Estrella Morente, un recital bordado a mano

Juan Vergillos

29 de junio 2009 - 05:00

Cante: Estrella Morente. Guitarras: Antonio Rey, Monti. Palmas y coros: Ángel Gabarre, El Negri, Quique Morente. Lugar: Patio de la Diputación. Fecha: Viernes 27. Aforo: Lleno.

En el contexto actual de la industria del entretenimiento resulta refrescante un recital de pura manufactura, como el que nos ofreció Estrella Morente el sábado pasado. Cosido a mano: es cierto que en alguna ocasión se vio la mano y el pespunte. No obstante, esto aporta aún más verosimilitud a la propuesta. Los recitales de la granadina están siempre abonados al riesgo y a la improvisación, a la verdad del momento.

Estrella Morente, fiel a sí misma, opta por el bordado fino, por la repostería jonda. No obstante, es su enorme carisma escénico lo que subyace a su propuesta. Más allá de su voz afinada, elegante, plena de color. Más allá de su poderosa imagen, antes de ayer más austera de lo que en ella suele ser habitual. Es esa capacidad de llenar el escenario con su sola presencia, una cualidad que nada tiene que ver con lo puramente técnico aunque, lógicamente, exige dedicación y cuidado.

Ofreció la cantaora una primera parte contenida, sobria, tradicional: alegrías, tangos, granaínas... con la intérprete sentada a la manera clásica del flamenco. Lo que más me gustó de esta parte fueron la soleá, entregada, muy emotiva, y la taranta, en donde dio rienda suelta a su poderío vocal en los melismas. Y una segunda parte en pie, con sus paseos y apuntes de bailes, con el repertorio de canciones (copla y tango porteño), con arreglos flamencos por tangos y bulerías, con la cantaora ya desatada sobre el escenario.

Es la primera vez que la veo con la guitarra tensa, muy técnica, de Antonio Rey, que brilló en el acompañamiento a los estilos clásicos y ofreció arreglos brillantes, adaptándolos al espíritu de lo jondo, en Nostalgias y Volver. Sigo creyendo, con todo, que Alfredo Lagos es el acompañante ideal de la cantaora.

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