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Enrike Solinís. guitarrista
'El amor brujo.' Euskal Barrokensemble. Enrike Solinís.Alia Vox Diversa.
-Este programa lo presentaron en el Femás de 2015 con Rocío Márquez. Han grabado con la cantaora almeriense María José Pérez. ¿Qué otros cambios ha conocido el proyecto?
-En 2015 hicimos en Sevilla una primera aproximación. Pero luego tomamos otros derroteros. Con Rocío hicimos algo muy concreto, estuvimos muy a gusto, aprendimos mucho de ella, se portó muy bien, pero cada uno ha seguido luego su camino. Yo quería una voz muy determinada. Buscamos mucho. Y dimos con María José de una forma un poco casual. Me vine para Sevilla, porque ella vive en Gines, estuvimos probando cosas y encajó. Tiene una voz maravillosa. Controla mucho. Es una gran cantaora, pero puede ir más allá del flamenco. Hacemos ahora un programa con la Sibila, y es una pasada escuchársela.
-¿Cuál es el fundamento teórico de este trabajo? ¿Por qué acercarse así a la obra de Falla?
-Para mí, compositores como Falla, Rodrigo, Bartók, Ravel y otros son pioneros en muchos de los aspectos que ahora se tienen en cuenta en la música antigua. Es esa mentalidad más abierta, de vincularse con otras culturas, de ir más al contexto que a la letra de la música del pasado, de recrear antes que reproducir. Yo todo eso lo veo en la admiración de Falla hacia la música tradicional. Es algo que encaja perfectamente en el concepto de música antigua que a mí me gusta. Mirar a la música tradicional, y a partir de ella plantear un trabajo. Pero las decisiones de Falla fueron las suyas. Pasados cien años, pensaba que podíamos volver a esas mismas fuentes con otra mirada.
-El álbum arranca con una pieza extraída del cancionero burgalés de Federico Olmeda, una canción de siega, que suena sin embargo muy flamenca.
-En el Cancionero de Olmeda hay en efecto unos cantos de siega que tienen gran relación con los cantos religiosos. En su estructura modal son únicos en Europa. Yo quería darle a la pieza un toque de taranta. Era un guiño hacia la tradición, una sonoridad más andaluza en cierta manera. Esa era la idea. Si atendemos a la tradición musical advertimos cómo la franja de León pasa por Extremadura y llega hasta Huelva. Es curioso, porque la gente ve la península más en franjas horizontales, pero a nivel musical las franjas verticales son muy claras. Es esta una obra que me encanta, y no es de las más fáciles del disco para escuchar.
-Mezcla muchas cosas. Da por ejemplo a la Danza ritual del fuego un color oriental muy marcado.
-He jugado con algunos clichés decimonónicos. Metemos el Capricho árabe de Tárrega, una obra en la que se ve claro lo que significaba el oriente. Y en esa danza de Falla hay un color que mira hacia el este, al menos yo lo veo así. Y por eso la instrumentación que hemos utilizado, con la percusión persa (el tombak, el riq), pero también la lira, el lavta, que es un laúd turco, o la flauta. El conjunto sonaba orgánico, le daba a la pieza un color natural, pero lo buscamos específicamente. Yo quería encontrar en general en todo el trabajo un color variado, que hubiera un sacabuche, una flauta… En la música antigua no se le da demasiado valor a la instrumentación, y creo que eso es un error.
-A los recitados originales de Falla les pone la música del Concierto de Aranjuez de Rodrigo, una decisión arriesgada.
-En realidad, no. Leemos el Concierto de Aranjuez con los medios que tenemos. La voz es ahí como un instrumento más. No tengo capacidad para inventarme unos textos, y teníamos esos.
-La música de Scarlatti, que hace a la guitarra, está en cambio muy enraizada en la tradición española.
-Claro. Y Falla bebe de ahí. No podemos olvidar su Concierto para clave. En realidad, muchas de las cosas que ahora vemos como rompedoras están ya más que inventadas. Estoy haciendo un proyecto con Rodrigo para dentro de dos años. Y alucinas con Rodrigo. Rodrigo, su mujer turca, sus canciones sefardíes, el material cogido de la música antigua o tradicional directamente, empaquetado todo a su manera... Él hace por ejemplo arreglos de música original de vihuela. Todo ese mejunje que se lleva ahora de la música más abierta, hacia oriente y tal, ya lo hacía Rodrigo. En realidad eso es una constante a lo largo de toda la historia. Siempre ha habido una mirada a la tradición y un intento de trasladarla y hacerla con tus medios. Y ese es el grupo barroco que nos gusta ser, esa es nuestra filosofía, la de darle al intérprete la palabra no sólo como intérprete sino un poco también como recreador del material que estemos usando. Me encantaría tener el tiempo suficiente para hacer un Ravel, un Bartók…
-Cómo ve el ambiente de la música antigua.
-Creo que falta creatividad. Creatividad no significa juntar huevos con gambas y con patatas, y ya está. Tiene que haber un pensamiento, una reflexión sobre la música, y a partir de eso, hacer algo. Se siguen demasiados clichés, y eso está impuesto por la prisa, por querer montar tu pequeño negocio. Hemos creado pequeñas tiendas artesanales para hacer nuestro producto, y eso es normal, no es que lo vea mal. Pero la prisa te lleva a no reflexionar sobre lo que quieres hacer. Te subes al escenario de un día para otro para hacer algo que ni siquiera sabes por qué lo estás haciendo. Y eso provoca una falta notoria de personalidad. Hablo a nivel mundial. Veo muy pocos grupos que digan algo diferente, me guste a mí o no. Cuando hay una reflexión detrás, se nota enseguida. Pero así está todo montado. El músico muchas veces no tiene culpa, él tiene que hacer de todo, desde diseñar la portada de un disco a buscarse los conciertos, y no le queda otra cosa que tirar para adelante y sumarse a las corrientes de moda. Y eso casi siempre es pan para hoy y hambre para mañana. A veces es mejor pararse. Es como cuando estudias tu instrumento durante semanas sin dar un solo concierto, es una inversión para el futuro. Como escuchar música; cuánto tiempo invertimos los músicos en escuchar música. Y me parece que es nuestra asignatura principal. Hay periodistas, locutores que saben más música que la mayoría de los músicos, porque escuchan mucho más. A mí es lo que me gusta. Me desplazo en furgoneta, porque me gusta darle a la cabeza y escuchar música todo el rato. Voy de gira a tocar con mi coche porque así puedo ir escuchando música. Ahí está el secreto de muchas cosas.
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