Subh, reina de Al-Ándalus
Enrike Solinís | Director del Euskal Barrok Ensemble
El último disco del Euskal Barrok Ensemble de Enrike Solinís está dedicado a una esclava cantora que llegó a ser madre de un califa
La ficha
SUBH. La esclava vascona que gobernó al-Andalus
Músicas tradicionales vascas, danzas del manuscrito del Rey, cantigas de Santa María de Alfonso X, músicas andalusíes, piezas del Codex Huelgas, cantos mozárabes...
Euskal Barrok Ensemble
Josean Bengoetxea, Gonzalo Pérez Trascasa y Javier Cuevas, recitadores; Omar Jaydi, canto; Rosario La Tremendita, cantaora; Alena Dantcheva y Mariví Blasco, sopranos; Maite Arruabarrena, mezzosoprano; Jon Etxabe, tenor; Maika Etxekopar, canto y recitadora; Julio Soto, bertsolari; Omar Metioui, oud; Begoña Olavide, canto y salterio; Miren Zeberio, rabeles y fídulas; Vicente Parrilla, flautas de pico; Mouaad Rabie, oud soprano; Mikel Etxekopar, txirula, alboka y ttunttun; Ricardo Ortiz, trompeta bastarda y añafil; Daniel Oyarzabal, organetto; Lixsania Fernández, viela y canto; Daniel Garay y David Mayoral, percusión; Said Ben Guerche, darbuka; Mikel Ugarte e Iñaki Iriarte, txalaparta.
Enrike Solinís, laúd andalusí, guiterna y dirección.
Erlea
Aurora la Vasca, como fue conocida en fuentes castellanas, o Subh al-Gaskunsiyya, como aparece en las andalusíes, fue un personaje fascinante. Nacida en el reino de Pamplona hacia 940 y cautiva desde niña, se convirtió en la esclava favorita del harén del califa Alhakén II (915-976), a quien dio dos hijos, el segundo de los cuales heredó el califato con el nombre de Hisham II. Eso convirtió a la vascona en sayyidat al-kubra (esto es, Gran Señora) y umm walad (Madre del niño). Su influencia política fue notabilísima, pero su lucha por el poder con Almanzor –de quien fue amante y soporte durante veinte años– acabaría por oscurecer su estrella y por provocar, tras el derrocamiento de Hisham II, el declive de los omeya en Córdoba. Falleció Subh en 999.
A Subh acaba de dedicar su último álbum Enrike Solinís al frente de un Euskal Barrok Ensemble de nada menos que 25 miembros. “Lo hicimos en el Kursaal todavía con restricciones por la pandemia y al día siguiente lo grabamos en la iglesia de Azcárate.” El elenco incluye a intérpretes vinculados a la tradición más clásica del grupo, pero también a músicos tradicionales vascos y árabes e incluso a una cantaora flamenca, Rosario La Tremendita.
Para Solinís, “la sonoridad era muy importante. Está hecho a una toma, con micros centrales. Se pierden quizás detalles de instrumentos, pero es el sonido global que buscaba”. Se trata del primer disco completamente dedicado a la música medieval del conjunto. “Yo como laudista clásico-barroco tengo mucho que aprender de la música medieval, pero también de los músicos tradicionales. Esa mezcla es la que me mueve a meterme en estas cosas. Escuchar cantar ese mawwal a Omar [Jaydi], un chico de Tetuán al que no conoce nadie, qué manera de modular con la voz natural, qué manera de plasmar el modo, de ir de un modo hacia otro. O coger a Rosario y ponerme a trabajar con ella en ese canto mozárabe para colorearlo, para ornamentarlo, buscando algo que pueda estar cercano a la música tradicional andaluza o al flamenco incluso, cómo hacer los adornos. Todas estas cosas a mí me gustan e intento que estén ahí. Me encantan también los colores de los idiomas en los diferentes acentos. Por ejemplo, Maika [Etxekopar], esta chica que canta siempre con nosotros: su marido vive en el País Vasco francés pero es árabe, y ella habla árabe con un acento particular, suyo. Quería eso. Podría haber buscado a cantantes y recitadores que lo hicieran en su lengua materna, pero preferí preservar ese color: una chica nacida en el País Vasco, como Subh, que aprende árabe. Podría haber traído también a instrumentistas árabes para las cuerdas pulsadas, pero yo llevo años trabajando con estos instrumentos justamente para esto. Así mostramos el interés por otras culturas, aprendiendo de ellas e integrándonos en ellas”.
De todo ello surge un estilo de interpretación en que las diferencias entre tradiciones parece acortarse. “Hemos puesto un par de cosas del Códice de las Huelgas, qué maravilla. Tendríamos que profundizar mucho más en lo que hacían las monjas de la época, a qué nivel de experimentación llegaban. Cogemos por ejemplo el Benedicamus, una pieza de contrapunto muy curioso, que empieza con esa séptima, una disonancia en la tesitura más aguda, y lo usamos casi como si fuera un grito cristiano después de la devastación sufrida por Pamplona en 924, que los árabes acaban de celebrar con una danza. Las cantigas las hacemos tomando la versión de Pujol y no la de Anglès que es la más difundida. La letra manda aquí por encima de una métrica más regular. En realidad las músicas son muy distintas, pero hay elementos que en efecto las acercan. Por ejemplo, las darbukas. Quitas las darbukas de la música cristiana y todo cambia. Yo creo que hay muchas darbukas en la música, muchos chistus y flautas rocieras, ya me entiende, hay muchos elementos que unen a las culturas, y para mí es importante hablar de eso. Es posible disfrutar y conocer cosas nuevas a través de la música”.
En el programa se combinan piezas musicales con fragmentos recitados por varios narradores (en castellano, árabe y vascuence) que siguen acontecimientos de la vida de Subh. En ellos, Solinís no ha querido reducir un ápice la crudeza, como el relato que hace Ibn Hayyan de la destrucción de Pamplona, a la que dejaron “como suelo raso”. “Por supuesto. Este proyecto ha costado mucho, y no estamos para chorradas. Incluimos también la descripción por completo despectiva que se hace de los vascos en el Codex Calixtinus. Pero es que la realidad era así de terrible. Mujeres como Subh eran raptadas, vejadas, humilladas. No estamos hablando de Disney”.
Hay teorías que vinculan a las qiyan o jawari andalusíes (las esclavas cantoras) con la creación del repertorio del amor cortés que luego sería el de los trovadores. “No hemos querido hacer una tesis. Pero hemos leído muchísimos trabajos sobre el tema. Entramos en contacto con profesores de la Universidad de Sevilla y de Granada, y hay también una tesis de una chica navarra según la cual fue esta zona (la actual Navarra, parte de Aragón) la gran puerta de entrada de la cultura árabe a Europa, y de hecho existe una gran conexión, no sólo a nivel musical sino con los temas poéticos y alegóricos y los personajes que habitan en la literatura francesa de la época. Pero nuestro trabajo no es de tesis, simplemente nos fijamos en un personaje poco conocido pero de gran relevancia: una mujer que llegó a lo que llegó, a ser reconocida en fuentes árabes como La Gran Señora o La madre del califa, lo que es suficientemente significativo. Además su origen vasco nos facilitaba las cosas, porque uno de cada dos de nuestros discos los estamos dedicando a algún personaje vinculado a la cultura vasca”.
Subh es no sólo el primer álbum de música completamente medieval de Euskal Barrok Ensemble sino el primero de su propio sello, Erlea. “Erlea significa ‘abeja’ en vasco. Habíamos sacado cuatro o cinco discos con Alia Vox, la marca de Jordi Savall, y no es fácil, porque ellos tienen mucho trabajo y hay que esperar mucho. Fue el mismo Jordi el que me animó y me orientó a la hora de crear este sello, al que queremos dar una orientación muy especial. Lo montamos Miren Zeberio y yo y lo llevamos todo entre los dos. Esta misma semana hemos llevado a imprenta un cuento musical para niños, que será el segundo trabajo del sello. El diseño es de Agnès Prunes, como en Alia Vox, pero le hemos querido dar también nuestro estilo, por ejemplo con un formato apaisado, más grande, buscando que los textos y las fotos pudieran tener calidad y verse los detalles con claridad y un poco más de aire, que es algo que siempre me obsesionaba”.
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