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Me estoy quitando | Exposición
Sevilla/Una vibrante paleta cromática recibe al público en Carmen Aranguren Fine Art. Con su pasión por la geometría y el dinamismo, las creaciones de Fernando Clemente (Jerez de la Frontera, 1975) reivindican la pintura por la pintura en la muestra Me estoy quitando, que puede verse en la galería del número 4 de la Puerta de la Carne hasta el 10 de diciembre.
Tras volver la vista atrás, y hacer memoria y archivo de su etapa junto a Miki Leal y Juan del Junco en la antológica que le dedicó el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo al colectivo que fundaron en los años 90, The Richard Channin Foundation, Clemente estrena ahora en su nueva exposición individual nueve obras de distintos formatos y recupera alguna pieza que mostró el año pasado en el MAD de Antequera, como una alargada escultura en madera.
En sus últimas creaciones, parte de una encrucijada tan personal como colectiva: de qué modo el artista debe reivindicar su propio lenguaje -composición, materia, forma- en un entorno donde todavía la pintura española mantiene ciertos complejos respecto al arte conceptual. "Entiendo el arte como una respuesta a lo que ves, como una reacción a lo establecido", recalca este licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, que empezó su carrera en el arte relacional, atento a la participación del receptor, y al que ahora, precisa, no le interesa "resultar transgresor sino ser fiel a una poética personal que no pretende justificarse sino sólo mostrarse". Entre esas convicciones, esta selección de obras confirma su gusto por el orden y la geometría, así como su interés y formación en arquitectura técnica y planimetría.
Clemente nunca se consideró un pintor geométrico, "aunque es cierto que la geometría me permite hablar de trazos, colores, planos, en suma, de pintura", concede. "Pero aquí no hay una geometría estricta sino una abstracción ordenada porque, en el fondo, yo soy una persona bastante ordenada". Y en estas salas también están muy presentes sus fuentes, como el expresionismo abstracto de los años 50, el Grupo de Cuenca... "Es el período que me abrió los ojos a la pintura que me va a interesar, que no es figurativa. Los primeros cuadros de José Guerrero o los trabajos de Equipo 57 fueron esenciales para mí, no sólo en sus resultados sino también en su valentía y libertad creativas", asevera.
Algunas de esas referencias se perciben de un modo sutil, como un eco, sin resultar nunca citas literales: una obra que evoca la serie Fosforescencias de Guerrero, otra que sugiere ciertas audacias formales de Palazuelo... Combinando planos de color y diagonales, Fernando Clemente logra composiciones de gran elegancia y ritmo que incitan al optimismo. A diferencia de otras series anteriores, aquí ha usado menos los bocetos por ordenador para dar más protagonismo a la intuición, a la pincelada directa.
La intensidad del verde, con el que juega el montaje expositivo, descuella en el lienzo de mayor formato, S/T (verde y real), donde se combina también con azules y negros sobre fondo blanco, a los que pequeños trazos rojos aportan movimiento. Es una de las piezas más potentes del conjunto y alrededor suya orbitan otros cuadros donde el artista reflexiona sobre la tradición pictórica, la presencia de la huella en el proceso creativo, o juega a crear tensiones rompiendo el aparente equilibrio formal en un cuadro como S/T (asimétrico).
Fernando Clemente ha participado en numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas en toda España pero también ha sido gestor cultural y comisario de exposiciones. Trabajando a diario en el estudio que comparte con otros artistas destacados de su generación, José Miguel Pereñíguez, Rubén Guerrero y Cachito Vallés, ha producido estos nuevos cuadros que alternan en las salas con algunas cerámicas fruto de su paso por el proyecto Contemporánica. "Siempre he intentado buscar mi camino, esforzarme en seguir mis pasos teniendo cerca a estos compañeros tan brillantes de generación", resume con camaradería. "Con los años he encontrado mi voz propia. Y en todo caso intento pasármelo bien pintando, disfrutar de la pintura, sin tanta necesidad de resultar reflexivo o apoyarme en teorías para lograr becas con que financiar mis proyectos. Yo siempre me he considerado pintor. No he vuelto a hacer vídeo desde hace años. La pintura es, principalmente, el lenguaje con el que me enfrento al mundo".
La exposición plantea así una conversación sensorial y grata a la mirada, lo que no quiere decir que sea amable ni decorativa, en la que la tradición pictórica, el diseño y la arquitectura estrechan lazos gracias a una actitud irónica y luminosa que Clemente nunca ha obviado en su carrera desde sus primeros coqueteos con el kitsch y el pop.
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