Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Flamenco
Los manuales de Historia sitúan a Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano como los padres de la globalización, protagonistas como fueron de la primera vuelta al mundo tras una singladura que duró tres años (1519-1522), atravesó los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y surcó las costas de territorios que en la geografía actual corresponden a Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Filipinas, Indonesia, Brunei, Timor Oriental, Mozambique, Sudáfrica y Cabo Verde.
Cinco siglos después, el reverso de esa hiperconexión es la pandemia por el coronavirus que azota el mundo y que nos mantiene inmersos en la incertidumbre como sociedad pero también aferrados a la idea de que, después de esto, hay mundo nuevo, acaso mejor. Lo contrario sería abandonarse a la zozobra y eso, como repiten los marineros, es un sentimiento castigado entre la tripulación de un barco. David Peña Dorantes (Lebrija, 1969) identifica este paralelismo cuando piensa en lo que debieron sentir los 250 marinos de varias nacionalidades embarcados en las cinco naves que partieron de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 y de las que finalmente sólo regresó a puerto una, la Nao Victoria, capitaneada por Elcano a la muerte de Magallanes en 1521 cerca de Filipinas. "Ellos encontraron un mundo nuevo, un camino diferente para llegar a las Molucas, un camino distinto con el que lograron dar la vuelta al mundo que antes no se conocía; a nosotros también nos queda encontrar esos caminos nuevos que no habíamos transitado antes y que seguramente nos van a sorprender", explica desde su estudio de Mairena.
Una gesta que ha reinterpretado en una obra con el piano flamenco como base que ha bautizado con el nombre de La roda del viento, de la que estos días estrena el tema Preparativos con un videoclip grabado con las técnicas propias que está deparando el confinamiento. El tema que abre este trabajo rinde tributo a aquellas semanas en las que el Puerto de Sevilla fue un hervidero de gentes que se afanaban por dotar de todo lo necesario las entrañas de aquellos barcos para un encierro en altamar que guarda similitudes con el confinamiento que vivimos. "Es un aliento de entusiasmo ante el nuevo reto que se nos presenta, el comienzo del viaje hacia un nuevo mundo", explica Dorantes sobre los hilos que conectan ambas situaciones.
Y aunque la expresividad artística está dando muchos frutos durante estas semanas (las redes sociales han sido testigos de las iniciativas ex profeso en todas las disciplinas), lo cierto es que este disco estaba ya "listo y acabado" antes del estado de alarma debido al coronavirus y su lanzamiento estaba previsto hace más de un mes, subraya Dorantes, pero decidieron pararlo hasta que la situación "se estabilizara".
En concreto, esta epopeya ocupa al sobrino de El Lebrijano desde hace dos años. Fue por encargo de la Bienal de Flamenco de Sevilla que el músico estrenó un esbozo de este proyecto –"los cimientos"– en la clausura de la última cita en 2018, precisamente en el Puerto de Sevilla en una puesta en escena entre contenedores de mercancías donde volvió a poner de manifiesto que la suya es una mirada que busca comprender el mundo desde lo jondo. De aquel encargo al resultado de hoy, "ha habido mucho trabajo, mucha evolución, mucha documentación", subraya. El resultado es una obra en cinco movimientos que se corresponden con las diferentes etapas de la Circunnavegación, más que desde un punto de vista historicista desde una mirada humana: el entusiasmo del origen del viaje, el desasosiego de la ruta, el esplendor de lo desconocido, la extenuación de la muerte y el hallazgo al fin de una nueva ruta de las especias.
"Por su riqueza expresiva, el flamenco puede evocar todo eso que ocurre en un viaje y en la vida y eso era la base de este trabajo. Por ejemplo, los tanguillos de Cádiz, con sus jaleos, que están en Preparativos encajaban perfectamente para describir ese trajín de personas que subían al barco para meter los alimentos, los utensilios que se iban a necesitar para el viaje, esa alegría previa, ese ir y venir de personas en el Puerto de Sevilla y también en el de Sanlúcar. Para la muerte de Magallanes, elegí las seguiriyas, hay un rezo de la tripulación para que todo vaya bien durante el viaje que he metido por alegrías", describe el músico.
En la parte vocal, que en este primer single tiene un peso decisivo y cobra un gran protagonismo en el videoclip que se acaba de estrenar, Dorantes ha contado con un grupo de ex alumnos de la escuela de flamenco de la Fundación Cristina Heeren, Alba Martos, Ana Lorenzo, Antonio Mena, Sebastian Vilches, Cristina Regajo, Elisabeth Nadal, Estefania Salvaterra, Lidia Montero, Marcos Martinez, Marta La Niña, Pedrito Peña y Rosa Linero, que son, a ojos del músico, la cantera que seguirá renovando el cante flamenco de los próximos años. "Son grandes artistas del futuro, con una ilusión enorme", valora.
Con los teatros cerrados y los festivales en suspenso hasta que la vida eche a andar de nuevo, la intención de Dorantes con el lanzamiento de este single en esta semanas en las que "parece que salimos para adelante" es que la música sirva para todo eso que sirve la creación: "para aliviar y dar esperanza y para escapar de lo que se esté viviendo". Como la que sostuvo el ánimo de los marineros embarcados en la epopeya de la Vuelta al mundo hace 500 años.
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