Erwin Blumenfeld, pionero de la fotografía de moda
En el Cicus
El Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla dedica su exposición de otoño al berlinés que llevó a su objetivo el universo de las vanguardias
Sevilla/Cuando Matisse pintó su cuadro Calma, lujo y voluptuosidad en 1904 en Saint-Tropez, que supuso el punto de partida del fauvismo -el color de las emociones-, se inspiró en el poema de Baudelaire para su célebre libro Las flores del mal (1857). Son estos versos los que dan nombre a la exposición de fotografías del alemán Erwin Blumenfeld (Berlín, 1897-Roma, 1969) que se acaba de inaugurar en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus). Poesía, vanguardia y búsqueda constante de la belleza se dan la mano en este maestro de la fotografía de moda, pionero en sentar las bases de este arte que, sin embargo, no ha sido reivindicado hasta bien entrado el siglo XXI con distintas exposiciones celebradas en Londres, París y ya a principios de 2019 en el Foam, el museo de la Fotografía de Amsterdam.
Con el objetivo de continuar la senda de la investigación cultural y de convertirse en centro de referencia sobre la contemporaneidad en Andalucía, este otoño el Cicus ha querido, con Blumenfeld como protagonista, ahondar en un ámbito tantas veces infravalorado como es la fotografía de moda en esta producción propia en el que ha participado Remy Blumenfeld, nieto del fotógrafo. En cartel hasta el próximo 10 de enero, la exposición da fe de la mirada pionera y adelantada a su tiempo del berlinés. "En muchas de sus imágenes se adelanta incluso al pop y a la psicodelia, pero siempre atrapando la belleza", comenta Luis Méndez, director general de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla y comisario de la exposición que se centra en la producción a color del artista.
Precisamente ésta es la idea principal del largometraje El hombre que fotografió a mujeres bellas, que ha producido Remy, quien tras años sin ser verdaderamente consciente de la importancia de la obra de su abuelo, es hoy uno de los valedores de su inmenso legado, compuesto por 30.000 negativos, 8.000 copias y centenares de portadas impresas que atestiguan la fama que obtuvo a mediados del siglo XX. Sobre el proceso creativo del documental y los recuerdos que tiene de su abuelo habló Remy Blumenfeld con el gestor cultural Christian Ravina, también colaborador de este proyecto, durante el acto inaugural de la exposición. La conclusión fue clara: Erwin Blumenfeld amaba la belleza, siempre se sintió artista y su obra es fundamental para entender la estrechísima relación que hoy tiene el arte, la moda y la fotografía.
"Si hoy en día ya no es tan conocido, es por accidente, no como reflejo verdadero de su nivel. Varios de los inventos de Blumenfeld se han convertido en recursos habituales no sólo en el mundo de la moda sino también en la creación de imágenes en general", escribió en el Financial Times Francis Hodgson, uno de los críticos más influyentes de todo el mundo.
Fue un adelantado a su tiempo precisamente porque para cuando puso un pie en Estados Unidos ya lo había vivido todo. Berlinés de cuna, su biografía recorre la historia política, social y cultural de la Europa de la primera mitad del siglo XX: participó en la Primera Guerra Mundial, vivió los ambientes dadaístas de la capital alemana, pasó años entre Amsterdam y París nutriéndose de las vanguardias y del ensueño que significaba el surrealismo y, ya en la Francia ocupada por los nazis que describió Chaves Nogales en La agonía de Francia, fue internado en un campo de concentración del que pudo escapar para reunirse con su familia y exiliarse, como tantísimos hombres y mujeres anónimas dela vieja Europa, al Nueva York de 1940.
Fue en Manhattan y gracias a la intermediación del fotógrafo y modisto Cecil Beaton, que Erwin comienza una carrera profesional como fotógrafo de moda que lo consagra, al poco tiempo, como uno de los mejores portadistas del siglo XX y en el fotógrafo mejor pagado del mundo para revistas universalmente conocidas como Harper’s Baazar, Vogue y Cosmopolitan. Estas portadas son, en palabras del comisario, "los mejores testimonios de la sociedad de consumo de posguerra, donde se entremezclan el lujo, el glamour y los nuevos roles sociales" pues fue la moda uno de los ámbitos inherentes de una sociedad que había dejado atrás el período de entreguerras y se abría al consumo, el lujo, el deseo, el culto a la belleza y al cuerpo de la mujer.
Para Blumenfeld las modelos -que en la mayoría de los casos eran anónimas aunque también posaron para su objetivo Grace Kelly, Audrey Hepburn y Marlene Dietrich- no eran cuerpos o simples maniquís eran "las protagonistas principales de su obra", en palabras de Méndez. Porque Blumenfeld no miraba como fotógrafo sino como artista. "Desafió las barreras del gusto hasta entonces y dio un paso más allá, rompiendo las convenciones para imponer su mirada de artista. Son ensayos de cómo analizar las formas y cómo captarlas a través de la luz", describe en el texto que firma en el bellísimo catálogo editado ex profeso para esta muestra.
Con motivo de la exposición de Erwin Blumenfeld, se va a realizar a mediados de noviembre una conferencia y una muestra del diseñador británico Jasper Conran -creador de los icónicos diseños de Diana de Gales en su últimos años- sobre arte y moda, donde, según adelanta Méndez, se mostrará el proceso creativo de una colección de moda desde los dibujos, bocetos y fuentes fotográficas hasta la elección de los materiales. Además, en un ciclo de conferencias programadas a partir de diciembre, se abordará la creación y utilización internacional de productos artesanales de Andalucía en el ámbito del diseño de moda así como las nuevas técnicas de sostenibilidad y reciclaje aplicadas a la creación y la moda.
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