La España pre-Expo 92 en 'Grupo 7'

Si existe la polémica sobre si se puede hablar de una industria española, el problema se agrava si pasamos al debate a las comunidades autónomas. El delirio que azotó a nuestro país con la democracia y que ahora parece haberse enfriado cuando la crisis está llevando a pensar en controlar sus cuentas, hizo que cada autonomía tuviese su hecho diferencial cultural. En cuestión del cine era una cosa disparatada, pues un arte industrial como es necesita de mercados mayores que los regionales, pero bueno. Como siempre, Cataluña llevó la voz cantante con su tradición de directores y productoras que llevaban décadas trabajando por libre, pero pronto el resto se unió a la merienda. En el caso de Andalucía, pesaba mucho que sus estructuras económicas no estaban adecuadas para el trabajo en productos de riesgo que conlleva el cine, pero ahí hubo un grupo de gente que intentó mantener la blanquiverde en el audiovisual.

La ironía es que ahora, cuando se tiene mayor conciencia de la globalización y de que la parcelación no es buena, cuando hacer un cine andaluz no parece tan urgente, es cuando se está recogiendo el trabajo de muchos años. Si a finales del pasado año se estrenaba La voz dormida, de Maestranza Films con Benito Zambrano tras la cámara y un buen grupo de actores y técnicos andaluces, hoy miércoles le toca a Grupo 7, film de policías que parece evidenciar el buen momento del género en nuestro país, tras el éxito de No habrá paz para los malvados. Es una producción de la firma La Zanfoña y cuenta como director a uno de los realizadores más interesantes de su generación, el sevillano Alberto Rodríguez. En su tiempo, formó un mítico dúo creativo con su paisano Santi Amodeo, con el que dirigió cortos de culto como Bancos y el largo El factor Pilgrim. Tras esto separaron sus caminos, y Rodríguez filmó El traje y luego obtuvo el resonante éxito de 7 vírgenes, seguido por After, desencantada crónica generacional. Junto a él, un reparto eminentemente andaluz con el gran Antonio de la Torre, y actores más desconocidos como Joaquín Núñez, José Manuel Poga o Lucía Guerrero, con la presencia de Julián Villagrán. Mario Casas e Inma Cuesta, que se está acostumbrando a trabajar en nuestra comunidad, ponen la nota de estrellato. En la parte técnica, nombres como el músico Julio de la Rosa y el fotógrafo Alex Catalán.

Y lo que también es andaluza es la historia, que recoge hechos reales ocurridos en la Sevilla previa a la Expo 92 y a la llegada de la modernidad en forma de AVE, estos fastos que a lo mejor marcaron el inicio del soniquete "vivir por encima de nuestras posibilidades" que tanto se oye ahora. Entonces Sevilla era una ciudad abandonada y donde la delincuencia y la droga tenían campo abierto. Grupo 7 dramatiza la historia de una unidad policial especial que fue encargada de "limpiar" las calles y poner orden con vistas a asegurar una ciudad más habitable en vísperas del 92, aunque sus métodos y su coqueteo con el lado oscuro de su trabajo los llevaron a vérselas con los tribunales. Del sumario original del caso ha salido el guión del film, que cuenta como un joven aspirante a inspector (Casas) entra en el Grupo 7 de la policía sevillana, dirigido por un agente de la vieja escuela, lacónico y expeditivo, y con compañeros entre lo duro y lo humorístico. Con ellos aprende de forma efectiva el oficio aunque pronto se siente atraído por el otro lado de la ley. Como en las películas americanas, Alberto Rodríguez hizo que sus actores se entrenasen un tiempo como policías, aprendiendo tiro y las técnicas para parecer creíbles. Ahora, a ver cómo funciona este Grupo 7 en la taquilla española, aunque ha sido seleccionada para el Festival neoyorquino de Tribeca.