Esperando el fin

Vivir en tiempos turbulentos | Crítica

Tusquest publica, póstumamente, las conversaciones habidas entre Zygmunt Bauman y el periodista suizo Peter Haffner, donde se resumen el pensamiento y el mundo del célebre sociólogo polaco

Imagen del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (Poznan, 1925-Leeds, 2017)
Imagen del sociólogo polaco Zygmunt Bauman (Poznan, 1925-Leeds, 2017)
Manuel Gregorio González

10 de abril 2022 - 06:00

La ficha

Vivir en tiempos turbulentos. Zygmunt Bauman. Trad. Lorena Silos. Tusquets. Barcelona, 2022. 208 págs. 18 €

Este libro es el fruto póstumo de las conversaciones habidas entre el sociólogo polaco Zygmunt Bauman y el periodista suizo Peter Haffner. Dichas entrevistas tuvieron lugar en casa del escritor, en Leeds, durante cuatro jornadas, espaciadas entre los años 2014 y 2016, y en las que se abordaron los temas predilectos Bauman, así como algunos aspectos de su vida que acaso desconozca el público de sus ensayos. Entre los primeros, cabría destacar el papel que la sociedad de consumo ha jugado en la configuración del individuo moderno. Entre los segundos, su ascendencia judía, su participación en la segunda guerra mundial, su militancia comunista en los días de Stalin y su posterior exilio a Israel y Gran Bretaña. Todo lo cual ofrece, de forma compendiada, una introducción a Bauman, válida desde su mismo título, donde ya se expresa la agitada concepción de la actualidad que informa su sociología.

Bauman describe cómo el consumo y la tecnología han configurado al hombre contemporáneo

Probablemente, uno de los aspectos de Bauman que le han reportado más seguidores sea su descripción de los procesos por los que el hombre moderno sucumbe al consumismo, y cómo la tecnología ha obrado en favor de esta alienación del individuo. En estas charlas con Haffner, de indudable atractivo, Bauman se declara socialista, a pesar de su accidentado paso por el socialismo real. Lo cual explicaría su atención a los factores económicos y al efecto que producen en las capas inferiores de la sociedad; pero no su desinterés por la secuencia histórica en la que tales factores se insertan. Quiere decirse que Bauman, a pesar de subrayar la importancia del contexto, no parece muy interesado en los cambios contextuales que explican, a largo plazo, cuanto ocurre. En tal sentido, resulta lógico que cuente entre sus maestros a Foucault, a Freud y a Lévi-Strauss, más atentos a la arboladura interna de la realidad que a su naturaleza histórica. Recordemos, a este respecto, lo que Fromm escribió de Freud, y cuanto arguye Bouveresse contra la escalimetría del poder que se formula en Foucault; todo lo cual puede aplicarse Lévi-Strauss y su ponderación del orientalismo en Tristes trópicos, que no es sino una refutación sumaria del capitalismo occidental, vaporizada e irresuelta.

Esa es también, digamos, la ambición y el sentido de la sociología de Bauman. Lo cual excluye, de modo patente, tanto los avances de la economía capitalista en la segunda mitad del XX (mencionemos, apresuradamente, la revolución verde que permitió alimentar a la población súbitamente acrecida del planeta), cuanto la perspectiva caducifolia de cualquier crisis. Con esto quiere destacarse que Bauman considera como un punto final, como una suerte de Apocalipsis, lo que no es sino el pasaje hacia otra hora del mundo, de la que apenas sabemos nada. En esta perplejidad teológica -y teleológica- de Bauman se encuentra la naturaleza angustiada de sus indagaciones, así como el carácter conservador, inmovilista, anaerobio, con el que inspecciona el futuro. A pesar de lo dicho, su descripción del purgatorio consumista, con almas que crepitan y arden inútilmente, sigue siendo irreprochable.

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