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Fotografía
Sevilla/En un buen viaje importa el dónde, cómo no, pero no menos placentero es tener un porqué. Con esta certeza Juan Manuel Bonet, crítico de arte y literatura, poeta y comisario de la exposición colectiva de la que vamos a hablar, Galería de espejos. 21 miradas andaluzas, propone un recorrido por el presente de la fotografía andaluza. Producida por el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), la muestra puede visitarse hasta el 6 de junio en Almería, donde se encuentra la sede de esta institución de la Junta. Después podrá verse en las demás provincias, aunque las fechas y el lugar de su exhibición en Sevilla no se han especificado aún.
Queda el porqué, el motivo, el hilo que une todas estas imágenes captadas por Fran Bascuñana, Laura Brinkmann, María Clauss, Manolo Espaliú, Héctor Garrido, Lola Guerrera, José Guerrero, Claudia Ihrek, Juan del Junco, Camino Laguillo, Aitor Lara, Pablo López, Mar Martín, José María Mellado, Antonia Moreno, José Muñoz, Manuel Muñoz Morales, Erika Pardo Skoug, Virginia Rota, Elo Vázquez y Pablo Castilla. Y los ejes son, como explica el comisario, "los espejos, la memoria y el paisaje".
"El viaje –propone Bonet, que a a partir de ahora será el cicerone en este texto– puede empezar en Córdoba, con Manuel Muñoz, que fotografía espejos en su ciudad natal, y en La Habana, con la Alicia de Lewis Carroll en la memoria". La parada en Almería corre a cargo de Fran Bascuñana, que evoca –fotografiando su casa, en la que se perciben ya los implacables sedimentos del tiempo– a Jesús de Perceval, pintor, escritor, fundador del Movimiento Indaliano y colaborador del grupo AFAL. De otro modo no, pero en el papel se puede viajar en un pestañeo al otro extremo de Andalucía. Y allí, en Huelva, María Clauss "se interroga sobre los enigmas de una época ya remota, la de la Segunda Guerra Mundial" en una quest titulada ¿Mi abuelo el espía?
El granadino José Muñoz propone por su parte "un viaje erudito y mental por la historia y la memoria de su oficio, tal como lo vivieron los humildes postaleros". Para la malagueña Laura Brinkmann, la fotografía es también sobre todo memoria, hasta el punto de que la concibe como "el stendhaliano espejo a lo largo del camino". En las obras que recoge la exposición, la autora inscribe sus pasos en "toda una tradición de literatura, de fotografía y de cine etnográficos", consignando algunas páginas de un diario africano. También como "diario íntimo" le sirve la fotografía al granadino Pablo López, "un lírico de la cámara, adepto del blanco y negro y de la miniatura, caminante y letraherido", que en la muestra deja constancia de sus viajes por la Andalucía Oriental. Pablo Castilla propone a su vez un "viaje en colores que juegan a ser vintage por la Costa Tropical" a través de imágenes pobladas de farolas, urbanizaciones y gasolineras, "siempre un mar inmaculado al fondo".
En cuanto al jerezano Juan del Junco, prosigue Bonet, su trabajo es "como de naturalista a lo José Celestino Mutis, aliado con una mirada precisa que recuerda la de un precursor de la modernidad como Karl Blossfeldt". Del reino animal habla Camino Laguillo, sevillana, en unas imágenes que pertenecen a su serie Upper Rock, sobre los monos de Gibraltar. Otro "viajero empedernido", el almeriense José María Mellado muestra "una iglesia metafísica camino del Cabo de Gata", un mar islandés; y el pecio del America Star, en la costa de Fuerteventura", imágenes que hablan del paso del tiempo y de la "poesía de la ruina", como dice el comisario.
El sevillano Manolo Espaliú comparece en la exposición no como el fotógrafo especializado en arquitectura contemporánea que es, sino con una faceta más intimista, mostrando su diario de viaje "al remoto, misterioso e inquietante Irán". También las huellas de un viaje, pero esta vez a Italia, centra la serie que propone el granadino José Guerrero, que paseó por Roma buscando la inspiración en su cálida monumentalidad y su tradición clásica. De París es la "tierna crónica cotidiana" que brinda la sevillana Claudia Ihrek, y en ella caben, apunta Bonet, desde "la memoria a los grandes de la fotografía humanista francesa" a ecos de las películas de Jacques Tati. Paisana de Ihreck, Elo Vázquez demuestra por su parte que "la poesía también puede encontrar su hueco" en internet, medio por el que difunde su obra "viajera y de una frescura y un humor muy suyos".
Erika Pardo Skoug
, malagueña de padre y sueca de madre, reside hoy en Suecia, país del que hablan sus paisajes, pertenecientes a la serie Faluröd, y que para Bonet poseen "una especial magia metafísica, entre De Chirico y Hopper". También la granadina Mar Martín vive en el norte de Europa, en su caso en Berlín, y en su ciclo Suche(x) visita una central nuclear de la antigua RDA, transportando al espectador a un "clima de película de espionaje".
"El tema que unifica la selección del sevillano Aitor Lara es la pandemia, contemplada durante 2020 en las marismas del Guadalquivir y sus pueblos", explica Bonet. Esos mismos parajes lleva años frecuentándolos el onubense Héctor Garrido, cuyas visiones aéreas de las marismas, recopiladas en su fotolibro Fractales, descubrió el gran público gracias los créditos iniciales de La Isla Mínima, la película de Alberto Rodríguez.
"Enraizamiento y capacidad para ahondar en las emociones", señala el comisario, caracterizan el trabajo de Antonia Moreno, natural de Arcos de la Frontera, que en De donde vienen los dioses aborda la correspondencia entre el paisaje y su paisanaje. Por su parte, el título del ciclo sobre el luto femenino de la malagueña Virginia Rota, La pena negra, "tiene algo de lorquiano, casi Yerma", apunta Bonet, que destaca de las fotografías que de sus propias instalaciones hace la cordobesa Lola Guerrera, con la que se completa la nómina de la muestra, su "salto al territorio de lo fantástico y lo surreal".
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