Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
Festival Sevilla Swing!
Ayer en el Teatro Alameda lució el Festival Sevilla Swing! de la forma brillantísima en la que los grandes festivales de cine lo hacen cuando presentan en su programación estrenos y primicias. Partiendo de pocos minutos después de las nueve y durante casi dos horas y media se desarrolló la Noche Swinging Europe, con dos montajes que los espectadores que llenaron por completo el recinto fueron los primeros en apreciar. Y probablemente los únicos en el caso de Flappers of Today, que se ha creado especialmente para esta ocasión. El espectáculo de Jazz Evolution, que ha ideado el bailarín y coreógrafo francés Remy Kouakou Kouame sí que ha nacido con vocación de ser universalmente representado en el mayor número de lugares posible.
Las flappers es como se les llamaba a las mujeres que revolucionaron la sociedad de los años 20, nos contó desde el escenario Paula Padilla, cuando apareció en él junto a Helena Amado, su compañera en la banda sevillana O Sister! para hacer las presentaciones. En esa época querían hacer todo lo que a los hombres se les estaba permitido y a ellas no; querían divertirse también, tener más protagonismo, tomar sus propias decisiones. Y por ese motivo eligió el nombre de Flappers de Hoy para una residencia artística que ha dirigido en nuestra ciudad, en la que reunió un grupo exclusivamente femenino, compuesto por trece cantantes e instrumentistas de diferentes lugares y culturas, para sacar adelante este programa, en el que toda la música que escuchamos fue compuesta por mujeres en los inicios del siglo XX, reivindicadas mientras disfrutábamos de su sensibilidad. Así supimos, por ejemplo, como Cab Calloway lo aprendió prácticamente todo de su hermana mayor, Blanche, de la que copió incluso bastantes de sus canciones, y fue la primera mujer en dirigir una orquesta de hombres, antes de que recrearan su Blue Memories; también que la pieza instrumental Struttin’ With Some Barbecue, que acompañó las evoluciones de seis bailarinas de la comunidad swing sevillana, no era de Louis Armstrong, como casi todo el mundo pensaba, sino de su esposa, Lil Hardin, a la que trajeron de nuevo a la luz interpretando el Oriental Swing con el que ella jugó a mostrar cómo sonaría este género si fuese asiático; o también que muchas de las partituras que salieron de la colosal fábrica de ritmos de Tin Pan Alley aparecían como de autor desconocido cuando en realidad las habían escrito mujeres como Bernice Petkere, de la que aquí escuchamos Close Your Eyes.
Una banda básica compuesta por Juana Gaitán a la guitarra, Martina Mollo al piano, la alemana Julia Hornung al contrabajo y la italiana Nicoletta Quitadamo a la batería, respaldó en todo momento a las nueve cantantes, que aunque participaron juntas en prácticamente todas las interpretaciones, en dúos, tríos, coros, también se iban repartiendo papeles estelares como solistas según el tipo de tesitura vocal que más conviniese a la canción, porque entre ellas había tres sopranos: Ilenia Appicciafuoco, Liane Limon y Helena; tres mezzosopranos: Roberta Bevilacqua, Yanitsa Stacheva y Paula; y tres contraltos: Nina Thaler, Margarida Martins y Angela Strandberg, que participaba también tocando una trompeta. Cualquiera de la decena de piezas que recrearon derrochó maestría, fueron conmovedoras a la vez que inspiraban admiración; un valioso trabajo intelectual para preservar una memoria colectiva necesaria, marcada por el dolor de unas mujeres que lograron superar lo peor y ganarse el respeto internacional a través de sus contribuciones culturales. Si tuviese que elegir algunos grandes momentos de Flappers of Today mencionaría la atmósfera íntima creada con el My Silent Love de Dana Suesse con la voz destacada de la búlgara Stacheva y unos grandísimos acordes de piano, sobre una sutilísima base rítmica de contrabajo y batería; la interpretación al borde del escenario, sin amplificación eléctrica, del Me and My Chauffeur de Memphis Minnie, a cargo de las dos cantantes sevillanas junto a -espero no confundirme- la portuguesa Martins y la alemana Thaler, acompañadas de percusiones que ellas mismas hacían con panderetas, más guitarra y contrabajo, y el Keep Your Head Up, Sister!, original de Paula para uno de los discos de O Sister!, con el que se despidieron triunfalmente tras lanzar a pleno pulmón la proclama de su título: ¡Mantén la cabeza bien alta, hermana! Mención especial merecen también las innumerables y animosas parejas que estuvieron bailando en todo momento, ocupando por completo el espacio entre el escenario y las gradas.
Jazz Evolution es una creación de Remy Kouakou, reflejando su paso durante años por la escena swing, en la que ha desarrollado su carrera profesional, a pesar de que él viene de la cultura hip hop. Este montaje es un giro narrativo en el que intenta -y logra- mostrar qué pasaría si el jazz estuviese integrado con otros bailes urbanos como el hip hop y el house dance, si todos estos bailes no estuviesen separados cronológicamente y estuviesen situados en el mismo tiempo. Para llevar a cabo su demostración contó con la ayuda de un cuerpo de baile integrado por diez hombres y mujeres de diferentes orígenes geográficos y culturales, explorando formas artísticas afroamericanas, pero conectando sus identidades propias, sus maneras de ser, sus historias personales, con la música. Un espectáculo que quiso ser también una celebración, interactuando con todos nosotros, a los que se nos pidió que gritásemos, riésemos, hablásemos, bailásemos, hiciésemos notar, en suma, nuestra presencia en el teatro. Y vaya si lo hicimos; sin que realmente fuese necesario que los bailarines nos animaran subiéndose alguna vez a las gradas para incitarnos a ello.
Después de una introducción en la que ocho bailarines aparecieron sin música, moviéndose solo con el repiqueteo percusivo de sus zapatos contra el suelo del escenario, y la presentación del propio Remy acompañado de una simpática traductora, se abrió ante nosotros todo un mundo ecléctico de música y danzas en el que lo mismo tenía lugar un baile grupal del jazz más añejo sobre ritmos de Chick Webb, rotos por un scratch sobre la voz de Ella Fitzgerald cantando unas notas de Dipsy Doodle, que un desafío de cuatro contra cuatro alternando bailes de jazz y de house al ritmo de las remezclas de los productores Kerri Chandler y Jerome Sydenham; que se desbocaban todos guiados por la guitarra de B. B. King o santificaban el blues en un nocturno con un solo bailarín al que, tras unos inicios de contrabajo sintetizado, se unió el único músico que apareció sobre el escenario, Eyal Vilner, para unirse al que bailaba haciendo sonar su saxo acariciadoramente, mientras se desplazaba junto a él con movimientos que parecían perfectamente coreografiados.
Excepto la del saxo, toda la música que sonó estaba pregrabada y lanzada desde unas consolas al fondo del escenario, manejadas por Remy, que también realizaba eficaces maniobras en directo sobre lo que sonaba, como el scratch mencionado antes, o los efectos de eco, delay y la distorsión sobre la voz nuevamente de Ella en el momento más animado de la noche, el de la demostración del arte de los DJs -The Art of DJing- mezclando sin prejuicio alguno a Ray Charles, Mobb Deep, Naughty By Nature, con cadencias de salsa y afrobeat. Si esa parte fue la más animada, la más espectacular fue la dedicada al Lindy Hop con las evoluciones de Alice Mei, lanzada al aire, recogida de forma inverosímil contraria a las leyes de la gravedad y manejada como si fuese una muñeca por Nils Andren, mientras se escuchaba una base del Well All Right de Jimmy Lunceford y apreciábamos el sonido del saxo doblado: en directo con Vilner y grabado con el Swingin’ Uptown de la Big Band del propio saxofonista, que fue la que proporcionó también la base musical de toda la recta final del espectáculo, desde los bailes de Big Apple hasta los de Woodside, sobre la que se asentaron variaciones de Q-Tip, Diana Ross, Karizma y los cortos loops del Ring Ring Ring de De La Soul, repetidos cinco o seis veces de manera impresionante en el fastuoso baile coral con el que todo terminó.
O al menos pensábamos que terminaba, porque Remy volvió a salir para pedirnos que nos quedásemos un rato más y convirtiésemos el teatro en una enorme sala de baile, a lo que accedimos volviendo a ocupar, esta vez masivamente el espacio de baile y gran parte de la grada, que se movía cuando todos a la vez nos movíamos con una divertida mezcla de música disco, house, acid jazz, jazz clásico, afrobeat, entre la que reconocí a Earth, Wind & Fire al inicio, Groovers Collective, Karizma, Count Basie, el futbolista DJibril Cissé reconvertido en DJ, Robin S, la deslumbrante Crystal Waters, acercando el broche de oro, hasta el Soundgasm que nos dejó agotados a unos y preparados para seguir la fiesta a otros en el Metropol de las Setas, donde iba a estar poniendo música hasta bien entrada la madrugada DJ Selenite Toni, que aunque ahora sea un maestro del swing y resida en Algeciras, es Toni Barea, un viejo conocido de la escena rockera sevillana porque en los años 80 formó parte como guitarrista de un gran número de bandas locales.
Esta noche la música post conciertos en ese lugar la pondrá Ion Din Anina, un DJ y productor de música electrónica sevillano, para que continúen con su regocijo los que hayan pasado antes -y los que no lo hayan hecho y también quieran bailar- por el Teatro Alameda, donde hoy el programa lo componen Moreira & Guezbar Manouche Quintette y la gran estrella sueca del jazz Gungild Carling que, además, impartirá por la mañana una masterclass de Combo Swing en el CICUS. Allí mismo también habrá durante toda la mañana clases de baile, cerrando bien pasado el mediodía, a eso de las 13,30, el grupo sevillano Four Women Quartet, compuesto Natalia Ruciero, Virginia Moreno, Laura Domínguez y Blanca Barranco, con la interpretación en directo de canciones que convertirán el patio -con entrada libre- del edificio de la universidad en un club de baile del New York de los años 30 y 40. Por la tarde continuarán las clases de baile de todas las especialidades afines al swing, para terminar el festival mañana a lo grande con el Picnic Swing, una gran fiesta con música en vivo, baile, y confraternización que tendrá lugar, también con entrada libre, en el Parque Municipal de Gines, desde las doce de la mañana, hasta las seis de la tarde… si es que el cuerpo aguanta.
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