"Las matemáticas son muy bellas"
Eduardo Polonio | Compositor
Eduardo Polonio, gran maestro español de la electroacústica, acaba de publicar un libro sobre la relación entre música y matemáticas
La ficha
Las matemáticas, la música y el músico (yo).
Eduardo Polonio.
Valencia: EdictOràlia Música, 2023. 178 [+ 15] págs. 22 euros.
Lleva casi 30 años residiendo en Valverde del Camino, lo que no le ha supuesto el menor problema en su reputación internacional: “He viajado a todas partes del mundo, más que en mi época de Barcelona. Además ahora con Internet tienes acceso inmediato a todo”. Pese a que ha superado ya la frontera de los 80 años, Eduardo Polonio (Madrid, 1941), sin duda el gran maestro español de la creación electroacústica, mantiene una lucidez, una capacidad de trabajo y un optimismo que parecen inmarchitables.
Acaba de sorprender con este libro en el que establece relaciones entre la música y las matemáticas, y en el que profundiza en cómo nacieron muchas de sus obras justamente a partir de procedimientos matemáticos. “El libro lo tenía hecho desde hace tiempo. Lo fui maquetando mientras lo hacía, y me imprimí un par de copias que dejé en mi biblioteca. Yo pienso que todo tiene su momento. Hay que dejar madurar las cosas, como la fruta. Un día me dije que ya era hora de publicarlo. Llamé a mi amigo José Luis Galiana y al día siguiente me dijo que sí, que me lo sacaba. No tardó ni un mes en tenerlo listo”.
Las relaciones entre música y matemáticas se han tratado muchas veces. “En mi caso es una relación compleja, pero también sencilla. Siempre me han interesado mucho las matemáticas recreativas, no la matemática pura y dura, de la que estoy muy lejos, sólo soy un aficionado, me quedé en las integrales, pero sí esos libros maravillosos de Martin Gardner o de Raymond Smullyan… Es la lógica aplicada, el pensamiento lógico. Siempre me ha interesado. Así que en este libro quise plasmar cosas que tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo, porque me parecían de una gran belleza. Aunque a muchos les puedan parecer áridas, en realidad las matemáticas son muy bellas. Y quería compartir este sentimiento mío”. Reconoce en cualquier caso que el lector de este libro debe “tener algunos conocimientos matemáticos y de música. Está hecho para cualquiera que tenga un poco de inquietud y curiosidad por las cosas, pero para el que sea totalmente anumérico y no sepa nada de cuestiones musicales, resultará un poco difícil. Los amigos míos del pueblo se quedan un poco aturdidos con estas cosas, porque no tienen conocimientos. Pero qué se va a hacer, es lo que me ha salido”.
Polonio vuelve una y otra vez sobre la belleza de las matemáticas, que le descubrió un famoso libro de “Godfrey H. Hardy, en el que habla de sus relaciones con Srinivasa Ramanujan, el matemático indio que él descubrió cuando trabajaba en un puesto de correo en la India, y se dio cuenta enseguida de que era un genio: de hecho, le daba un 100 a Ramanujan y a sí mismo se daba un 70. Ese libro [Apología de un matemático] me abrió el camino a descubrir la belleza de las matemáticas”.
En la obra, dividida en dos grandes secciones, la segunda de las cuales, ocupada por cinco apéndices, es bastante más extensa que la primera, Polonio reconoce la fascinación que le causan los cuadrados mágicos, y aporta de ellos varios ejemplos, algunos de gran interés, como el que se encuentra en el famoso grabado de la Melancolía de Durero (“es precioso ese, incluso la fecha del cuadro aparece abajo”) o el mucho más complejo de Euler sobre el ajedrez (“ese tiene tela. Me divertí muchísimo resolviéndolo, y creo que mi explicación es clara, pero hacerlo fue difícil”).
El libro sirve también para profundizar en algunas de sus creaciones. “El fractal de Cantor fue el que me llevó a hacer la instalación sonora Cantor i pols. La conjetura de Fermat me abrió el apetito. 350 años sin demostrarse. Entra casi dentro de lo poético. Una nota en el margen de un libro que estaba leyendo: ahí escribió que había descubierto esto y ahí se quedó durante 350 años; son cosas que a mí me emocionan”. El número U, vinculado a Alan Turing, ha servido para cuatro de sus obras (Usession, Variations U, U flu for fru y Bernabé y Sofía no se fían): “Ahora que estamos con el ChatGPT y la inteligencia artificial en pleno auge, hay que recordar que todo eso viene de Turing. Y el número U me fascinó. Me apropié de él. Es un número tan largo… que empecé a codificarlo, pero me sobraban muchos unos y ceros. Me iba al aeropuerto con todos mis unos y ceros y mientras esperaba el avión seguía codificando el número. Por eso me salieron después tantas obras”. Pi es otro número que generó una obra de Polonio, esta vez escrita para una instalación, L’Arc, cuya composición desbroza en el libro con un análisis muy exhaustivo. “Acababa de mudarme a Valverde desde Barcelona. Todo mi estudio estaba en un container, y lo único que tenía era un ordenador. Me han encargado esta música, pero solo tengo esto, me dije, así que me voy a arreglar haciendo cálculos con el ordenador, que me salga la obra sola. Y así lo hice, pensando en que no tendría que quebrarme demasiado la cabeza y en realidad me la quebré en demasía. Se lo pasé incluso al profesor de matemáticas del instituto en el que yo trabajaba por si había algún error. Me dijo que estaba perfecto. Sólo entonces me atreví a entregarla”.
Otro de los temas que se trata en los apéndices en profundidad es el de la afinación, con las distintas soluciones para la coma pitagórica hasta el hallazgo de la afinación igual, que no fue aceptada tan fácilmente como hoy pensamos. “Hubo su polémica como siempre que sale algo nuevo. Hay quienes no lo admiten y siguen aferrados a lo suyo, y otros que miran hacia delante. El mismo Bach hizo trampitas para que sus obras sonaran como él quería. No faltan hoy los nostálgicos de la afinación natural, y pongo el ejemplo de La Monte Young y esa obra al piano de cinco horas que puede verse en Youtube. Por cierto que todas mis obras citadas en el libro están también disponibles en una lista de reproducción de mi canal de Youtube”.
La pasión de Polonio por la música no se detiene. “Estoy haciendo una pieza electroacústica octofónica, que tiene ya título, Lo que no cesa, pero no sé cuándo la terminaré, porque llevo meses con ella. Probablemente cuando la termine saldrá en un CD junto a las obras más recientes, las escritas entre 2021 y 2023, aunque una está editada ya en mi anterior libro, Del serialismo al multimedia, que me publicó María de Alvear World Edition”.
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