Fernando Tejero: "La idea de la cinta es enseñar esa parte de la historia que no se debería repetir "
GOYAS 2023
El actor Fernando Tejero tratará de conseguir el próximo sábado su segundo Goya en la 37 edición de los premios. El intérprete forma parte de la lista de nominados en la categoría de Mejor actor de reparto por su papel en el largometraje Modelo 77, dirigido por el sevillano Alberto Rodríguez. En la película, el actor se pone en la piel de El Marbella, un preso que se mimetiza con la cárcel hasta el punto de convertirse en el capo de La Modelo. El personaje baila entre dos aguas: permanecer en un sitio que le da sustento económico y luchar por sus libertades y derechos como preso.
–¿Conocía la historia de La Modelo?
–Sinceramente no. Es cierto que conocía la cárcel y que por ahí pasaron algunos presos durante la Transición. Empecé a conocerla más a fondo cuando tuve que hacer la cinta por unos libros que nos recomendó Alberto Rodríguez.
–El proceso de documentación del largometraje ha durado casi 15 años. ¿Qué técnicas usó para meterse en el papel de un preso de la época?
–Mi personaje existió. Tanto Rodríguez como Rafael Cobos escriben muy bien las tramas, pero más allá de lo que quedaba latente en el guion, me imaginé su historia en la cárcel. Pensé en una persona a la que quitan su libertad, sobre todo en esa época tan complicada en la que cualquier ser humano valía tan poco. Estaba vigente la ley de vagos y maleantes y, por tu ideología o tu orientación sexual, te privaban de tu libertad durante muchísimos años. Ahondé un poco en la historia de este personaje y me llegué a preguntar si realmente le interesaba salir de la cárcel. Tenía su vida hecha, mantenía a su familia desde dentro, carecía de esperanzas en la justicia y en que cosas tan reivindicativas como la COPEL saliesen adelante. A todo esto se añade una época tan interesante como aquella, a nivel político, y lo necesario que era luchar por la libertad individual, por la democracia y los derechos.
–Su personaje parece estar entre dos aguas. Entre salir de prisión y no.
–He dudado mucho sobre esta cuestión. Imagino que cuando saliese, indudablemente para la sociedad sería un infectado. En la cárcel adquiere un poder que hace que mantenga a su familia, que tenga seguridad y algo que fuera de prisión no va a tener.
–¿Cómo ha sido la experiencia de grabar en la propio Modelo?
–Sin ninguna duda cuando se está contando una historia verídica, el poder trabajar y recrearla en el lugar donde ocurrió, es una maravilla. Sobre todo en un sitio tan complejo y claustrofóbico. Cuesta pensar que en un lugar como La Modelo hubiese gente encarcelada, porque estaba ubicada en pleno centro de Barcelona. Nos documentamos con muchas fotografías, allí mismo hay imágenes que te recuerdan que alguien estuvo ahí. Todo lo que sea trabajar en un escenario real, donde la historia sucedió, te ayuda muchísimo a contarla.
–Es la primera vez que trabaja con Rodríguez. ¿Cómo ha sido?
–Era con uno de los directores con los que que deseaba trabajar. Está claro que está entre los tres o cuatro mejores del país. Independientemente de que yo piense esto, es evidente que las historias que cuenta son maravillosas, sobre todo cómo lo hace. Ha sido fantástico. Tiene todo muy claro, es consciente de que son necesarios los autores para contar las tramas y eso hace que los cuide muchísimo. Como es el que escribe y pare las historias, es muy conocedor de lo que le pasa a cada uno de sus personajes. Es muy fácil trabajar con el.
–La película tiene una mirada política que evita el estereotipo de los personajes y los humaniza.
–Sin ninguna duda así se empatiza más con los personajes. Independientemente de que hubiese gente cumpliendo condena por algún delito, más allá de la democracia y de la situación política, la película resalta que encarcelaban a muchas personas prácticamente por vivir. Por esa ley de vagos y maleantes absurda. La película los humaniza, porque son personas y se transmite la realidad de lo que pasaba.
–Se puede considerar un éxito que más de 400.000 espectadores hayan visto la cinta teniendo en cuenta las oleadas de homofobia, racismo y machismo que estamos viviendo a nivel mundial.
–Me gustaría que todos los públicos vieran este tipo de películas, pero sobre todo la gente joven. No tienen ni idea de lo que se vivía en aquella época. Como bien dices, noto que desde hace unos años hay una regresión y se vuelve a maltratar a la gente por su orientación sexual. Parece que se ha acrecentado la homofobia, el machismo, el racismo y la xenofobia. La idea del largometraje es enseñar esa parte de la historia que no se debería repetir. Viví a Franco 10 años y, aunque era un crío, hay un tufo y un aroma que recuerdas de algún modo. Sufrí lo que hoy llaman bullying y padecí aquello de no poder expresarte por tus ideas políticas. Aunque tenía 10 años, uno escucha, oye y siente. No me gustaría bajo ningún concepto, por la situación personal que me tocó vivir y me sigue tocando por mi orientación sexual, volver atrás ni para coger impulso. Películas como Modelo 77 son muy necesarias y ojalá ayuden a tomar conciencia.
–Ganó su primer Goya en 2003, esta es su tercera nominación. ¿Cómo la afronta?
–Me doy con un canto en los dientes, porque estoy a mitad de mi carrera. Estoy muy contento con mi trayectoria. Igual suena un poco a tópico, pero este año lo digo con todo mi corazón: estar nominado ya es un premio maravilloso, porque hay un nivel cinematográfico brutal. De la nominación al premio hay un paso, o unos cuantos votos, y que la profesión haya considerado que tienes que estar ahí ya es un premio.
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