ROSS. Gran Sinfónico 4 | Crítica
La ROSS arde y vibra con Prokófiev
Ottava Rima. Femás 2012. Director: Alonso Salas. Programa: 'Docere, delectare, movere' (piezas de la 'Selva morale e spirituale' y del Primer libro de motetes, de Claudio Monteverdi). Lugar: Convento de Santa Isabel. Fecha: Domingo 25 de marzo. Aforo: Lleno.
Conmover y deleitar a través de la música son los fines de la carrera de Alonso Salas, pero ambos han sido supeditados siempre a su vocación de enseñanza. Como el anterior Juan Navarro Hispalensis, su nuevo conjunto Ottava Rima se mueve por ello en el terreno entre el profesionalismo y el amateurismo, y desde tal premisa ha de juzgársele, con sus ventajas e inconvenientes.
Lucieron más las primeras que las segundas en el concierto de ayer: el relativamente amplio conjunto vocal e instrumental utilizado hizo justicia a una música, la religiosa de Monteverdi, concebida para efectos retóricos y grandiosos. Una muy buena sección de cornetas y sacabuches -situada por desgracia en un segundo plano escénico y acústico-, junto a la pareja de violines y a un continuo no brillante pero sí eficiente, dieron sostén y réplica a un coro que mejoró sus prestaciones con el avance del concierto. Lucieron especialmente los momentos homofónicos más espectaculares, como el Cantate Domino, y las notables prestaciones de los solistas, con mención especial a las ágiles sopranos, a la poderosa contralto y a los fieles tenores del director estepeño.
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