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"Escribir una novela juvenil fue un pequeño desafío personal"

Javier Márquez. Escritor y periodista

Javier Márquez Sánchez narra las aventuras de tres jóvenes en 'Los rebeldes de Crow'

Javier Márquez Sánchez (Sevilla, 1978) es escritor y periodista, y actualmente trabaja como jefe de Cierre de la revista 'Esquire'.
Patrocinio Hidalgo

10 de agosto 2011 - 05:00

Tras el lanzamiento de su primera novela La fiesta de Orfeo, una historia de misterio al más puro estilo Sherlock Holmes, Javier Márquez Sánchez publica su segundo libro, Los rebeldes de Crow (editorial Hidra), con el que se adentra por primera vez en el mundo de la literatura juvenil. El autor sevillano se mete en la piel de tres jóvenes amigos que tienen la curiosa afición de explorar viviendas abandonadas en la ciudad. Una noche, tras una de sus excursiones, comienzan a percibir que los valores morales y éticos de las personas han cambiado, tornándose más violentos...

-Es su segunda novela y la primera de literatura juvenil, ¿por qué decide escribir un libro de este género?

-Fue una propuesta que me hizo la editorial. Había leído mi novela anterior, La fiesta de Orfeo, y le había gustado mucho el tono, el ritmo que tenía la acción. Me plantearon el reto de escribir una novela juvenil y así me lo tomé. Yo nunca he sido lector de lo que tradicionalmente se conoce como novela juvenil. Me planteé si era capaz de recoger todo lo que había leído y visto, porque el cine es una experiencia muy importante, y darle un poco de forma para enfocarlo a un público juvenil-adulto. Realmente cuando lo escribí pensé que era un poco fuerte para los jóvenes porque tiene ciertas dosis de violencia, no sólo física también psicológica, pero la editorial dijo que no le importaba. Quería que fuese una novela apta para un público joven, pero también adulto. Digamos fue un pequeño desafío personal.

-¿Diría que el libro sigue la fórmula que indica José Carlos Somoza en el prólogo: "EAQNGL (Escribir Aquello Que Nos Gusta Leer)"?

-Creo que sí. La verdad es que tengo la suerte de tener a José Carlos, que es un verdadero maestro de la literatura fantástica, como amigo. Precisamente ahora hemos compartido unos días en la Semana Negra de Gijón y comentaba en uno de los debates la necesidad de seguir los propios impulsos a la hora de escribir y disfrutar haciendo aquello que sentimos, como suele decirse muchas veces. Aunque es un tópico o parece un tópico, realmente escribimos el libro que nos gustaría leer, al menos en mi caso siempre ha sido así.

-Su faceta cinéfila se percibe a lo largo de la historia, ¿en qué tipo de cine se ha inspirado?

-Hay un buen amigo que cuando leyó el libro lo definió muy bien. Dijo que para él había sido una aventura de James Bond, protagonizada por los Goonies, escrita por Stephen King y dirigida por John Carpenter. Me pareció una descripción fantástica porque realmente es eso. Intenté montar una aventura con el espíritu de camaradería de los Goonies, pero al mismo tiempo quise darle el toque de ese mundo del bien total contra el mal total que hay en las películas de 007, y finalmente ese tono de las películas de John Carpenter, que es un director que me fascina. De hecho el chico que da nombre a la historia, Oliver Crow, que en realidad no es el gran protagonista pero sí acaba robando el protagonismo a los que realmente lo son, nace directamente de algunos de los personajes de John Carpenter como es El Serpiente, de la película Rescate en Nueva York.

-De los autores que ha leído a lo largo de su vida, ¿cuál diría que está más presente en el libro?

-Citaría dos autores que difícilmente pueden ir en la misma frase, pero lo hago en dos niveles diferentes. A un nivel conceptual, es decir, de la historia, de la interacción de los personajes y los estilos, sin duda Stephen King. Hace tiempo que no lo leo, entre otras cosas porque hace tiempo que no escribe nada bueno, pero es un autor muy interesante cuando lo lees a determinada edad. En cuanto al estilo siempre cito a Ernest Hemingway, que es mi gran gurú. Una de las cosas que intento cuidar mucho es la construcción de escenas a través del diálogo, algo que no dejo de estudiar de la literatura de Hemingway.

-Después de esta primera intrusión en la literatura juvenil, ¿desea seguir escribiendo en esta línea?

-De momento no me lo planteo porque ya tengo varios proyectos que se alejan de esa línea, pero a priori me cuesta un poco. Ha sido divertido, de hecho no descarto retomar a los protagonistas de esta historia para otras nuevas, pero me resulta difícil acatar las normas editoriales que se imponen para la literatura juvenil. Soy más de los que apuestan por una literatura de tono realista, a pesar de la historia que se trate y del comportamiento de los personajes, y cuando tienes las manos atadas para escribir no acabas de sentirte del todo cómodo. Hace dos años no hubiese apostado un euro por escribir una novela juvenil, sin embargo al final la he escrito.

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