Escobas que hacen de todo menos barrer

Teatro

Artistas de circo: Javier García “Mimo” e Ikatz | Vestuario: María Josefa Pérez | Escenografía: Marta Velasco y Paco Toledo | Iluminación: Juan Carlos Tamajón | Vídeo: Rafael Díaz Ramírez | Sonido: Marta Velasco | Creación Musical: Juan Antonio Parra “Zuri” | Producción: Cía. Barre | Dirección: Juan Carlos Tamajón y Javier García “Mimo”.

16, 17, 18 Y 19 de abril (11.00) - Casa de la Provincia

Javier García Pérez Mimo, tiene un extenso currículum vinculado a espectáculos circenses y teatrales. Inicia su carrera en la asociación de malabaristas Los Juglares, de la campiña de Córdoba, en septiembre de 1996, participando en más de 30 pasacalles por toda la provincia de Córdoba. Posteriormente en 2000 parte a Barcelona para formarse en la escuela de circo Rogelio Rivel de Barcelona, donde cursó el ciclo completo de formación base de circo. En el año 2006 crea en solitario la Cía. Barré, después de haber trabajado con diferentes compañías de la península, como Rolabola Teatro, Circonga Teatre, Chispom Teatro y Circo Milenium. Actualmente Mimo forma parte activa de la Asociación de Circo La Carpa de Pizarra e imparte talleres de circo para todas las edades y todos los niveles.

Su obra Tras la escoba es un espectáculo de calle que combina con maestría el teatro gestual propio de los mimos con las habilidades circenses. El protagonista es un barrendero de los años 60, que trabaja en la calle con su fiel e inseparable amigo, un pastor belga diez veces más listo que su dueño. Juntos protagonizan diferentes y divertidas situaciones, casi siempre provocadas por el despiste del barrendero y su especial torpeza, que acaba convirtiendo su ineptitud en bonitos números circenses, cargados de asombrosas habilidades, manipulaciones, acrobacias y equilibrios.

La trama se apoya en una escenografía compuesta por un carrito de barrendero, que hará de soporte de escobas y cubo, y de cobijo para el perro, hasta que éste surge sorpresivamente. La aparición del perro, eso sí, colapsará todas las miradas del público, sobre todo de los más pequeños, interviniendo en la acción bajo un rol que combina complicidad con el barrendero y alguna que otra mala pasada, como el robo de la merienda. Todo esto combinado con la gracia y dulzura del clown, de un inocentón payaso gestual que nos recordará a los entrañables personajes del cine mudo y hará las delicias de grandes y pequeños. Una obra que consigue despertar la sensibilidad sin renunciar a la diversión.

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