Flamenco para alemanes
El sello alemán ACT reedita, para conmemorar sus 50 años, 'Festival Flamenco Gitano', un disco mítico que durante años fue prácticamente el único de arte jondo accesible en Europa.
FESTIVAL FLAMENCO GITANO. Varios intérpretes. Producido por Siggi Loch. Doble CD y libreto. ACT Music.
En la segunda mitad de los años 60 los promotores alemanes Horst Lippman y Fritz Rau, que habían popularizado en Europa el blues, primero, y el gospel más tarde, decidieron hacer lo propio con el flamenco. Para ello, organizaron entre 1964 y 1970 una serie de recitales, fundamentalmente de baile, pero también de cante y toque. En estas giras figurarían algunos de los grandes nombres del flamenco de la época: La Singla, Faíco, Toni el Pelao, Camarón, El Lebrijano, Paco de Lucía, Ramón de Algeciras, Enrique de Melchor, Paco Cepero, Marote, etcétera. El propio Lippman señaló que el apellido Gitano se incluyó en los eventos como fórmula para atraer al público, según recoge José Manuel Gamboa en su biografía de Paco de Lucía. Para promocionar los conciertos se creó un sello discográfico, L+R, en el que se registraron, en directo y con una excelente calidad de sonido, varios de estos eventos. El primero, titulado como la propia gira, Festival Flamenco Gitano, fue un auténtico éxito discográfico y durante años fue prácticamente el único disco de flamenco que se podía conseguir en Alemania y en otros países de Europa. Éste, junto con la segunda entrega, Da capo, por vez primera en formato CD, es el que se reedita ahora en un doble compacto, para celebrar los 50 años de la primera gira de la compañía.
Festival Flamenco Gitano es una de las dos únicas ocasiones en las que Orillo del Puerto, aquí rebautizado como Orillo de Siglana (sic) registró su arte en un estudio. Este Orillo es un desconocido para la mayoría de los aficionados actuales pero resulta ser el hermano mayor de Rancapino y durante años fue el prototipo de cantaor y bailaor festero en la línea de Paco Valdepeñas y Ansonini, en el pasado, o Javier Heredia y Luis Peña hoy. El cantaor, que militó en los 70 en la compañía de Antonio Gades, registró un disco con el bailaor. Pero antes de eso grabó unas fenomenales bulerías, plenas de poderío vocal y energía bailaora, en este disco, tituladas Cantes gitanos. La soleá está interpretada por el gran José Salazar, esposo de La Cañeta, con la convicción habitual en este cantaor en los 60, auténtica edad de oro del intérprete, en la que intervino también en la Antología del cante flamenco y del cante gitano dirigida por Antonio Mairena. Siendo el cantaor de raza gitana, Salazar sólo interviene en la parte flamenca de aquella obra. El baile lo pone aquí Dolores Amaya, porque Salazar canta para el baile. No hay que olvidar que Festival Flamenco Gitano era ante todo un espectáculo de danza.
Salazar, que aún sigue secundando a su esposa en las actuaciones de ésta, grabó varios discos en los 60 a consecuencia de su participación en el primer Concurso de Córdoba de 1956, en el que obtuvo dos primeros premios. Militó en las compañías de Concha Piquer, Manuela Vargas, Trini España. En la caña, de la que se afirma en el libreto que es la madre del flamenco y una canción religiosa, Salazar da fe de la amplitud de su tesitura vocal y su conocimiento de la tradición jonda. La guitarra, con su contundencia habitual, es de Antonio Arenas. La voz del cantaor vuelve a aparecer en las alegrías que baila el gran Toni el Pelao, con las guitarras de Marote y Arenas. La contundencia del bailaor ha sido una de las señas de identidad de su arte hasta hoy como vemos en los "encajes de bolillos" y los deliciosos contrapuntos rítmicos que hace en esta pieza. Un zapateado único.
Juan Maya Marote, el hermano del bailaor Manolete, ofrece unas vibrantes granaínas plenas de ímpetu y espectacularidad, donde da buena cuenta de su calidad como intérprete y su conocimiento de los diversos elementos del toque solista, en la única ocasión en que lo llevó al disco. En el vibrante rasgueado que cierra la pieza se pone de manifiesto su larga dedicación al baile.
Los fandangos corren a cargo del desconocido, para mí, Ramón Moreno, un cantaor de voz dulce y sentimental. La guitarra la pone Vargas Araceli. También la saeta corre a cargo del gaditano. El libreto afirma que el origen de este cante es judío, a pesar de que se trata de una saeta por seguiriyas que concluye con la chaconiana toná del Cristo. La bulerías son una personal versión de La Cañeta de un bolero suramericano, que la malagueña se canta y se baila. Una Cañeta en plenitud de facultades que se muestra tan salvaje y visceral como en ella es norma, aún hoy. El baile de La Singla aparece en las seguiriyas que canta Diego Vargas. La bailaora catalana, que sólo tenía 17 años el día de la grabación, ya había hecho las delicias de los aficionados en la película Los tarantos. La bailaora protagonizó en esta misma década unas brillantes imágenes de Colita y encabezó diversos elencos en los 60 y 70. Pero después desapareció misteriosamente del panorama flamenco. Su imagen es la que protagonizaba la cartelería y la portada de la mayoría de los discos del Festival Flamenco Gitano.
Era la verdadera, y única, estrella de la compañía. Los fandangos de Huelva son un mano a mano entre Orillo y Diego Vargas. El disco termina con una frenética "rumba catalán". Da capo presenta un repertorio y elenco parecido, aunque Toni el Pelao es sustituido por un joven Faíco. El libreto, en alemán e inglés, señalaba, y sigue señalando, que ésta es la primera vez que se realizaba una grabación de "el auténtico flamenco" muy diferente de la música de cabarets o los ballets que a veces llevan este nombre. Y la primera vez que el público no español tenía acceso al mismo. Ambas afirmaciones son de una notoria falsedad. Se añade, además, que son los gitanos los que han conservado esta música y danza en su verdad originaria. Por supuesto que este espectáculo agrupó en su momento artistas gitanos como los señalados y otros no gitanos, como Antonio Arenas, Matilde Coral, Paco Cepero, José Menese o Ramón de Algeciras y Paco de Lucía. El disco recoge el espectáculo tal y como se hacía en directo aunque la grabación se hizo en el Hotel Esplanade de Berlín.
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