenida en la sede del festival en el convento de Santa Clara y a la que acudieron representantes del mismo, prensa espacializada y miembros del consejo asesor entre los que se encontraban María Ángeles Carrasco, Cristina Cruces, Marta Carrasco, Manuel Rodríguez, Manuel Herrera, Manuel Martín Martín, los críticos de Diario de SevillaJuan Vergillos y Sara Arguijo, Antonio Zoido, Rocío Plaza, Conrado Rodríguez, Manuel Pedraz, Alejandro Luque, Juan Manuel Suárez Japón y el artista plástico y autor del cartel de esta edición, Ricardo Cadenas.
En total fueron ocho los reconocimientos anunciados, y donde destacó la recuperación de algunos como el Premio momento mágico que no se entregaba desde 2010. Curiosamente, este galardón fue para el cantaor afincado en Lebrija José Valencia (Barcelona, 1975), al que se le reconocía el increíble trabajo realizado en el espectáculo De Sevilla a Cádiz donde se evocaba a la figura del desparecido Juan Peña El Lebrijano. Valencia pasa así a formar parte de ese círculo de privilegiados que cuentan con más de una estatuilla, ya que en 2014 y 2012 logró el Giraldillo al Cante y en 2010 el de acompañamiento al baile.
Este año, el del Cante ha recaído en la granadina Marina Heredia, una artista cuyas últimas apariciones en Sevilla ya habían levantado expectación y buenas críticas. Su aportación en Contra las cuerdas, estrenado en el Lope de Vega, le ha servido para ganarse al jurado.
El Giraldillo al baile, por su parte, ha tenido nombre propio, Rocío Molina. La malagueña ha sido una de las revolucionarias de esta edición con más de cuatro horas de improvisación que cautivaron al público del Teatro Central. Molina ya sabe lo que es saborear este galardón pues en 2008 lo recibió ex aequo con Rafaela Carrasco a la Mejor Coreografía.
Merecido ha sido también el Giraldillo al Toque, que viajará hasta Córdoba con la sonanta de Vicente Amigo. Su trayectoria y esa manera de tocar tan personal le han servido de acicate.
El Giraldillo al Mejor Espectáculo ha sido para otra artista granadina, Patricia Guerrero, una bailaora que evoluciona año tras año y que, con este premio, viene a corroborar que el Giraldillo Revelación obtenido en 2012 no fue casualidad.Catedral, su última propuesta, trasladó al público a un escenario casi místico en el que dio muestras de su progresión.
La Bienal recuperó también este año el Giraldillo a la Innovación, ausente desde 2008, y que ha sido para la apuesta conjunta de Rocío Márquez y el contrabajista Fahmi Alqhai. Bajo el título Diálogos de viejos y nuevos sones, ambos músicos lograron una perfecta simbiosis entre flamenco y aires clásicos.
Uno de los últimos Giraldillos en instaurarse, el Ciudad de Sevilla, que anteriormente fue entregado a Enrique Morente y Juan Peña El Lebrijano, ha sido esta vez para el espectáculo Bailando una vida, un montaje con el sello de Rubén Olmo que congregó en el escenario del Maestranza a maestros de la talla de José Galván, Ana María Bueno, Milagros Mengíbar y Manolo Marín, que brillaron al son del cante de Miguel Ortega y las guitarras de Rafael Rodríguez y Juan Campallo, entre otros.
El jurado no se olvidó de ese trabajo que a veces queda en segundo plano, el del cuerpo de baile, concediendo el Giraldillo Especial a los miembros del Ballet Flamenco de Andalucía, que en el adiós de Rafaela Carrasco como directora mostraron en Sevilla Tierra Lorca. Cancionero popular.
Pero si ha habido un Giraldillo que ha causado mayor sorpresa, ese ha sido el de la joven jerezana María Terremoto, reconocida con el Giraldillo Revelación. Con apenas 16 años se ha ganado el respeto y la admiración de prensa y aficionados demostrando una entereza y una sobriedad sobre el escenario impropias de su edad. Su designación fue de las más apretadas, pero finalmente acabó imponiéndose por un solo voto.
María Terremoto, hija de Fernando Terremoto hijo y nieta del gran Fernando Terremoto, toma así el relevo de una saga cantaora y lo logra haciendo historia en la Bienal por su juventud. Además, seguirá los pasos de su padre, que también obtuvo este premio en 1996. La estautilla seguirá en Jerez ya que hace dos años el galardón lo logró su primo, el guitarrista Manuel Valencia.
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