"El rock and roll tiene fecha de caducidad"
Los Fusiles | Grupo musical
Los Fusiles tiene preparado su tercer LP, del que adelantarán una canción en su concierto del ciclo Pop Caac el jueves
Tras un EP inicial, Los Fusiles establecieron el molde de su sonido con ¿Quién le escribe al coronel? en 2019. Dos años después, con Victoriosa elevaron el listón; un disco más meditado y artístico que el anterior y todavía lleno de disparos de adrenalina. Mostraba a estos sevillanos más confiados, más sofisticados y con más madurez, aunque sea esta una palabra sucia en el rock’n’roll porque las bandas no suelen envejecer bien, descubren la pretenciosidad, se amoldan a la pereza y la indolencia y desdeñan las ganas de descubrir algo nuevo. Los Fusiles han demostrado ser la excepción que confirma la regla, con una cadena de grandes canciones en las que se aprecian tanto los encantos de la introversión como de la guitarra desbocada.
Pablo Cuevas a la guitarra y voz, Quique Ruíz a la guitarra solista, Juanlu Cordero al bajo y Pablo Guinea a la batería, tienen ya preparada otra ráfaga de sus fusiles y presentarán una de sus canciones, Que no se acabe nunca, en el concierto que darán en la noche del jueves, antes de que al escenario suba la banda de Ángel Stanich, dentro del ciclo Pop Caac, para el que se pueden adquirir las entradas desde este enlace. Los dos primeros nos hablan de ello.
-¿Me pueden describir este nuevo disco?
-(Pablo) Dándole un buen sentido al término, podemos decir que es más de lo mismo. Hemos preferido sacar como adelanto Que no se acabe nunca porque es la canción más diferente de todas, pero luego sigue en la misma dirección que los otros discos, si acaso con algún medio tiempo de más. (Quique) También tiene algún registro que no hemos tocado antes, como un ska al estilo de los Clash, con Javier Cambra -músico valenciano afincado recientemente en Sevilla- al saxo y en un solo de trompeta que le dijimos que lo queríamos castizo y casposo y lo bordó. (Pablo) Un ska verbenero y pasodoble que va a ser nuestro Al calor del amor en un bar. Pero el disco es otro ejercicio más de lo que somos cuando nos juntamos; con un par de canciones más punkies y lo que la gente espera de nosotros.
-La presencia del saxo es otra novedad
-(Quique) En los otros dos discos hay pinceladas. La verdadera novedad es que aquí vamos a tener el saxo en un concierto. Por limitaciones de tiempo no podremos presentar más canciones, como hemos hecho en otros anteriores fuera de Sevilla, pero Javier tocará en el single y en dos más. También nos acompañará en otras tres Pedro Jiménez, teclista de Pequeño Salto Mortal. (Pablo) Él nos aportará multisonido, porque en Que no se acabe es simulador de cuerdas, en otra será piano de rock’n’roll y realzará con sonidos de Hammond los estribillos de El coronel, que siempre la hemos hecho como cuarteto habitual.
-¿Cuándo podremos escuchar el disco al completo?
-(Pablo) Con la escasez de materias primas no me atrevo a decir cuándo saldrá porque hay una demora de cinco meses desde que haces el encargo hasta que te llega el vinilo. Tuvimos un pequeño debate sobre si merecía la pena esperar tanto tiempo desde que tuviésemos el disco preparado para tener una tirada pequeña de 300 o 500 ejemplares en vinilo, que en realidad la gente compra como el que se compra una camiseta y la mayoría no lo ponen siquiera, pero venció el romanticismo y esperaremos a que llegue el formato físico para que cuando lo presentemos esté ya ahí. En octubre tenemos la última sesión de mezclas, lo enviaremos y ya estará para marzo más o menos. (Quique) A falta de unos detallitos y que tampoco sabemos todavía cómo se va a llamar, las diez canciones del disco ya están grabadas y sacaremos un segundo single en octubre, cuando ya esté terminado. Luego veremos si el vinilo no se demora más allá del primer trimestre, porque si es así nos plantearemos sacarlo primero en formato digital en febrero, para que la gente lo vaya escuchando y sirva de base para ir cerrando festivales en verano y conciertos en el resto del año, que no nos pille el toro.
-¿Son ustedes conscientes de que más allá de Motoretas, Califato o los que juegan en otra liga, Los Fusiles es la banda más popular de la ciudad y la que tiene más conciertos? En lo que va de año esta será la tercera vez que les vea.
-(Quique) Es porque no paramos de hacer cosas; somos constantes y aunque no tenemos oficina de management tenemos la suerte de que nos reclaman de muchos puntos de España. A veces tenemos que declinar la oferta porque no nos compensa económicamente; pero a poco que nos rente, vamos y hacemos el concierto. (Pablo) Tenemos la continuidad que les falta a otros muchos proyectos. Porque, para empezar, es muy costoso, los medios de que disponemos son muy escasos, la mayoría no se dedica profesionalmente a esto y es complicado. Nosotros hemos podido superar ese obstáculo y mantener una trayectoria de muchos años, que nos ha dado notoriedad. Aunque entre los cuatro de nuestra banda tenemos un interés un poquito asimétrico, como pasa en todos lados, todos damos lo que tenemos que dar y esa es la clave.
-¿Eso es garantía de una gran proyección futura?
-(Pablo) Los Fusiles tendrá la misma proyección que tenga el rock’n’roll en general. Es verdad que el público rockero prefiere a Loquillo, Ilegales, Enemigos, antes que ponerse a escuchar a una banda actual; va a lo conocido y eso es una pena. El rock’n’roll tiene fecha de caducidad, a mi pesar, porque no hay relevo generacional. Seguirá en los países anglosajones porque es su folclore; vi hace poco un directo de Liam Gallagher del año pasado y todo el público era chavales veinteañeros. Eso aquí es imposible y en España, Francia, Italia, Portugal, desaparecerá. Decía Marx que la gente tiene sus costumbres en función del modelo económico de su tiempo y ahora mismo estamos en una locura de usar y tirar, pero los fabricantes ya están diciendo que con la escasez de material cada vez mayor que hay se empezarán a fabricar coches que duren otra vez 20 años, a fabricar frigoríficos que de nuevo duren 20 años, y la música será lo mismo al final; se harán canciones de nuevo para perdurar en el tiempo, como las de Machín, los Beatles, pero el rock’n’roll no será el lenguaje de esas canciones. Las guitarras eléctricas ya no se venden. (Quique) Una vez me dijo Pablo que es como cuando eras un chaval y veías un violoncello, que decías qué antiguo es eso. Ahora ven una guitarra eléctrica y dicen lo mismo: si eso es de hace 60 años. Un grupo con guitarra eléctrica es una cosa antigua. Yo con 65 años voy a seguir tocando, aunque ya no siga vivo nadie del público que me está escuchando ahora, porque yo necesito seguir tocando la guitarra, es mi forma de vida y la tocaré en mi casa o en cualquier sitio al que vayan a verme dos personas. (Pablo) Pero le digo algo más, si el rock’n’roll desaparece tampoco pasará nada, no es una cuestión de estado como la sanidad o la educación.
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