Borgo | Crítica
Una mujer en Córcega
Desde que se publicó Gomorra, libro denuncia sobre la Camorra napolitana, su autor, Roberto Saviano vive bajo amenaza de muerte. Matteo Garrone, director del filme no tuvo problemas, ¿La razón?, "El libro denunciaba, daba nombres", pero "yo ni denuncio ni edulcoro, no juzgo, me limito a mostrar", afirma.
Rodada en el corazón de esas inmensas fortalezas que conforman los suburbios de Nápoles, como es el barrio de Scampia, Garrone se sigue sorprendiendo de cómo "la fascinación del cine, que abre todas las puertas". Así ocurrió en Scampia donde, recuerda, "desde el primer momento, antes del rodaje, los que controlan el territorio sabían perfectamente dónde estábamos qué veníamos a hacer y qué contaba la película y nos dejaron en paz".
"He rodado con total libertad y nadie me ha dicho lo que tenía que contar", añade Garrone, -en la presentación de su filme, que se estrena el próximo día 14- y apunta cómo los habitantes se apelotonaban alrededor del combo del director para ver de cerca, dice, "algo que comprenden pues lo viven cada día, es su realidad". "Ellos fueron mi primer público y supusieron un test para mí", cuenta Garrone, quien hoy viaja a Sevilla donde acude Roberto Saviano para abrir el Festival de Cine Europeo con su filme.
"Roberto sabe lo que hay -dice Garrone-.Sabe del peligro que corre y que cada día aumenta. Esta mañana en el avión leía en La Repubblica cómo la Camorra había robado explosivos, algo que puede llevar a una acción contra Saviano. Su vida es dramática y sabe que debe irse de Italia para poder vivir con normalidad". El escritor colaboró en todo momento con el cineasta y escribió el guión de la película. Una película en la que, insiste, "no hay buenos ni malos. La realidad allí no es blanca o negra, es una inmensa mancha gris donde se confunde lo legal con lo ilegal, el bien con el mal".
"En 2008 y a dos horas de Roma existe un territorio donde se vive en estado de guerra cotidiana, donde se lucha por la supervivencia y la vida es una jungla. Los que habitan en ese mundo cerrado y aislado, no son conscientes de que haya otra realidad más allá de la suya", añade el director. Ha elegido cinco historias con personajes que viven cada uno una situación distinta, para así hacer un fresco sobre los distintos estamentos de la camorra. Pero no habla de los capos, sino de las clases más bajas de la Camorra. "Aquí no hay glamour", algo que se desprende de muchos de los clásicos del cine, desde El Padrino a Uno de los nuestros.
Para dotar de credibilidad la historia, el cineasta mezcló actores de teatro, tanto de compañías grandes como pequeñas, pero siempre locales "así ese universo en el que se mueven no les resulta extraño" y también algunos habitantes de L'Scampia -miembros o no de la Camorra- completaron el reparto. Gomorra se acompaña de una serie de datos escalofriantes que aparecen con los títulos de crédito. Los diez mil muertos en 30 años, o el hecho de ser la empresa más potente de Italia, con un volumen de negocio de 150.000 millones de euros al año.
Garrone explica que para entender por qué la Camorra se extiende de tal modo, porqué tiene esa implantación en todos los niveles sociales, económicos o políticos hay que saber que "es fuerte porque forma parte de todo el tejido social y cubre el hueco dejado por el Estado y las instituciones gubernamentales". "Ellos se mezclan con la gente y se ayudan. Nunca sabes a ciencia cierta quien forma parte de ella y quien no", apunta Garrone, quien insiste en que a las supuestas conexiones del poder con la mafia no se limitan sólo a los partidos de la derecha, sino a todo el arco parlamentario. "Basta con decir que la alcaldía de Nápoles está en manos de la izquierda desde hace décadas", concluye.
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