"La copla es un género que conozco bien: yo pertenezco al pueblo"
Estrella Morente. Cantaora
La granadina presenta este sábado en el Maestranza su nuevo disco, en el que recupera clásicos como 'Yo soy esa', 'Madrina' o 'El día que nací yo'
La granadina Estrella Morente regresa este sábado al Teatro Maestranza para presentar al público sevillano su último trabajo, Copla, respetuosa y emotiva actualización de un patrimonio sonoro que se oía y cantaba en azoteas y patios de vecinos, como le gusta recordar a la intérprete. "Voy a Sevilla en el mejor momento para un proyecto así, ahora que ha terminado la Semana Santa y los toreros están ya en los carteles. El Maestranza es un teatro del que conozco bien cada rincón, pero no importa: actuaré allí con la ilusión y las ganas de la primera vez", promete Morente.
-La copla es un género muy arraigado en la memoria sentimental. Y llevar a cabo este proyecto, además, era una vieja idea de su padre. Por muchas razones, hacer un disco como éste ha debido de ser muy emotivo.
-Es un repertorio que conozco desde niña, porque hablamos de un género popular y yo pertenezco al pueblo, me siento así. Es una música muy de la tierra, como el blues o el jazz. Y es muy rica en colores, en melismas, y en las letras: en una copla cuentas una historia en tres minutos. Eso me parece mágico. Yo me siento privilegiada porque puedo cantar todos esos temas en libertad.
-No siempre fue así. Algunas letras tenían que esquivar la censura y hablar entre líneas. ¿Ha descubierto, revisando ese legado, algún mensaje inesperado en ellas?
-Yo quería interpretar esas coplas desde la actualidad, desde 2019, sin ese dramatismo característico de otras épocas que en mí, hoy, sería absurdo. Y con la misma sensibilidad hemos hecho la selección: hoy ya no tenía cabida un tema como La falsa moneda, que habla de una mujer "que de mano en mano va y ninguno se la queda". Esas descripciones ya no tienen sentido. Y, sí, las letras están llenas de misterio: hay historias de amor entre mujeres mayores y hombres más jóvenes, entre hombres, entre mujeres, entre personas de diferentes clases sociales. Circunstancias que no se podían contar abiertamente y que en la copla encontraban una forma de expresión. Son relatos muy dramáticos, pero ten en cuenta que vengo del flamenco, y más intenso y desgarrado que eso no hay nada. Es como si aprendes a conducir en el Albaicín: si aprendes ahí, ya podrás manejarte sin problemas en el mundo [ríe].
-Uno de los hallazgos del álbum es que la acompaña una banda de música.
-La copla se ha interpretado de todas las maneras, con una filarmónica o un cuarteto de jazz, pero mi padre quería volver a ese sonido vintage de las bandas, lo que le da carácter al proyecto. Pero reconozco que no es fácil. Normalmente cantas sobre arreglos, sobre una orquesta o un teclado, y la banda posee una sonoridad más dura. Ahora estas agrupaciones tocan en las verbenas, en los pasacalles, en los toros o en los carnavales... Llevar esa propuesta de manera profesional a los escenarios era complicado. Pero, bueno, hay cosas en la vida más delicadas: una cirugía en un ojo, por ejemplo, y de ella se sale...
-El mundo de la copla contaba con verdaderas divas que hicieron historia. ¿Cuáles, en particular, tenía en mente mientras preparaba este proyecto? ¿A quién admira usted especialmente?
-Lo que ocurre es que cada una tenía su personalidad, bordaba un tema. Cada copla, digamos, pertenecía a una. Nadie supera a Gracia Montes cantando Soledad. Tatuaje es de Conchita Piquer; Madrina, de Juana Reina; La loba, de Marifé de Triana, y Ay pena, penita, de Lola Flores. Yo les tengo devoción y cariño a todas. Y también... he comentado antes que era un lujo cantar este repertorio en libertad. Me refería a la libertad política, social, pero también vale aquí: yo ya no tengo la presión que tenían estas intérpretes, no compito con ellas como hacían en una época dorada del género. El recuerdo de todas estas grandes no me ha paralizado. Cuando te preparas con ilusión, cuando te esfuerzas por pronunciar bien la letra, por cantar de la mejor manera posible... todo lo demás deja de tener importancia.
-Después de la dictadura la copla sufrió cierta devaluación por haber estado vinculada a ese período. El tiempo ha contribuido a vencer esos prejuicios, y uno de los valedores más destacados que tuvo el género fue un paisano suyo, Carlos Cano.
-Sí, a la copla se la relaciona con un régimen, pero eso no invalida su calidad musical y su grandeza. Mi padre y Carlos Cano se admiraban muchísimo, y nuestras familias se tienen mucho aprecio. He pensado en Carlos con este disco, claro, pero ya le rendía homenaje en Autorretrato,Autorretrato donde cantaba Habanera imposible. A mi padre le emocionaba cómo Carlos describía Granada en ese tema.
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