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Lo mejor del arte y la literatura españoles se dan la mano en la novela que anoche conquistó el Premio Planeta 2010 y que lleva la firma de Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943). El autor recoge así el testigo de escritores como Fernando Savater y Juan José Millás, que ya ganaron el certamen y le antecedieron (en 2009 y 2007, respectivamente) como pregoneros de la Feria del Libro de Sevilla, un encuentro galardonado con el Premio Nacional de Fomento de la Lectura y que curiosamente ha resultado ser para los tres un preámbulo a su conquista del ansiado botín de 601.000 euros.
Tras conocerse el fallo que daba por ganadora su novela, Riña de gatos. Madrid 1936, Mendoza confesó que le costaba hablar de su obra, "porque siempre escribo libros para ver cómo acaban y no sé muy bien lo que pasa", y en esta ocasión el autor barcelonés piensa que se trata de "una novela de intriga", lo que le permitió no avanzar gran cosa sobre su trama. Según el autor de La verdad sobre el caso Savolta, la novela ganadora es de "misterio, pero también de reflexión sobre un momento histórico".
Riña de gatos se ambienta en el Madrid de 1936, antes del estallido de la Guerra Civil, cuando "todo el país está en plena expectativa, hay conjuras y misterios". En ese marco coinciden "un personaje histórico real y otro de ficción", que se ven envueltos en "intrigas, aventuras, amores y tiros".
En su texto, Mendoza ahonda en la obra del pintor de Las Meninas para trazar un relato sobre verdades y falsificaciones, coraje y traición, a través de un joven inglés experto en pintura española que viaja a Madrid para tasar un posible velázquez desconocido.
Sobre el periodo escogido para su relato, Mendoza declaró ayer que "la Guerra Civil sigue interesando porque es un tema que tenemos que asimilar colectivamente para hacer frente al presente y al futuro", aunque insistió en que "ésta es, sobre todo, una novela de intriga".
La obra, presentada bajo el título de La muerte de Acteón, nombre de un lienzo de Tiziano, le sirve también al creador de El año del diluvio para indagar en la figura del cazador transformado en ciervo por la diosa Diana, un mito clásico que cuenta con gran tradición en la literatura española y que apasionaba a Miguel de Cervantes.
Eduardo Mendoza, hijo de un fiscal y un ama de casa, siempre aseguró que quiso ser torero y capitán de barco, pero que fue la afición que su familia tenía por la lectura lo que le convenció de que no tenía posibilidades en las otras actividades y le animó a ser escritor. Estudió Derecho pero dejó la abogacía para vivir en Nueva York y trabajar en la ONU como traductor. Allí completó su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta (1975), que le catapultó como una figura mayor de la literatura española y ganó al año siguiente el Premio de la Crítica. Otros títulos esenciales de su producción son El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas (ambas hitos de su veta parodista) así como La ciudad de los prodigios (1986), considerada por la crítica como su obra más ambiciosa.
Con el premio a Mendoza, maestro de la narración y la ironía, el grupo que preside José Manuel Lara mantiene su apuesta por la literatura de calidad en tiempos de incertidumbres digitales y económicas. El autor catalán, que sorprende en cada nuevo libro y confiesa con sencillez que lo único que relee permanentemente es la Biblia, había publicado en un sello de este grupo editorial, Seix Barral, su último libro, Tres vidas de santos. En su nueva novela mantiene su fidelidad a temas como el complot, las intrigas y las conspiraciones, combinando la gravedad de estos asuntos con su refinado y cosmopolita humor.
La finalista del Planeta 2010 es la escritora valenciana Carmen Amoraga, conocida en la capital andaluza por haber ganado el Ateneo Joven de Sevilla en su edición de 1997 con Para que nada se pierda. Periodista de formación, Amoraga ya quedó finalista del Nadal con Algo tan parecido al amor en 2007. Ahora narra en El tiempo, mientras tanto una borrascosa historia de madres e hijas donde vuelve a demostrar su habilidad para el monólogo interior y las relaciones difíciles.
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